Capítulo 13: Si arrastras al pasado tu futuro es volver a él.

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Aike.

La presentación salió mejor de lo planeado, así que me felicitaron las chicas con el mejor platillo de Faded Song.

Estaba explotando como confeti de felicidad.

La semana terminó y comenzó con una nueva, que traería consecuencias tan graciosas como catastróficas. Eso no era nada fuera de lo común siendo yo, pero en esta ocasión no fui la única arrastrada. Caímos todos en el mismo hoyo de bloqueos musicales; donde los cantantes olvidan las letras y los compositores no pueden expresarse.

La aventura de mi desastrosa vida.

—¿Quieres sal o por qué me miras así? —Inquirió Arlene al otro extremo de la mesa, dándole un sorbo a su refresco.

—Sí, por favor.

Apenas había terminado de pedirlo y ya estaba volando por los cielos directos a mi frente. La miré con asombro, su tiro era perfecto si de verdad quería golpearme. Aún así, me sentí feliz de que Arlene se diera cuenta de lo que quería.

—Jeje, tengan cuidado. —Mirt intervino sosteniendo el bote de sal con su mano izquierda, entregándomelos en las manos.

Lo recibí, dándole un gracias. Continué mi comida en silencio, escuchando la charla de los demás en la misma mesa antes de que empezara la ronda del jueves. Solíamos comer juntos entre semana cuando llegábamos temprano.

—Ja, eres un tonto. ¿Por qué no les dijiste que ya habías enviado el trabajo por correo? —Interrogó Amber a Mirt con sus palmas azotando su espalda.

—Jeje, no me preguntaron.

—De verdad eres un tonto.

Reanudé mi almuerzo de constaba de pan con mayonesa y sal, tratando de que mis expresiones parecieran tomarle el gusto al inusual alimento. Amber me dio unas verduras hervidas pues ella tampoco tenía algo tan llenador. Aylin me ofreció un huevo pasado por agua y Arlene solo miraba mi plato con risas.

—Eh, de verdad todos estamos pobres... —Dije sin pensármelo dos veces, cubriendo mi boca.

—Tiene sus ventajas. Sabes aprovechar cuando te invitan. —Aclaró Aylin sin apartar la vista de sus uñas recién hechas.

—Jeje, no te pongas más delgado, Aike. Jeje —Mirt con una media sonrisa y su tarea sobre la mesa extendió la mitad de su carne sobre mi plato.

—Sí Dios existe ojalá te bendiga. —Contuve las lágrimas y abrí más mi apetito.

El jefe entró por la puerta trasera vistiendo una chaqueta de cuero y lentes oscuros, al igual que un gorro de tela negra. Fue como ver a un ladrón entrar a un establecimiento pero la costumbre de verlo en ropas extrañas lo hizo parecer normal. Me dijeron que en Halloween del año pasado se vistió de Gatubela e hizo gritar a todos.

—Se preguntarán. ¿Por qué los cité una hora antes de la apertura? —Aclaró su garganta, paseándose alrededor de la mesa con grandes zancadas.

—¿Porque siempre nos jodes y estás acostumbrado? —Inculpó Arlene.

—Sí, y sí, pero hay otra razón el día de hoy. —Se detuvo al otro extremo frente a mí, brindándome una leve sonrisa y ademanes para que viéramos su atuendo.

—¿Va a robar un banco? ¡Yo lo ayudo! —El ofrecimiento de Amber no dudó ni un poco.

Estaba rodeada de locos. ¡Asombroso!

—Es una larga historia. Empezaré desde el inicio —dio unas palmadas en su pecho respingando su nariz al frente—. La hija ya casada de mi padre le pidió permiso hace un par de meses para darle asilo a una amiga que estaba pasando una mala situación. Mi padre al ser un sabio tacaño le dijo que ella y su esposo cargaban con la responsabilidad. Lastimosamente, yo llamé el mes pasado para consultar unas cosas con mi padre y su vieja esposa, pero quien tomó la llamada fue la amiga y así revelando mi sospechosa existencia.

Faded Song. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora