Capítulo undécimo

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Incómoda

- Adelante, Yelena - respondió indiferente Zeke, aunque Pieck, que tenía su rostro a una distancia privilegiada, pudo ver cómo un sutil rubor teñía sus mejillas.

- ¿Me solicitaste?

- Bueno...- el Jefe de Guerra bajó la vista hacia la pequeña periodista - Estaba hablando con Pieck sobre lo bueno que sería tener una reunión con aquellos que apoyan la causa...del Führer - hizo una pausa para medir sus palabras en presencia del extraño muchacho - Como muestra de agradecimiento.

Yelena ladeó un poco la cabeza, en clara señal de confusión.

- ¿Me llamaste para organizar una fiesta? Me ofendes. Supongo que la señorita Pieck tiene tiempo para eso, Zeke.

- Es una reunión. No te ofendas, si no quieres participar lo entenderé. Pero teniendo en cuenta tus contactos, pensé que podíamos atraer a más personas que financien nuestra...misión.

Pieck estaba maravillada con la facilidad con la que mentía Zeke. Deseó poder improvisar de esa manera, sin que se le moviera un pelo.

- Entiendo ¿Estamos cortos de fondos? Podríamos poner a las ratas a trabajar más duro - respondió la rubia con una risita - Oh, lo siento.

Pieck, que no se había movido un milímetro, tenía la vista fija en la mano que Zeke apoyaba en la mesa. Ante la despectiva mención de "las ratas" por parte de Yelena, sus venas parecieron doblar su tamaño; no era tan impasible después de todo, ese comentario había calado profundo.

- Disculpa ¿Te acompaña...? - preguntó pasando por alto el comentario.

- Ah, es Floch Forster, un recluta nuevo.

Ese. Nombre.

- En el fondo de mi cerebro resuena el sucio nombre del bastardo que delató a su familia: Floch Forster - habia dicho el capitán Levi. Involuntariamente, Pieck empezó a darse la vuelta; quería verle la cara a la persona que era capaz de entregar a la familia que le había dado trabajo. Y ahí estaba, un muchacho de pelo cobrizo y rostro inocente. Pero sus ojos rasgados revelaban que seria una molestia difícil de sacarse de encima.

- Si es un recluta nuevo ¿por que lo tienes de mascota? - la voz de Zeke la devolvió a la tierra.

- Te lo contaré...en privado, de ser posible.

Zeke observó a Pieck, que le rogó con la mirada que la dejara irse. Empezaba a sentirse mal, la combinación de presencias indeseables le hizo un nudo en el estómago. Sin embargo, el jefe de guerra hizo caso omiso del tácito pedido.

- Creo que no será posible, Yelena. La señorita Finger tiene mucho trabajo hoy, así que inevitablemente tendrá que oír las razones por las que te acompaña el señor Forster. Pieck, puedes empezar con tus tareas.

Se dirigió al escritorio que compartía con Hange y revolvió un poco los papeles. Genial, ahora tenía que hacer de cuenta que tenia trabajo pendiente, mientras oía disimuladamente la conversación. Se dio cuenta que en realidad apenas había reparado en Yelena, pues tenia en su mente aun fresca la imagen de la mujer con la que su novio la estaba engañando y se dispuso a ignorar su existencia. La observó por unos segundos, mas de los que hubiese deseado, y lo que vio no le gustó, mas allá de que se tratase de Yelena. Se cruzó con los oscuros ojos de la alta rubia y un escalofrío recorrió su espina de punta a punta ¿Como podía el agudo Zeke confiar en alguien que desprendía un aura tan errática y oscura?¿O era eso lo que la volvía un imán para el lado corrupto de Zeke, que aun no salia a flote?

- Pues bien - la sombría expresión de Yelena cambió a una sonrisa hipócrita - Si confías...

- Confío.

Tirano del Tiempo (ZekexPieck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora