Un ninja de la Arena

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Tierra del Viento – Pequeña aldea civil

Cerca de las dos de la mañana, Temari estaba durmiendo en su cama hasta que de forma inconsciente se dio cuenta de que se encontraba sola en la cama, fue en ese momento que sus ojos se abrieron de golpe, se sentó y comenzó a inspeccionar la habitación, se preocupó cuando vio la puerta abierta al balcón con la brisa que fluía por la cortina hacia adentro, de inmediato se levantó de la cama pensando que su amigo rubio había huido, corrió al balcón solo para verlo sentado en la barandilla del balcón leyendo una carta a la luz de la luna, soltó un suspiro de alivio, regreso a la habitación por un segundo, solo para volver a salir envuelta en una manta, mientras se sentaba al lado del rubio.

- Lo siento, ¿te desperté? – pregunto Naruto con una pequeña sonrisa de disculpa y vio a la rubia negar con la cabeza.

- No, solo estaba preocupada, ya que por un momento no supe ha donde habías ido – respondió Temari con calma – ¿Qué estás haciendo aquí afuera en el frio de la noche? ¿De quién es esa carta que estas leyendo? – pregunto con curiosidad, mientas lo envolvió en la manta recargando un poco su cabeza en su hombro, mientras se deslizaba más cerca de él.

- Es de mis padres, lo único que dejaron escrito específicamente para mí, sus últimas palabras, la leí todas las noches durante los últimos seis meses, ya que no había nadie con quién hablar, era la única forma en conectarme con ellos – respondió con tranquilidad, sintiendo como la rubia envolvía un brazo alrededor de su cintura y se acercaba más a él.

- Debieron haber sido grandes personas – comento en un susurro con una pequeña sonrisa mientras él también envolvía su brazo alrededor de su cintura, y viendo como cerraba la carta y luego la sellaba.

- Temari, ¿Por qué está siendo tan amable conmigo? ¿Qué es lo que quieres? – pregunto en un tono vulnerable sintiendo como ella apoyaba su cabeza en su hombro casi como si se estuviera acurrucando.

- Quiero ayudarte Naruto, tal como tú me ayudaste – respondió en un susurro y sintiendo su confusión, continuo – esa vez, cuando luchaste contra Gaara en el bosque, pensé que todo había terminado, ya que nadie que se haya enfrentado a mi hermano en plena posesión de su Biju ha sobrevivido, excepto mi padre, que tenía el Kekkei Genkai del Tercer Kazekage para someterlo, pero luego viniste a patearle el trasero e hiciste algo que nunca hubiera imaginado posible, tomaste lo mejor de Gaara y le perdonaste la vida y salvaste la mayor parte de tu aldea y la mía, tuviste piedad de mi hermanito ya que te diste cuenta de que como tú, sufrió dolor y lo cambiaste – explico acurrucándose más en el hombro del rubio, disfrutando de la sensación cálida que emanaba de su cuerpo, que la protegía de los suaves, pero helados vientos de la noche – no sabes cuánto has cambiado a Gaara, ya no mata innecesariamente y reprime los impulsos de su Biju, los aldeanos y shinobis seguían recelosos de él al principio, pero a lo largo de los meses vieron como no mataba y como siempre ayudaba y protegía a sus compañeros de equipo en las misiones, empezaron a respetarlo, desde que lucho contra ti, él ha sido el hermanito pequeño que siempre quise, no sabes cuánto significa eso para mí – termino de decir mientras luchaba contra las lágrimas de felicidad que se acumulan en sus ojos.

Naruto frotaba el brazo de la rubia para calmarla. Estaba sorprendido de haber cambiado tanto a Gaara y feliz de que su amigo ahora tuviera el respeto de su Aldea a diferencia de él, sonrió con tristeza, deseando que su pueblo hubiera tolerado su existencia al menos.

- Me alegro de haberte ayudado Temari, aunque no creo que haya hecho mucho o algo tan grandioso como tu di... - fue interrumpido cuando la rubia puso sus dedos sobre sus labios, para luego sonreírle.

Flor del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora