Cambios y decisiones

11.9K 472 158
                                    




Aldea Oculta Entre las Hojas – Tres años después

Torre Hokage – Oficina del Hokage

Sentada en la silla Hokage, reposaba una muy molesta y cansada Tsunade, revisaba algunos una cantidad considerable de papeleo, aunque era una cantidad muy mínima en comparación a cuando recién tomo el puesto, tenía anillos negros debajo de sus ojos debido a la falta de sueño por causa del estrés y la depresión que lentamente comenzaron a devorarla en los últimos años. De todos en la Aldea, fue ella quien había sido más golpeada con el destierro de su rubio idiota, un idiota con una sonrisa tan cálida y llena de esperanza que extraño todos los días a todas horas, aun contra las protestas de su única aprendiz, volvió a sumergir sus penas en el sake, una solución que para su creciente molestia, fue solo un alivio temporal, pues el dolor que sentía era aún más grande que cuando perdió a Nawaki y Dan, era un dolor completamente diferente, mientras que con ellos, sus muertes fueron inesperadas y fuera de su control, que incluso con sus conocimientos actuales en medicina, no los hubiera podido salvar, pero murieron felices de luchar por sus sueños, llego a esa conclusión gracias a Naruto, y eso era lo que le generaba tanto dolor, pues con el rubio, pudo haber hecho algo, pudo haber evitado su destierro, pero no, fue impotente e inútil, no lo mato, pero le arranco sus sueños y esperanzas y lo mando solo a un mundo lleno de lobos para que muriera, eso era lo diferente, eso era un dolor tan profundo en su corazón que no había suficiente sake en el mundo como para olvidarlo.

Había tratado inútilmente de cambiar la opinión del consejo, o con lo menos al lado shinobi que tenía más peso, pero seguían firmes en su decisión junto con el apoyo del Daimyo, donde este último tenía el poder de revocar la decisión sobre el destierro de Naruto en su totalidad, pero supuso que no quería meter sus manos en una situación tan trivial, pues nunca respondió a ninguna de sus cartas.

- Lady Tsunade, se ha llamado a una junta del consejo – informo Shizune con su mascota en sus brazos, sacando de sus pensamientos a su maestra.

- ¿Quiénes fueron los idiotas que llaman a una junta sin mi autorización? – pregunto Tsunade con el ceño fruncido en molestia.

- Los ancianos mi Lady – respondió Shizune con enojo, pues odiaba a esos miserables por lo que le hicieron a su pobre hermanito en todo menos sangre.

Tsunade apretó los dientes con enojo y se levantó de su silla y se dirigió a la cámara del consejo seguida de su aprendiz, odiaba a todos en el consejo pero sobre todo a esas estúpidas momias, mientras que el sonido fuerte de su caminar era escuchado por los pasillos, no pudo evitar recordar todo lo que había cambiado en los últimos años, pues aunque una vez más quería abandonar su maldita Aldea natal que solo le había traído dolor, se quedó, solo por proteger el sueño de su hermanito, su amado y su rubio idiota, con la esperanza de algún día, poder traer de vuelta a este último. Lo primero que hizo fue atacar a quien más odiaba, a ese maldito lisiado, destruyo de pies a cabeza toda su repugnante organización Raíz y lo hizo personalmente con ayuda de algunos Jonin y Anbu, podía ser la organización fría y metódica que cualquier Aldea necesitara pero gracias a los registros de su sensei y predecesor en el puesto Hokage, logro encontrar que dicha organización conspiraba incluso contra la Hoja y con esa información, podía hacerla añicos sin protesta de nadie y como defensa por la Aldea, sonrió cuando ese estúpido de Danzo intento protestar, pudo haber sido un gran shinobi en su tiempo, pero aun en su mejor momento no era rival para ella, una Sannin, cuando ya había destruido prácticamente toda la base subterránea a sus espaldas, justo como él lo hizo cuando fue a buscar al Daimyo para el destierro de su rubio, fue casi poético, y disfruto cada segundo de la expresión de furia, molestia y miedo en el rostro del lisiado, muchos Anbu Raíz nunca volvieron a ver la luz del día por ir en contra de su palabra, la Hokage, pero personalmente no le importo mancharse las manos de sangre una vez más.

Flor del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora