El Último Rayo De Sol

2. Inquietud abrumadora

—Por eso, hay que tener cuidado con quien se mantiene el contacto a partir de ahora —Explicó mi padre —. Nunca antes en este pueblo había pasado nada de eso, o por lo menos no de manera tan descarada.

—Ya advertí a Lidia de que también podía tratarse de un asesino en serie —Dije mientras movía un trozo de salchicha de un lado a otro con el tenedor, aunque cuando se lo dije a Lidia yo simplemente lo hice de bromas —. No te preocupes papá —Lo miré a los ojos y le sonreí —. Te prometo que no nos acercaremos a nadie.

A partir de entonces, seguimos comiendo, pero de una manera mucho más incómoda. Desde primera vez en mucho tiempo, no nos sentiríamos seguros en nuestro propio pueblo.

Pasaron algunos días entre piscina, barbacoas, tumbonas y refrescos al sol. Así que, aprovechamos para ir un día todos juntos a la playa y pasarlo lo mejor posible, cuando estábamos de vuelta me dirigí a ducharme y cambiarme en mi habitación.

Me hallaba peinándome delante del espejo de mi habitación, después de aquella ducha reconfortadora, podía sentir como el sueño comenzaba a dominar al resto de mi cuerpo. Notaba mi piel caliente después de haber estado expuesta al sol, y algo colorada, aunque no solía broncearme con rapidez, este año comenzaba a ser algo diferente pues casi todos los días estaba expuesta al sol. Además, estaba comprobado que el sol te proporcionaba melatonina y ésta producía sueño, y yo podía notarlo claramente, mis ojos comenzaban a cerrarse sin permiso. Bostecé y me dirigí hacia la ventana para bajar la persiana.

Como acto involuntario, mis ojos se centraron en la ventana del vecino. Y allí estaba, en la misma ventana que lo pude ver el primer día, no apreciaba con claridad qué se encontraba haciendo en ese momento, pero pude verlo mejor que aquel día. Era un hombre muy alto, de piel clara y parecía ser joven. ¿Y si realmente era un famoso actor? Ahora la intriga me consumiría, pero realmente me parecía una locura, sacudí la cabeza en modo de desacuerdo y justo cuando me disponía a cerrar la persiana mis ojos se encontraron con los de aquel chico, me miró y me vio. Entonces, me asusté y bajé la persiana lo más rápido posible.

Siempre fui una chica introvertida, no me gustaba mostrar los sentimientos, si estaba asustada, intentaría procurar que nadie lo notara, y eso fue lo que hice, no conté nada a nadie y me fui a la cama... Deseaba con toda mi alma, que ese chico no fuese el asesino del pueblo. Si me había pillado espiándole por la ventana, tal vez, se le antojara que yo fuese su próxima víctima.

Al día siguiente, estábamos desayunando unas tostadas con jamón en la cocina mientras veíamos la televisión.

—Siguen encontrándose más cuerpos sin vida en Castellar, un pueblo pequeño, que tiene revolucionados a todos sus habitantes en estos últimos días. —Explicaba una señora rubia en la televisión mientras daba las noticias del día —. La última víctima encontrada, se trata de una chica joven de veinte años, según los forenses, también como el resto de víctimas, ha fallecido desangrada, además la mayoría suelen oscilar sobre esa edad y también del género femenino, se han encontrado pocas víctimas que sean chicos. Se centran en la idea de que debe ser un asesino que disfruta simplemente con hacerlas sufrir hasta que mueren, no hay signos de violación y, por último, siguen sin encontrar pruebas de quién puede ser el causante de todo este caos. —Entonces, prosiguió contando otras noticias.

Mi padre dirigió la mirada hacia nosotras, pero se enfocó más en mí, supongo que por lo que había comentado la mujer sobre ser del género femenino y la edad.

—Por favor, tened cuidado, este chalet está a las afueras del pueblo y hay todavía aún menos personas y, por lo tanto, menos seguridad, es un buen sitio para que ese asesino se aproveche. —Asentí con la cabeza para que no se preocupara —. Mañana vuelvo al trabajo, y probablemente deba quedarme unos días fuera en el mar, hasta que encontremos buen material.