Era un día frío, o al menos eso recuerdo. Apenas estaba saliendo el sol, y aún me encontraba dormida plácidamente, como en los días anteriores. Tenía que ir a la preparatoria Otonokizaka, donde el régimen era bastante estricto, especialmente con la puntualidad. Por alguna razón, ese día la alarma de mi celular no se activó, pero gracias a que dejé la cortina de mi habitación abierta, logré despertar... aunque unos minutos tarde.
-¡No, otra vez tarde! -exclamé, y salí corriendo a ducharme, lo que casi me hizo caer en el pasillo.
Cuando terminé de arreglarme, bajé las escaleras apresurada, dispuesta a salir corriendo por la puerta, pero mi madre me detuvo para desayunar. Solo tomé una tostada y una fruta.
-¡Perdón, pero voy tarde! ¡Adiós! -dije antes de salir.
Mis padres trabajaban de noche y pocas veces salían de casa. Además, había una regla en particular que nunca entendí: jamás me dejaban bajar al sótano ni entrar al estudio donde mi padre solía encerrarse.
"Hola, soy Kira Nozomi, y esta es la historia de cómo mi vida cambió a manos de un asesino y un científico reconocido en la ciudad de Tokio."
Salí de casa con una tostada en la boca, subí a mi bicicleta y comencé a pedalear lo más rápido que pude, con la vista alerta. Tenía que llegar antes de que sonara la campana. Afortunadamente, la preparatoria no quedaba tan lejos, apenas a diez cuadras.
Al llegar a la entrada, vi a Cheiko, mi amiga de toda la vida. Llevábamos más de trece años conociéndonos; de hecho, vivía justo en la casa de enfrente. Sin embargo, al verla, noté algo extraño en su expresión... estaba triste, asustada.
-¿Te pasa algo? -le pregunté con preocupación.
Ella guardó silencio. Supuse que su padre la había golpeado otra vez.
-Perdón si soy imprudente, pero... ¿tu padre te lastimó de nuevo? -pregunté con cautela.
Al escuchar mis palabras, Cheiko bajó la cabeza.
-Mi padre mató a mi mamá... Estaba demasiado ebrio... No pude hacer nada -murmuró antes de romper en llanto.
Sin dudarlo, la abracé, tratando de consolarla.
-¿Avisaste a la policía? -pregunté, pero su silencio me indicó que no podía hablar del tema.
-Bueno, entonces yo llamaré. Esto no puede quedar así -dije, decidida.
Sentía que era mi responsabilidad hacer algo por ella. Busqué mi celular en la mochila para llamar a mi tío, quien tenía un rango alto en la policía y era de fiar. Pero antes de que pudiera marcar, Cheiko reaccionó con pánico y me arrebató el teléfono de las manos.
-¡¿Qué haces?! ¿Por qué me lo quitas? -pregunté, molesta.
-No puedes decirle esto a nadie... Por favor, no quiero involucrarte... Prométeme que no dirás nada -me suplicó con voz temblorosa.
Suspiré.
-Lo prometo -respondí, aunque por dentro no estaba segura de querer cumplir esa promesa.
Le sonreí con ternura y la acompañé a clases.
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Durante la mañana, aproveché un momento en que el pasillo estaba vacío para hacer la llamada. Sabía que había prometido no decir nada, pero esto era demasiado grave como para ignorarlo.
Sonido de llamada
-Hola, tío, necesito un favor.
-¿Y qué es esta vez? ¿Otro homicidio? -bromeó, ya que en otras ocasiones le había hecho llamadas de broma.

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experimento 0
Fiksi IlmiahKira solía ser una chica normal... hasta que la convirtieron en un experimento. En las sombras de un laboratorio, su humanidad fue arrancada y reemplazada por algo más feroz, más salvaje. Ahora, con los instintos de un lobo y un pasado que la persig...