Pinocchio

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Estaba en aquella sala sentada correctamente y con una ligera sonrisa en sus labios, como si estar allí le agradara a pesar de que fuera su propia casa. Todo era tan falso desde los senos de su madre hasta aquella relación estupida que tenia Valerio con Carla, la cual hizo feliz a sus padres por que por fin la oveja negra hacia algo que socialmente era bien aceptado y que ayudaría a los negocios de su padre con el marqués.

Ella había decidido que aquello sucediera por que había vuelto con Guzman a pesar de lo de Nadia y esa vez el chico no se quedo allí esperando que ella viera que su relación no tenia futuro sino mas bien hizo lo mismo que ella, hacerse la ciega y ocultar aquel sentimiento prohibido para ellos. Se paro del sillón y fue a servirse un trago, necesitaba algo mas fuerte ademas de quitar de su vista aquella pareja hecha por el mismo infierno, su mejor amiga y su hermano. Se quedo allí en el bar un rato a espalda del resto el cual les escuchaba charlar de manera amistosa cosa que la enfermaba aun mas tanta falsedad junta. Se tomo aquel primer trago de forma rápida al principio sintió como aquel fuerte Whisky le quemaba la garganta sin embargo lo aguanto y segundos después estaba no soportándolo sino disfrutando de aquel buen trago.

El escuchar la risa de Carla le hirvió la sangre aquella maldita rubia le estaba quitando lo que le pertenecía y no hablaba del protagonismo en esa noche sino mas bien de su medio hermano, nunca antes había sentido como el chileno se le escapaba de entre los dedos y por mas que tratara no podia detenerle. No podia soportar mas el escucharle y con vaso en mano fue hacia el estudio de su padre era la única forma de dejar de escucharle sin tener que cruzar el bar y la sala, al entrar fue hasta el pequeño mini bar tomando la botella al instante y tomando asiento en la gran silla del embajador mexicano.

Lleno su vaso para luego quitar aquella estupida tiara la cual no le pertenecía por que no era de la realeza ni mucho menos una princesa sino Pinocchio. Una mentirosa que se había creído sus mentiras por que era mucho mejor que afrontar aquella realidad de mierda asi que cada vez que mentía sonreía para hacer mas creíble la nueva historia, así que si tenia que comprarse debía ser con Pinocchio y en vez de una tiara debería de tener una enorme nariz. -Lu, ¿que te pasa?- aquel fue Valerio haciendo entrada al estudio haciendo que la chica le mirará de inmediato -Solo disfruto de la soledad- comentó mientras agitaba el vaso para luego tomar un sorbo, se paro de su asiento y lentamente se acerco al chico. Cuando estuvo frente a el con una sonrisa triste dijo -Tanto que te quejaste de nosotros los hipócritas y clasistas, pero te convertiste en uno muy fácilmente- había cierto deje de reproche por que sabia que poco a poco iba a desaparecer aquel Valerio liberal, impulsivo pero sobretodo autentico para volverse uno mas del montón -No soy hipócrita, solo hago lo correcto Lucrecia- le miro directo a los ojos de forma seria para luego susurrar -Te dije que si volvías con Guzman yo no iba a luchar mas- susurro aquello haciendo que Lucrecia por primera vez en mucho tiempo quisiera mostrarse realmente no aquella Lu altiva, sino una que estaba sufriendo por amor así que su mirada cambio de una fría a una mas suave y a la misma vez mostrando el desespero que sentía por que ella sabia que todo aquello era su culpa - Cometí un error cuando te dije que solo eras mi hermano por que ambos sabemos que nunca lo serás- no pudo mas y le beso necesitaba tenerlo cerca y sentir que no todo estaba perdido así que aquel beso no era lento, ni mucho menos suave sino apresurado, no solo sus labios se movían sino sus lenguas también. Ella reclamaba lo que era suyo y ambos se perdieron en aquel momento olvidando de nuevo quienes eran, donde se encontraban y convirtiéndose en aquellos amantes los cuales a pesar de luchar contra aquel sentimiento no podían negar que estaba allí agazapado, dispuesto a volver a flote con cualquier mínimo intento.

Escucharon el sonido de unos tacones acercarse y detuvieron el beso sin embargo la mexicana no se alejo, sino mas bien se quedo allí tan cerca del chileno haciendo que el chico estuviera sorprendido por su reacción ya que ella era siempre la que huía, poniendo distancia, pero lo que no sabia era que Lu deseaba ser descubierta y así acabar con aquella farsa que le pesaba -¡Lu!-dijo alarmado por que los pasos se escuchaban cada vez mas cerca y al ver la cara del chico asustado, ella solo se limito a sonreír y deposito un casto beso para luego alejarse justo a tiempo por que la puerta se abrió mostrando a una española sonriente entrando por la puerta.

-¿Que pasa chicos?, ya les extrañamos todos en la sala- cuestiono la rubia mientras tomaba del brazo de Valerio a lo que Lu volvió a tomar asiento mientras de nuevo de forma rápida aquella mascara fue puesta ocultando sus sentimientos y sin darse cuenta su mirada se volvió fría -No pasa nada, sabes lo aburrido que es escucharles hablar de negocios- respondió con una ligera sonrisa la cual la rubia imito haciéndole saber que se había creído la mentira -Lo se- comento Carla a la vez que miraba a Valerio y le sonreía haciendo arder el interior de Lucrecia sin embargo no mostró ni una pizca de lo que realmente le pasaba -Vamos- dijo la chica y tomando de la mano al chileno salió del estudio  ante la atenta mirada de la mexicana.

Estaba acostumbrada a mentir de forma descarada y a no ser descubierta, controlaba tanto sus expresiones faciales como su postura así que cualquier cosa que dijera debían de creerle y hasta para ella a veces era difícil por que las creía, por que en momentos no le era fácil reconocer a la Lu verdadera de aquella que había creado para poder sobrevivir en aquella sociedad. Paso varias veces la mano por su pelo acomodándolo y tomo lo que quedaba de aquel vaso para luego pararse del asiento aunque no sin antes, coger aquella tiara y ponerla en el lugar donde antes había estado...Era hora de volver hacer Pinocchio.

One shot - ValuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora