Embarazada De Mi Mejor Amigo

Hermosa Sorpresa En El Peor Momento

La culpa había tomado el cuerpo completo de Adrián después de tres días sin saber el paradero de Alice y Charlotte. Pero ahora que ya habían pasado quince días completos, sin encontrar ninguna pista; la depresión lo hundió fuertemente en el alcohol.

—¿Dónde están? —lloraba Adrián por las noches abrazando una mantita gris de Charlotte y el pijama favorito de Alice, roseado con un poco de perfume—. ¡Perdónenme!. ¡Por favor perdónenme!.

Paola y sus hijos tenían que soportar al ahora melancólico y violento Adrián, que sólo salía de casa por las mañanas a embriagarse y justo antes del anochecer regresaba para hundirse en sus lágrimas y su miseria.

—Esto no es vida para ti, Adrián —Paola lo cubrió con una manta beige y con una gran pena ajena, se dirigió a su habitación. Justo apenas estaba por empezar el día dieciséis sin ellas.

*

—¡Por fin se ha llegado el día! —chilla Agatha abrazando fuertemente a Alice. Quien apenas acaba de salir al patio, donde todos estaban comiendo una botana saludable.

—¿Día de que? —preguntó con inocencia.

Tom está vestido con unos vaqueros y una sudadera rosa, que combinaba con el overol que Magda le compró a Charlotte. En cambio Emmanuel y Mery vestían de manera idéntica; un bermuda azul marino y una camiseta blanca y ligera con cuello en v. Las más extravagantes parecian ser Magda, Agatha y Alice. Magda tenía puesto un conjunto de blusa y falda tubo verde esmeralda, acompañado con unas pantuflas blancas nuevas.
El estilo de Agatha era un poco más juvenil que el de Magda, pero no dejaba de lado la elegancia que siempre la distinguía entre la multitud. Unos pantalones de olgados de color marfil y rayas cafés. Una camiseta blanca sencilla y un saco ligero de color rojo.
En cambio Alice había elegido ponerse un vestido de seda morado, que le llegaba arriba de la rodilla, junto con unos tenis y un saco de lana blanco que Mandy le había regalado por navidad el año anterior.

—El día que quizás sepamos si es una nena o un nene —se apresuró a decir Mery.

>>Hoy cumples cuatro meses de embarazo, tonta<<

—Que rápido pasa el tiempo —susurró para sí misma.

—Al parecer todos estamos demasiado emocionados… Aún no sabemos si se dejará ver —aclaró Agatha—. Algunas veces son muy caprichosos —le acarició la barriga abultada a Alice.

—Esperemos que no sea caprichoso —Magda se levantó de su silla y caminó hasta quedar frente a Alice—. No hagas nada tonto, mi niña —le dió un beso en la frente y se adentró en la casa.

—¿Les parece si nos vamos? —habló Emmanuel quitándole a Tom la bebé.

—Vaya que les urge saber, chismosos —se rió Alice tomando la bolsa con las cosas de Charlotte y su registro de embarazo.

El camino de la casa a la clínica fue de casi una hora. No por el tráfico, sino que la distancia era absurda; pero ese era el punto que todos acordaron para poder llevar a Alice al ginecólogo.

La clínica no era necesariamente extravagante, o llena de anuncios, sólo una hermosa casa moderna de dos pisos, decorada con plantas colgantes y pintada de un alegre color naranja.

—Pensé que se tardarían más.

Un chico de estatura media, ojos claros rasgados, cara pequeña, cuerpo atlético y vestido todo de blanco como el enfermero que es. Los esperaba a todos en la entrada de la clínica.

—¿Me extrañaste? —Agatha se apresuró a caminar hasta él y le plantó un buen beso.

—¡Pasen! —gritó una voz chillona desde el segundo piso.