•Alice•
No tengo ni la menor idea de cuántos días he estado en esta incómoda cama de hospital, monitoreada las veinticuatro horas del día.
Sólo puedo comerme mentalmente mis preocupaciones, ansiedades y tormentos, porque tengo visitas todo el tiempo.
—Muchas gracias —dijo mi tía Magda a la chica que repartía la comida a los pacientes—. Mira... Es un sándwich vegano, un puré de manzana, galleta de vainilla y un jugo de naranja.
—Un manjar —le contesté con ironía.
—Al menos hoy si vas a comer —me miró de manera acusadora.
—Tu viste con tus propios ojos como se me antojó esa sopa de verduras y nada que entró en mi estómago —pusó la charola de plástico en la mesita corrediza y la acercó a mí.
—Buenos días —entró de nuevo el joven médico—. Oh, lo siento. Regreso después.
—No doctor, pasé —alejé la mesita de mí para que pudiera revisarme.
—Pero estás desayunando.
—Todavía no se que es lo que voy a tratar de comer —él me miró confundido, quizás la doctora del turno nocturno, no le había dado el reporte aún.
[O a eso es lo que viene, Alice]
—¿Y cómo te has sentido? —checó los monitores y escribió algo en las hojas que tenía sobre la tabla de madera.
—Bien. Nada más que ahora sí tengo ganas probar bocado.
—Esperemos que puedas, niña —mi tía levantó ambos pulgares.
Al médico le causó un poco de gracia y luego de revisar a detalle los informes de la noche, me miró extrañado.
—¿Y qué tanto a disminuido el dolor de espalda que tenías? —lo miré confundida, mientras trataba de recordar en qué momento le dije a la doctora sobre ese dolor—. Bueno. Para eso solo tenemos una solución... Caminar un poco, aunque sean cinco o diez minutos. ¿Podemos hacerlo? —me giré para mirar la cara divertida de mi tía.
—¿Caminar?. ¿Con está hiper panza que tengo ahora? —asintió escribiéndolo en la tabla.
—El estar mucho tiempo en reposo y más en tu estado de embarazo, hace que acumules más líquidos en el cuerpo.
—¿Cómo es eso posible si hago pipí cada diez minutos?.
Soltó una leve risita.
—El día de hoy solo te tengo a ti como paciente, así que, ¿Por qué no vamos ahora?.
Mi tía Magda se convirtió en una dura piedra y me hizo obedecer las órdenes del médico.
Tomó casi diez minutos arreglarme para salir de la mísera habitación, además del esfuerzo sobre humano que estaba empleando para hacer tareas tan simples como subirme los calzones.
—¿Y la grúa? —pregunté aferrándome al marco de la puerta.
—¿Para que querrías una grúa, Alice? —el médico sacó los monitores primero con ayuda de Antón, quien llegó para ayudarme a poner las pantuflas de jirafa que mi tía tenía en el hoyo negro que ella llama bolsa.
—Para que me ayude a cargar la panza —me costaba respirar, pero pronto apareció mi ángel de la guarda, Paulo, con un tanque de oxígeno en una maleta.
—Buenas días, ¿Cómo están señoritas? —el médico me ofreció de nuevo su delgado brazo para poder avanzar hasta Paulo.
—Muy bien, hijo —le contestó mi tía por mí, yo me limité a levantar los pulgares—. ¿Y tú?. ¿Qué te dijo Keyla por qué no habías ido en unos días?.
![](https://img.wattpad.com/cover/45251012-288-k383139.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Embarazada De Mi Mejor Amigo
Подростковая литератураAlice: ¡Adrián! Estoy embarazada. Adrián: ¿Qué?. ¡Dime que es una broma pesada! Alice: No es una broma, carajo. ¡Por una vez en tu vida toma las cosas con seriedad, Adrián! Adrián: Lo siento... Alice... Yo... E.D.M.M.A. [En edición constante] Inicio...