Embarazada De Mi Mejor Amigo

Lo mejor

•Alice•

~Dos semanas después de la llegada de la carta de Adrián~

—¿Hombre o mujer? —susurre sin prestar atención a mi alrededor.

—¿Qué? —Emma apareció de la nada con dos vasos de jugo de durazno y una mamila con jugo de mango.

—Estaba pensando en los nombres para las bebés —le dirigí una rápida sonrisa y se sentó a mi lado derecho en la mesa del patio.

—¿Pero por qué hombre o mujer?. ¿Quieres cambiar a una de ellas por un niño? —lo miré con incredulidad.

—Vaya que no me conoces —Charlotte empezó a balbucear desde el porta bebé encima de la mesa, protestando el porque todavía no le daban la mamila con su jugo.

—Uy perdón —Emma la cargó y le dió su mamila—. Parece que nada de lo que hago hoy, les parece —Charlotte se rió y Emmanuel se indigno.

—Es que no sé si recuerdes que desde siempre he querido nombrar a alguna de mis hijas con un nombre de niño —me miró con autosuficiencia.

—Lo sé... Porque a nuestro hija hija falsa querías ponerle Horacio —negué con una amplia sonrisa en el rostro.

—Eso era antes... Ahora ya lo pensé mejor —me mordí el labio superior, un tic que tengo cuando digo alguna mentira.

—¿Y cómo piensas llamarlas? —no entendí en que momento sucedió, pero siete pares de ojos me están mirando con ilusión.

—¡Qué hermoso!. ¿Ya decidiste los nombres? —chilló Agatha.

—No sean chismosos —me burlé cuando me levanté de la silla para saludarlos a todos y de paso notar una vibra rara entre Agatha y Paulo.

—No te lo digo como doctora, Alice. Te lo digo como amiga. ¿Por qué no has ido a tu chequeo? —Keyla se sentó frente a Paulo que se sentó a mi lado izquierdo.

—He tendió muchas cosas que hacer, sobre mi trabajo, las cosas de las niñas, el departamento... —las palabras se me escurrieron de la boca como agua en una cascada.

—¿Departamento?  —preguntó Tom frente a mí—. ¿Qué no es lo que nos estás diciendo, querida?.

Me mordí el interior del labio inferior y decidí soltar la lengua completamente.

—Hace unas semanas recibí una carta de Adri...

—¡¿Qué?! —todos gritaron al mismo tiempo, logrando asustar a Charlotte.

—¿Desde hace cuánto? —Mery dejó de beber de mi vaso de jugo para mirarme espantada.

—Hace unas dos semanas, aproximadamente...

—¿Y por qué no nos dijiste nada? —Emma estaba tratando de calmar a Charlotte.

—No le di importancia porque tú estas conmigo todo el tiempo... Pero de todas maneras se lo comenté a mi papá y decidió que antes o después de que las niñas nazcan me iría a vivir a un departamento que compró. Qué está a una hora de aquí y veinte minutos de la clínica de Keyla y Paulo —me sentía mal. A ninguno le había parecido ninguna de las verdades... Pero que más se le va a hacer, las verdades están diseñadas para desagradar a las personas, es su único propósito.

—¿Y no crees que es peligroso? —aportó Keyla.

—¿Qué decía la carta de Adrián? —cuestionó Mery.

—¿En verdad te vas a ir? —preguntó Tom con miedo.

—¿Por qué no me dijiste nada? —Emmanuel estaba decepcionado, en parte lo entendía, pero en la otra no... ¿Qué demonios está pasando con nosotros?.