Capítulo [ 11 ]

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Rebecca...

No puedo creerlo.

No sé a quién debo responder primero. ¿A Mateo o a Genaro? Mierda, mierda, mierda. No puedo evitar ignorarlos. Quiero hablar con ambos y no puedo. Uno de los dos se molestará. Bueno eso creo. Por cierto, ¿por qué a Mateo se le ocurrió hablarme? ¿De verdad cortó con Carina? Debe ser una broma o algo así. Iban lo más bien, ¿qué mierda pasó? Su sonrisa débil no me deja pensar y mis manos tiemblas mientras atino a responderle a Genaro. No sé qué expresión estoy poniendo, pero espero que no sea de compasión. ¡No ahora!

—¿Rebecca?—la voz de Mateo me saco del trance.

Su voz es gruesa y varonil. Me sonrojo al escuchar su voz y mi corazón palpita como loco. Miré de reojo el mensaje de Genaro. Enseguida tipeo un mensaje para responderle:

Rebecca Álvarez (Luzi)

:))

Aburrida

Nada interesante.

Teo Teo

Típico de fiestas así

Es una pena que esté lejos :))

Podría hacerte compañía

Leo por arriba el último mensaje y guardo el teléfono dentro de mi bolso. Si no le presto atención, perderé mi oportunidad. Tal vez la única para enmendar nuestra distancia. Sé que sabe de de mis sentimientos, pero no por eso significa que deje de tratarlo como amigo, él es importante y ahora que cortó con ella, debo apoyarlo. Es lo mínimo que puedo hacer.

—¿Con quién estabas hablando?—su pregunta me desconcertó.

—Un amigo de Wattpad—dije como si nada.

—¿Un amigo?—levanta una ceja sorprendido por mi respuesta cortante. Tengo la sensación de que quiere iniciar una interrogación y lo duda. Se muerde el labio y se voltea, para abrir sus piernas e inclinarse, su mirada se posa en mis otros compañeros que parecen ponerse al día—. No sé qué voy a hacer, Rebe...

—¿Con qué?—pregunté confundida.

—Con Carina—ahora soy yo la que levanto una ceja.

Inconscientemente la busco con la mirada, ahora se encuentra en una esquina, charlando con otra chica y tomando unos tragos. No alcanzo a ver qué, solo que entiendo que no quiere saber nada con Mateo. Lo miro de nuevo a él. No quiere dirigirme la mirada o eso lo que pienso, cuando toco su hombro y por reflejo levanta la mirada. Aquellos ojos oscuros de los que me enamoré estaban mirándome con angustia. Se le notaba lo frustrado que se encontraba. ¿Qué pasó?

—¿Me querés contar que...?—no termino de enunciar la pregunta porque siento sus labios sobre los míos. No logro reaccionar a tiempo.

Mi corazón está palpitando como loco y no entiendo qué mierda está pasando. Sin darme cuenta, cierro los ojos y le correspondo el beso. No entiendo ni lo que estoy haciendo, solo le sigo la corriente. ¡Lo juro! ¡Oh por Dios! ¡Soy una imbécil, pero estoy disfrutando sus labios! Tengo una mezcla de emociones en mi estómago. Ni yo me entiendo.

No sé por qué Mateo me besó, ni qué está buscando, tampoco tengo idea de por qué le estoy correspondiendo el beso. Tal vez porque la adrenalina no me deja pensar bien. Siento que sus labios son miel pura, adictivos, y antes de que pueda soltarme para impedir este beso forzoso; siento su lengua enredándose con la mía. ¡No entiendo nada! ¡Mateo...! Debo admitir que no sabe bien enredar mi lengua con la suya, no logro disfrutarlo del todo. El tiling de Messenger me logra hacer reaccionar y por impulso me separo. Siento mi rostro rojo. ¡Estoy roja! ¡Mis orejas me zumban!

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