Desiertos del País del Viento
Las grandes dunas de arena que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, el fuerte sol sobre su cabeza intentando confundir a cualquier persona que no tuviera lo necesario para poder soportar un viaje tan largo hasta la Aldea de la Arena era exactamente lo que estaba viviendo Iruka Omino.
Cualquier persona común se abría rendido hace ya muchas horas atrás, pues atravesar kilómetros de desierto, que en cada paso que se daba, solo aumentaba el cansancio y el calor, dejando a cualquier persona común en un estado deplorable y soportar todo eso para solo para llegar a una Aldea era simplemente ridículo.
Pero Iruka no era cualquier persona, era un ninja de la Hoja perfectamente entrenado, un Chunin en todo su derecho y un poco de clima árido no era suficiente para frenarlo. Y menos cuando al fin, después de tantos años, tenía una respuesta sobre donde se encontraba su estudiante más molesto, estúpido, bromista, pero sobre todo eso, el alumno al cual llego a apreciar como a un hermano.
Era tan irreal y a la vez tan esperanzador, pues muchas noches fue atormentado con pesadillas ante la idea de que ese pequeño tonto al que vio crecer durante la academia hubiera muerto solo, en un rincón sin nadie que llorara su muerte. Pero ahora, ahora todo era diferente, pues solo necesito unas cuantas palabras en un papel para que esas pesadillas se detuvieran.
Flashback
Recostado en la cama de su pequeño pero como apartamento, se encontraba Iruka con las manos detrás de su cabeza contemplando en meditación su techo. Hoy fue un día verdaderamente pesado en la academia y aunque apenas estaba anocheciendo, ya estaba deseando poder quedarse dormido.
En los últimos años, las cosas no fueron lo mismo sin Naruto. Todo era demasiado calmado y sombrío sobre la Aldea. Especial al simplemente recordar cómo fue que su estudiante favorito fue desterrado. Cuando se enteró, corrió en dirección a la torre Hokage para, de algún modo evitarlo. Pero fue demasiado tarde, Naruto se había ido y la Hokage solo se derrumbó en llanto frente a él, mientras él mismo estaba igual de destrozado.
Paso años recolectando información con los chicos de la generación del rubio que le tenían aprecio para poder encontrarlo o al menos una pista de su paradero y posteriormente informarle al Hokage, pero todo resulto en lo mismo. Nada. Nunca pudieron encontrar ni la más mínima pista sobre él.
En verdad jamás creyó que la Aldea llegara a tales extremos de odio. El rubio había salvado a la Aldea del Biju de la Arena durante la invasión del Sonido y Arena. Trajo a la Sannin de las Babosas, Tsunade Senju, solo para que se volviera la Quinta Hokage. Hizo tanto bien, tanto para que la gente lo reconociera como Naruto Uzumaki y ni aun así fue suficiente para ellos. Ya ni siquiera sabía si estaba viviendo en la Aldea que promovía la camaradería.
Pues era claro que no todos eran capaces de dejar su odio atrás y ver hacia el futuro. No eran capaces de ver que Naruto era la verdadera victima en toda esta historia. Un niño huérfano al cual se le fue encomendada una horrible carga que jamás pidió. Podía entender la ignorancia de los civiles hasta cierto punto.
Pero de los ninjas era otra historia, ellos sabían perfectamente que era Naruto y aun así decidieron odiarlo solo para dirigir su odio hacia alguien. Y era precisamente por esa razón que no podía evitar sentir un fuerte rencor hacia Kakashi Hatake.
Desde la recomendación para los exámenes Chunin, sabía que algo estaba mal con ese sujeto. En un principio le dio la razón, pues su empatía con los nueve novatos de la academia que él mismo educo, pudo haberlo segado. Pero cuando pidió a los examinadores los resultados de cada prueba como un favor y ellos aceptaron debido a que de una u otra se conocían o eran amigos. Supo que sus sospechas no estaban mal fundamentadas.
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Flor del Desierto
FanfictionTras tener éxito en su misión de recuperación del desertor de la Hoja, conocido como Sasuke Uchiha. Naruto nunca imagino que lo que su propia Aldea le tendría preparado. En un futuro con nada menos que desalentador, encontraría en Temari lo que siem...