Capítulo [25]

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Genaro...

Rebecca es más hermosa de lo que imaginé. Estoy stalkeando su perfil de Facebook. Pues, ¿por qué hago esto? Simple curiosidad y deseo de verla en todas sus facetas. O tal vez porque siento un poco de inseguridad. ¿Si es ella no? Es que mientras espero por las cervezas que fue a buscar mi hermano, él me comentó de un caso de pedofilia en un distrito de mi país. No dudo de ella. Al conversarlo solo surgió las ganas de hurgar sus redes un poco. Nunca lo hice. Pues jamás imaginé llegar a estos términos con ella. Y estoy feliz de que avancemos como pareja.

Al ver algunas fotografías de ella con sus amigas, noté que sus cabellos se enrulan demasiado y sus lentes son bien delicados. Se ve tan bonita cuando sonríe. Se le nota su timidez hasta en lo más mínimo. Es hermosa. De verdad me siento afortunado de ser su pareja. Y saber que es mi novia me pone nervioso. ¿Estoy saliendo con una chica tan bonita? ¿Lo merezco? Me siento extraño. He sufrido tanto, y me he preguntado si merezco ser feliz, que ahora que la tengo conmigo se siente tan bien. Y no quiero perderla. Quiero cuidar mi relación. Lo merecemos.

Mi hermano deja la bandeja con la botella fría frente a mi nariz. Vaya manera de echarme un susto. Me sobresalté al sentir el peso sobre la mesa de madera y levanté la mirada con expresión de disgusto. ¿Es que pretendía matarme de un susto o qué? Me cruzo de brazos y lo miro expectante. ¿Y ahora con quién se peleó? Se nota que estuvo metido en una putada o algo.

—¿Qué pasó que estás con esa cara?

—Nada, tío—masculló y se sentó para servirme en un vaso—. Me han pillado cogiendo los utensilios por error. No sabía que esos no eran los vasos.

Al escuchar eso no pude evitar reírme. Es que vale, ha sido gracioso, ¿en serio ha cogido los cubiertos equivocados? ¡Menudo lío en el que se metió! Mi hermano me fulmina con la mirada y se lo ve ofendido. Bufa molesto y bebe de golpe. En un trago termina eructando. Sí que le ha sentado bien, eh. Lo sigo en la joda y bebo un poco menos. Él me mira estupefacto, como esperando algo de mi parte.

—Vale, ¿y qué era lo que querías decirme?

Ahora que lo menciona siento nervios. Thiago sabía sobre mis sentimientos por Rebecca. Solo un poco. Le conté que hablaba con ella, jamás que hubo algo serio y que ahora sí formalizamos. No es que no confiara, no nos dimos la oportunidad para hacerlo. Es vergonzoso. De verdad. Y después de aquella disputa familiar, sentí que nos distanciamos un poco. Él tiene videollamada con Martina. Y es divertido ver cómo platican. Me pregunto cómo se pondría Rebecca con ese asunto.

—¿Recuerdas la tía que te mencioné?

—¿Cuál? ¿Con la que saliste la otra noche?

—No, no, hablo con la que chateo—expresé enseguida.

Hizo una mueca y levantó una ceja confundido. Bebió otro poco y comió unos maní salados.

—¿Qué pasa con ella?

—Vale, promete no reírte, ¿sí?—él rodó los ojos y me sonrió pícaro—. En serio, Thiago. No estoy de broma. Es de verdad.

—Vale, suéltalo.

—Estoy saliendo con ella.

Un silencio. Y solo escucho el masticar de mi hermano. ¿Se está burlando? ¿Qué piensa? ¿Le agrada la idea? ¿No me cree? Puede ser todo junto. Diablos. Resoplé. No puedo creer que me de vergüenza decirle algo tan normal. Es que es algo extraño para cualquiera. Salir con alguien a la distancia suena a broma de mal gusto. El parece contraer una mueca dubitativa.

—Sabes que esas relaciones no funcionan, ¿no?

Y tenía que tirarme todas las bombas.

—No seas pesimista—intenté convencer—. Puede funcionar si tengo la suerte de viajar a Argentina con la publicación..

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