• Capítulo 31 "Sin escape" •

30 2 1
                                    

______.

Luego de unos días al fin pude levantarme de la cama y moverme como antes, nunca pensé decirlo pero extrañaba andar de un lado a otro sin parar; el tiempo que estuve en cama fue aburrido y estresante, si quería moverme aunque fuera un centímetro enseguida ya tenía a Sehun o a mi tía junto a mí. También en el tiempo que Sehun me dejaba sola y se iba a trabajar, aproveché cada segundo libre para dar con el maldito que se atrevió a meterse conmigo y mi vida personal;  mientras mi tía salía o estaba en otro lugar que no fuera estar pegada a mí cada segundo fue de gran ayuda.

—¡Bingo, te tengo! — murmuré sonriendo orgullosa de mí misma y mi intelecto con la tecnología. Admito que recibí un poco de ayuda, y no fue alguien adulto, fue Dorian. Sí, mi sobrino me ayudó pues al final él mismo niño me contó que últimamente ya conocía todos sus dones aunque el que fue de mucha ayuda es el de la hidromancia. El mismo que utilizó para hallar a su tío Stefan y poco después puso en práctica, cada día me sorprende más lo que puede hacer un niño de 6 años casi 7, prometió que no le diría a nadie y lo que no me esperaba era que no pidiera nada a cambio, por lo regular los niños siempre quieren algo pero él es diferente.

Esta misma noche iré a buscar a ese estúpido y lo haré añicos. Va a estar difícil porque burlar a mi tía Linn no es fácil y menos si está pendiente de cualquier movimiento que haga, lo más probable es que tenga que mentirle o escaparme. Busqué en mi armario un atuendo que fuera cómodo y sobre todo me protegiera de todo, encontré un conjunto negro; el pantalón era ajustado y me apretaba un poco pero podía mover mis piernas, la blusa de manga larga acompañada de un tipo corsé en otro tipo de tela más resistente el cual iniciaba en mi pecho y terminaba en V al final. Todo esto era como de látex, no sé en que momento lo compré pero era adecuado para la ocasión; para terminar me puse unas botas 1/4 abajo de las rodillas obviamente negras y con un poco de tacón. Encima de todo esto, un enorme saco de esos que llegan hasta abajo de las rodillas para evitar que vieran mi vestuario.

—¿____ sigues aquí? ¿puedo entrar? — la voz de mi tía se escuchó tras la puerta asustándome un poco.
—Sí, pasa — conteste atando bien las cintas del saco en mi cintura. La figura de mi tía apareció por completo.
—¿Vas a algún lado? — preguntó viéndome de pies a cabeza con cierta incertidumbre.
—¿Por qué lo preguntas? — fue una pregunta tonta sabiendo que mi tía también ve lo que uno piensa, manipula la mente tanto como ella quiera.
—¿No vas a ir a meterte en problemas o sí niña? —cuestionó cruzándose de brazos como diciendo "a mí no me engañas".
—Si ya lo sabes para qué preguntas y para tu información tía, pienso ir sola, adiós — iba a salir del cuarto cuando mi tía se interpone entre la puerta y yo. —Tía, por favor... — pedí suspirando.
—No, no dejaré que vayas sola y menos a cometer una estupidez porque así se le llama a lo que piensas hacer. —dijo tan rápido que no entendí muy bien. —Déjame ir contigo — dijo después de unos segundos.
—¿Qué? ¿Quieres venir conmigo aún cuando dijiste que es una estupidez? — pregunté incrédula. Era raro que ella dijera eso.
Asintió. —Eso dije, déjame ir contigo y así evitó que te hagas más daño. Sé que al final descubriste quién fue el que te dio la verbena y ahora vas en su búsqueda no precisamente para hablar ¿o si? — subestimé demasiado a mi tía esta vez. Mi reacción era épica, estaba en shock por tanta información.
—Esta bien, vamos entonces y ponte ropa más protectora — le aconseje. —Porque a dónde vamos está un poco riesgoso.

*****

Mi tía y yo estábamos escondidas tras un muro de concreto vigilando al sujeto. Esperamos unos minutos a que saliera de su trabajo o lo que fuera, para luego dirigirse a su coche supongo. Fue ahí cuando aparecí delante suyo.

—¿Me recuerdas? Yo creo que sí porque hace poco trataste de matarme ¿no es así? — hablé recargada sobre una columna de concreto. El tipo volteó a verme y cuando sus ojos chocaron con los míos se sorprendió tanto que incluso dejó caer sus llaves.
—¿____ S-salvatore? —tartamudeo al mencionar mi nombre. —C-creí q-que estarías m-mu-... —lo interrumpí.
—¿Muerta? —completé viendo mis uñas. —Lamento decirte que fallaste con tu método, la verbena no es mortal para un vampiro como yo o bueno en general, su única función es la de debilitar. Así que, sólo lograste eso y además... ¡por tu maldita culpa perdí a mi bebé! ¡Estúpido! —dije más alto asustando al tipo aún más de lo que ya podía estar. —Perdón, me alteré. Debo suponer que no actuaste solo ¿o sí? — El tipo negó rápidamente. —Muy bien, ¿quisieras decirme quién te pagó para que lo hicieras? —me acerqué al tipo el cual retrocedió nomás me vio, a velocidad vampírica lo alcancé mientras acomodaba su corbata.
—Me dijeron que no dijera nada y no te lo diré ¡monstruo! — me rocío gas pimienta justo en los ojos y corrió a su camioneta.

Maldije pues esa cosa ardía horrible, tallé mis ojos y éstos quedaron rojos. Mi tía iba a salir pero con una seña le dije que no era el momento. Tomé las llaves que el muy imbécil dejó tiradas y me acerqué hasta su camioneta estando frente a está.

—¿Buscabas esto? — moví las llaves frente a mí al ver que el tipo se movía impaciente buscando lo que yo tenía. —Tus llaves por la información que te pedí, tú decides —sentencie. No supe en que momento alguien me arrebató las llaves para dárselas al conductor, éste de inmediato arrancó la camioneta llevándome en el proceso y lanzándome lejos. —¡Maldición, tía ahora! — grité a lo que mi tía salió.

Comenzó a atacar a todos aquellos que lo hacían, noté que mi víctima estaba por salir del estacionamiento aún conduciendo. Me escabullí entre los demás coches, choqué una parte de mi cuerpo contra el costado del vehículo lanzándolo por los aires con todo y personas dentro. La camioneta dio varios giros hasta quedar boca abajo, arranque con mi fuerza la puerta del conductor, tan grande fue mi sorpresa cuando éste se me lanza encima convertido en licántropo pero era un licántropo distinto, no tenía el hocico como los demás, al contrario esté era más pequeño aún. Inmediatamente coloque mis piernas como una barrera impidiendo que me mordiera la cara, mis colmillos y uñas habían aparecido al igual que mis ojos cambiaron de café a negro.

El maldito animal aún estaba contra mi cara a la vez que manoteaba, en una ocasión sus malditas uñas rasguñaron un costado de mi abdomen provocando un dolor intenso. Tomé impulso y con mis piernas lo aventé lejos de mí, apenas me dio tiempo de levantarme cuando éste de nuevo se avienta encima de mí, de una patada en su abdomen lo quité cayendo unos pasos de dónde yo estaba; se puso de pie y nuevamente venía contra mí así que le di un rodillazo en el abdomen acompañado de un pequeño salto, con mis puños golpeé en su rostro –si es que eso era un rostro– logrando que se tambaleara en su lugar. Como mi paciencia ya estaba en su límite, lo tomé por el cuello levantandolo del piso para luego dejarlo caer encima de un coche,  aún manoteando lo inmovilice sin soltarlo y apretando más su cuello.

—¿Me dirás porqué lo hiciste? — me acerqué a su oído. El licántropo seguía dando manotazos al aire, rasguñó mi mejilla derecha. —¿No? Bueno, supongo que este es tu fin — sonreí maliciosa.

Aún estando el licántropo encima del auto cuyo espejo estaba hecho añicos, arranqué un pedazo de su garganta y el tipo volvía a su forma humana sólo que más demacrada mientras moría lentamente.

—¿____ estás bien? — mi tía se dejó caer a un lado mío pues levitaba gracias a su magia.
—Estoy bien ¿tú lo estás? — le pregunté revisando su cara y cuerpo.
—Si, oye, eso fue intenso — dijo respirando agitadamente. —Nunca había peleado tanto así y sólo con una persona —mostró su índice, se sujetaba de las rodillas mientras recuperaba el aliento.
—Lo bueno es que ya pasó todo, ¿nos vamos? — dije poniendo mi mano en su espalda.

Mi tía asintió en respuesta y caminamos a la salida, viendo la camioneta volteada y echa un desastre además de los cuerpos sin vida. Decidí quemarlos para deshacernos de ellos y sobre la camioneta mi tía la desapareció también.

—Me impresionó como aventaste la camioneta sin un rasguñó y sólo chocando contra ella — comentó. —Vaya que eres super fuerte, sobrina mía — me dio un empujón jugando.
—¿Acaso es un halago? — pregunté riendo.
—Tómalo como uno, pero si, es un halago — respondió ella sonriendo.
—En ese caso, gracias — agradecí.

Nuestras caras estaban sucias por el polvo que se nos pegó de tanto desastre, los rasguños de mi cara y abdomen ya estaban desapareciendo por suerte, aunque tarde o temprano Sehun deberá enterarse de hoy;  me duele el haberle mentido y estoy segura de que se pondrá furioso cuando lo sepa y se enojé conmigo pero prefiero que esté enojado y vivo que contento y muerto.

Always & Forever [Blood Segunda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora