20 de octubre/Hualian/Creampie

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Era de mañana y Hua Cheng, se encontraba observando al objeto de su adoración. Su linda alteza, quien a sus ojos era perfección pura.

Detallo cada centímetro de la fina piel, observo la curvatura de sus cejas, lo largo de sus pestañas, el rosa tenue de sus labios. Se fijo en como su pecho subía y bajaba a cada respiración que el hombre daba.

A los pocos minutos, quizá sintiendo el escrutinio al que estaba siendo sometido, Xie Lian, abrió los ojos y noto al supremo a su lado con su único ojo fijo en él.

─ ¿Que sucede San Lang?

Pregunto tallándose los ojos y bostezando, el otro solo le sonrió y acaricio con ternura sus cabellos.

─Nada Gege, sólo te admiraba, eres perfección pura.

Xie Lian, se sonrojo por aquellas palabras, a decir verdad, se sonrojaba mucho al estar junto a Hua Cheng, sobre todo últimamente.

─Bueno, te importa si duermo un poco más, después de perseguir a ese espíritu rebelde de anoche quede realmente agotado, bueno que pudimos salvar a las víctimas.

─Lo lamento Gege, es mi culpa que estés tan débil, que tu cultivo este tan dañado ahora. De verdad lo lamento.

 De verdad lo lamento

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Hua Cheng se colocó tras de Xie Lian y comenzó a masajearle los hombros con cariño, como siempre cuidaba de él con adoración. Le escucho responderle y a cada palabra, su corazón se sentía calmo. Su alteza siempre tuvo ese efecto en él, unas pocas palabras y lograba cambiar la emoción en su interior.

─No es tu culpa, tu no me has obligado a nada, yo tomé la decisión de aceptar intimar contigo y fui yo quien también decidió ese método de cultivo. En aquel entonces pensaba que ser asceta, era cosa fácil. Lo era hasta que llegaste tú.

Afirmo, pues así había sido, todavía podía recordar aquella vez en la que tuvo su primera erección al rozarse con él, en aquel ataúd de madera en el que sus cuerpos estaban muy unidos por lo estrecho de este. Todavía no entendía porque lo había hecho tan pequeño. Por su parte Hua Cheng, sonrió por lo último que su Dianxia dijo, lo sabía cierto, su amada alteza vivió como monje, él había sido su primero en todo, el primer beso, la primera caricia, incluso el primer roce de manos. Beso delicadamente su cuello y tomo una de sus manos entre las suyas.

─Gracias Gege, si quieres poder, cuando lo quieras pídelo, te daré tanto poder cómo quieras y necesites, te daré todo.

Xie Lian, sonrió y se giró para poder mirarlo.

─Tu ya me has dado todo, siempre lo haces.

─Después de todo vivo por y para el príncipe heredero de Xian le, mi único dios.

Luego de decir eso su semblante se tornó sombrío de nuevo, miro hacia otro lado avergonzado. Se fijo en Rouye y E ming, que estaban de nuevo en sus competitivas batallas.

KInktober On My WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora