El avance de un tonto

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Aldea Oculta Entre las Hojas – campos de entrenamiento

Temari que había caminado con una sonrisa alegre hasta los campos de entrenamiento, tenía un solo pensamiento en mente, y ese era que no podía esperar para ver el rostro de su amado rubio cuando lo lleve en una cita a Ichiraku Ramen en la Arena, sin duda sería una enorme sorpresa que lo alegraría mucho.

La rubia estaba de pie en medio del campo blandiendo con elegancia su abanico, solo estaba repasando las katas de Estilo Viento que se habían creado en su Aldea para un mayor movimiento y eficacia a la hora de usar un abanico, aunque sentía como su cuerpo ya no se sentía tan tenso debido a los sellos de gravedad que estaban ocultos bajo sus ropas, pues desde hace tres meses comenzó a entrenar con ellos en un principio fue sumamente difícil, pero ahora, ya podía maniobrar sin problemas. Su amado rubio la había ayudado a incorporar algunos movimientos de flujo libre que podrían usarse en combate cuerpo a cuerpo, para eliminar su desventaja y aumentar su habilidad con el abanico.

Aunque algo estaba colmándole la paciencia a los dos ninjas de la Arena que estaban presentes en el campo de entrenamiento. Dragon, oculto entre los árboles que apenas se contenía de saltar y arrancarle la cabeza a ese bastardo que se había ocultado patéticamente entre los árboles y estaba espiando a su señora, quería ir y acabarlo, pero eso sería contra producente con lo que su Kazekage estaba intentando lograr, por lo cual se quedaría en su lugar vigilando, pero a la más mínima señal de peligro, lo acabaría sin dudarlo. Temari frunció el ceño en molestia harta de la estúpida presencia que se intentaba esconder, por lo cual en un movimiento rápido, abre su abanico a la tercera luna y lo blandió en un amplio arco horizontal hacia los arbustos donde sentía esa presencia.

- ¡Estilo de Viento! ¡Jutsu Guadaña de Viento! – grito con enojo, viendo como muchos árboles eran cortados perfectamente a la mitad, aunque hizo una mueca cuando vio como el bastardo Uchiha aterrizo frente a ella con una sonrisa de orgullo por lograr esquivar el ataque que ella misma fallo apropósito, pues no quería lastimarlo, ya que de hacerlo podía causar muchos problemas.

- Era un hermoso paisaje, lamento si te asusto mi presencia, te juro que no era mi intención – se disculpó Sasuke con suavidad y una sonrisa coqueta.

- No puedes asustar ni a un bebe – se burló Temari aun sosteniendo su abanico, lista para pelear – lo que si asusta, es que el gran clan Uchiha ha caído tan abajo en el lodo en su último heredero, como para venir y espiarme cuando estoy entrenando – siguió burlándose solo que ahora con un fuerte y claro sarcasmo.

- Hmp puedo perdonar tu falta e insultos, ya que eres una verdadera kunoichi, alguien en quien verdaderamente le puedo confiar la labor de ser mi esposa, eres todo lo que no son esas fangirls y débiles kunoichi que me siguen – comento Sasuke complacido por el fuerte carácter de su futura mujer, pero sabiendo que ese mismo carácter podría ser un problema futuro, decidió que sería mejor enamorar a la chica, de cualquier modo, no sería tan difícil, ya que prácticamente cada chica que conocía caía rendida a sus pies – conozco un lugar, un restaurante bastante famoso aquí en la Hoja, para conocernos un poco mejor – ofreció, no pudiendo evitar miras la perfecta figura de la rubia.

Temari tuvo un tic en el ojo por tan patético intento de coqueteo, si es que a eso se le podía llamar así, era claro que ese maldito descerebrado estaba tan acostumbrado a que todas las chicas de su repugnante Aldea se le arrojaran a los brazos con la simple idea de ser suya que nunca tuvo la necesidad de desarrollar ninguna clase de tacto con ninguna mujer, ese simple pensamiento ponía al Uchiha en una escala aun baja y lo hacía ver más patético que antes. Ni siquiera se podía comparar a su amado rubio, pues si tuviera que compararlos, el bastardo sería un simple gusano retorciéndose en el lodo y su peluche rubio un gran y majestuoso semental que iría en su rescate ante la más mínima de peligro.

Flor del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora