7. La pelirroja

24 2 0
                                    

Sentada en la sala de espera del hospital de Castellar, emprendí de nuevo la búsqueda hacia mi móvil. Lo cogí y busqué rápidamente el número de mi madre, ni siquiera podía hacerme una idea de lo preocupada que podría llegar a estar.

Tenía al menos, cinco llamadas perdidas de ella, pero con todo lo que había estado pasando ni siquiera me percaté de aquellas llamadas. Suspiré y comenzó a sonar...

—¡Evelyn! —Comenzó a gritar como nunca antes había podido escucharla, mis ojos se abrieron de espanto —. ¿Estás intentando que me dé un infarto? Te dije que vinieras rápido y lo haces peor... No coges mis llamadas y has hecho que salga de casa para ir a buscarte dejando a tu hermana sola. —Parecía que se encontraba andando pues su respiración se escuchaba agitada.

—¡¿Qué?! —Grité ahora yo, asustada por lo que pudiese pasarle a Lidia —. No... ¡No! Vuelve ahora mismo a casa mamá.

—¿Estás loca? ¿A caso te has ido por ahí con tus amigos dejándonos preocupadas? —Se escuchaba tan enfadada que por unos segundos me alegré de no tenerla justo en frente de mí —. ¡La que tienes que volver ahora mismo a casa eres tú!

—Ha pasado algo mamá... El asesino de Castellar ha vuelto a actuar esta noche. —Suspiré con fastidio —. Por eso no puedes dejar a Lidia sola.

—Pero ¿qué ha pasado? ¿Dónde estás? ¿Te ha hecho algo?

—Estoy en el hospital, pero... —Dije rápidamente antes de que su preocupación aumentara aún más —. No es por mí...

—Entonces...

—Prométeme que vas a volver al chalet, no dejes ni un segundo más sola a Lidia, además tú también estás corriendo peligro andando sola, y estando ese psicópata por ahí.

—Pero... Evelyn vuelve ya, por favor.

—Lo haré en cuanto sepa cómo está Rober.

—¿Rober?

—Era un compañero que iba a mi mismo instituto, cuando iba de camino a casa, me agarró fuerte del brazo, estaba pidiéndome ayuda. Se estaba desangrando mamá...

—Oh dios mío...

—Me dijo que había sido el vampiro de Castellar y que le había mordido... Así que, me quedé con él hasta que llegaron los servicios de emergencia.

—¿Mordido?

—No sé mamá... Tal vez ese asesino se haya tomado en serio su papel de vampiro.

Entonces apareció por una de las puertas de la sala Rebeca, mi tía era enfermera en aquel hospital, así que me puse en pie.

—Acaba de llegar tía Rebeca, luego hablamos y por favor, vuelve al chalet ya. —Colgué.

Me acerqué hasta ella y me recibió con un fuerte abrazo, Rebeca era totalmente diferente a mis padres, su cariño era inigualable y admito que más de una vez he sentido envidia de mi primito Raúl, él siempre ha recibido todos los cariños posibles por parte de sus padres. Ella siempre fue mi tía favorita, casi como una segunda madre para mí...

Posó un delicado beso sobre mi frente.

—Oh... Lyn. —Parpadeó pesadamente —. Menos mal que estás bien.

—Tía Rebeca... —Ahora fui yo quien se aferró a ella —. He pasado tanto miedo.

—No sé qué hubiese hecho si en vez de ese chico la que hubiese venido en ese estado hubieras sido tú... —Apoyó su barbilla encima de mi cabeza. Era obviamente bastante más alta que yo —. No tengas miedo de ese loco, pronto lo cogerán.

El Último Rayo De SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora