Capítulo [ 14 ]

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Genaro...

Unas horas antes ...

Lucía me invitó a almorzar. Tal vez solo sea para platicar de trabajo. No creo que sea algo personal, por lo que no debo prestarle atención. Pues Rebecca y el asunto del gilipollas es más importante. Eso quiero creer. Lucía lleva un abrigo ajustado a su estrecha cintura y unas botas negras de cuero. Sus mechones pelirrojos la hacen lucir atractiva. No puedo negar su belleza natural. Es inevitable y obvio. Me doy cuenta que muchos hombres la miran de reojo cuando caminamos hasta el bar más cercano. Me muerdo el labio. Me molesta que todos volteen a verla y no porque sienta celos, simplemente, me incomoda.

—Creo que a Jeremías le encantó tu presentación—mencionó para romper el hielo. Yo le dirigí una mirada confusa y asentí.

—Supongo que sí.

Entramos al bar y nos ubicamos en una de las esquinas que daba del lado de la ventana. Enfrentados y cada uno en lo suyo. Lucía leyó la carta de menú. Yo la imité para evitar el contacto visual. No entiendo por qué me siento nervioso a su lado. Joder, hemos sido pareja un tiempo, ¿a qué le temo? Quisiera enviarle un mensaje a Rebecca, pero no quiero molestarla. Es un asunto personal que debo responder cuanto antes. Lucía decide ser la primera en dirigirme la palabra después de elegir su menú:

—¿Y qué ha sido de tu vida?

Su pregunta me incomoda. ¿Mi vida? Pff, mejor no saberlo. Ni yo sé qué pasó en todos estos años que llevo conviviendo con Thiago y ahora su hija Martina. A parte de la horrible depresión que arrastro conmigo, no sé qué más me ha pasado. Ni siquiera me echado una novia. Maldición. Soy un capullo.

—Nada interesante—alego sin estar seguro.

—Entonces, ¿no has salido con ninguna tía desde que terminamos?

¡Eso era lo que le interesaba! No entiendo por qué las mujeres solo piensan en saber la vida amorosa de su ex¿Acaso les carcome la culpa o algo parecido? Probablemente solo sea porque quiere ligar de nuevo. Vale, exagero un poco. Lucía no es ese tipo de mujer. No ligará contigo si no ve un poco de interés. ¿Y yo estaría interesado en retomar mi relación con ella? No. Ahora no. No sé por qué, pero mi mente se enfoca solo en Rebecca. Es la única mujer que estoy interesado en conocer en profundidad.

—No, no he salido con nadie en todos estos años. Estuve cuidando de mi sobrina y..—ella se muestra sorprendida.

—¿La pequeña es tu sobrina?

—Sí, ¿no lo notaste?

—En realidad pensé que era tu hija.

¡¿Qué?! No, no, no, no. ¿Martina mi hija? ¡Imposible! Ella es un amor de cría, pero para nada es mi hija. Solo es mi adorable sobrina. Y nada más. Y estoy feliz con eso. Contengo una mueca con sorna.

—Vaya, no. Claro que no es mi cría. Es la de mi hermano. Vivimos juntos.

Ella levantó sus cejas a modo de sorpresa y bajó la mirada para seguir absorta en sus pensamientos. Enseguida vino el mesero y nos pidió las órdenes. Yo pedí el menú ejecutivo. Y ella algo de carne con guarniciones. Comimos casi en silencio. Solo intercambiamos preguntas al azar sobre nuestro trabajo. Nada extraño. Al menos hasta que al llegar la hora del postre, Lucía parecía curiosa sobre mi vida actual. ¿Por qué estaba tan interesada?

—¿Crees que habernos dado tiempo fue lo correcto?—me preguntó. Sus ojos se mostraron nostálgicos. Hice una mueca inquieto.

—En aquel momento sí. Yo ya no soy como antes—rasco mi nuca nervioso—. Han pasado varios años y creo que ambos estamos en una situación diferente, ¿no crees?

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