The End II

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Lucrecia caminaba por las calles de New York, le encantaba ir de vacaciones en aquellas fechas tanto cerca de Halloween como de Navidad por que podia ver decoraciones haciendo que su viaje se alegrara un poco mas por que le fascinaba aquellas fechas sobretodo navidad, por que era de las pocas veces que su familia se reunía olvidandose de las ocupaciones de cada uno y tratar de ser una familia normal aunque eran mas una familia disfuncional tratando de unir todas las partes rotas.

La brisa chocaba suavemente en su cara dandole un toque aun mas rosado a sus mejillas. Llevaba dos dias allí se quedaba en la casa de una amiga de la infancia y debia de ser sincera no estaba en aquella ciudad solo para tomarse un respiro sino por aquel chico de orbes castaños que tenia un poco mas de un año sin ver. Ella misma le había dicho que no le amaba y el lucho pero no consiguió nada, durante el paso de los meses comprendió que no se trataba de que había dejado de amarle sino que ella había cambiado al igual que sus intereses. Cuando todo aquello comenzó lo único que le importaba era vivir el momento, sin embargo ahora que estaba a mediados de sus 20 sentía que debía realizar todos sus sueños ahora que podia...Su ambición fue mayor haciendo que el amor quedara en segundo plano, pero ahora que tenia todo el prestigio y ya su marca establecida se sentía vacía. Por mas que trato de llenarse de cosas materiales y de salir con otras personas ninguno le hizo sentir nada, su corazón ya estaba ocupado.

Volvió a tomar su movil verificando así que estaba en la dirección correcta por que aquel lugar no era lo suficientemente lujoso, sino mas bien era clase media y una llena de color por que el ambiente era bastante alegre, veía gente por todas partes algunos como si el frío que comenzaba hacer no les importara por que estaban tomando cerveza muy tranquilos, unos niños jugando en la acera y un grupo de jóvenes conversando a la vez que escuchaban música. Aunque no le sorprendía en lo absoluto, aquello era lo que le gustaba al chico que todo a su alrededor tuviera movimiento, su personalidad no iba bien con la de los ricos por eso tantas veces tanto el como su padre discutieron.

Al estar segura que aquel era el edificio, subió con paso tenue puesto que tenia nervios...Si, Lucrecia Montesinos no le daba miedo presentar su colección en las pasarelas pero saber que lo tendría frente hacia que sus manos sudaran y flaquear sus piernas. Por suerte el chico vivía en un tercer piso así que no tardo en estar al frente de la puerta 3b. No lo penso, toco varias veces y no tardo en abrirse la puerta mostrando un Valerio con el pelo mas corto, con una barba que apenas empezaba a salir pero igual de guapo.

Acabo con aquel silencio -¿Puedo pasar?- cuestionó y el chico se hizo a un lado dejándole entrar a su departamento el cual la chica observo de manera rápida, se notaba que el había decorado aquel lugar -¿Que haces aquí Lu?- fue lo primero que salió de los labios del chico mientras la chica dejaba su bolso en el mueble y miraba aquella foto colgada en una esquina, estaban los tres. El, ella y su perrita Luna -Sabes, Luna te extraña- comento dejando de mirar la foto y observándole a el.

-Solo viniste por eso, sabes estoy algo ocupado como para atenderte- aquello salió algo borde y tampoco era que le importaba como hubiera salido haciendo la chica sonreír, se acerco a el y acaricio su mejilla -No creo que estes tan ocupado como para no atenderme- comento mirándole directamente a los ojos y lo que vio allí no lo pudo soportar, agacho la cabeza. El corazón de Lu latía a mil por hora y tenerle tan cerca no ayudaba, tenia ganas de llorar pero se aguanto.

Trato de olvidarle pero nada funciono u teniéndole allí frente a ella fue que comprendió que le extrañaba mucho mas de lo que pensaba -¿Enserio crees que estoy a tu disposición?- quito la mano de la chica y su mirada se endureció no entendía que hacia allí luego de tanto tiempo pero no tardo mucho el saber el por que de aquella visita repentina. La chica tomo todo el aire que pudo en sus pulmones y se relamió los labios los sentía resecos -Te extraño- confeso con cierto tono lastimero. Se alejo y le dio la espalda no podia con aquella mirada dura aquella era una que nunca antes le había dado -Solo quiero saber si no es tarde para nosotros- justo allí dejo salir sus lagrimas por que el chico no podia verle pero no permitió que estas llegaran al final de su rostro por que las limpio de manera rápida.

Volvió a estar frente a el y lo noto confundido sin comprender, como no dijo nada prosiguió -Soy egoísta, lo reconozco- dio unos pasos hacia el aunque todavía no los suficientes para invadir su espacio personal -Pero para mi al final eres tu, siempre serás tu- un sollozo se hizo presente por que se moría de miedo de que hubiera llegado tarde, que aquel corazón que alguna vez le perteneció estuviera ocupado por otra persona y si era asi debía aceptarlo por que era su culpa.

-Luego de un año, vienes aqui con esto- el chico estaba cansado de siempre tener que luchar por algo que al parecer no tenia futuro -Yo no soy un objeto al que puedes quitar y poner cuando te plazca- iba a continuar con su pequeño discurso cuando fue interrumpido -Me olvidaste-. Una sonrisa triste apareció en el rostro de la joven, ya no quería no podia estar allí así que fue hacia donde había dejado su bolso, cuando justo estuvo por pasar a su lado paro en seco y beso su mejilla -Escuhame bien Valerio, quizás te cansaste de luchar pero yo no-.  Ella iba a luchar por los dos el siempre lo había hecho y esa vez seria ella quien lo hiciera, se le hacia justo por que ella había jodido todo. 

Volvió a caminar hacia la puerta y allí antes de salir soltó lo siguiente -Sabes que siempre obtengo lo que quiero y te quiero a ti- el le miro y ella le dedico una sonrisa la mas sincera de todas las que tenia, para verle desaparecer poco después. El sonrió por que sabia que estarían juntos de nuevo, así como para ella siempre fue el, de la misma manera para el siempre seria ella, pero iba a disfrutar todo lo que pudiera de aquella nueva faceta de Lucrecia una que no conocía y se moría por conocer.

One shot - ValuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora