Capítulo 29: No está en mi sangre.

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Aike.

Sentía que el mundo se me caía encima y a nadie le importaba yo, solo ellos. Pero no podía culparlos, era normal asegurar el bienestar de uno mismo primero antes que ayudar a otros. Aunque yo no tenía la fuerza para hacer lo mismo por mí.

Nunca fui lo suficientemente fuerte para mantenerme de pie. Lo siento, Aike, no soy la adulta que querías ser cuando eras pequeña.

En realidad, soy todo lo que odiabas. Lo lamento mucho. Mis disculpas nunca son suficientes.

—Lo siento. —Solté, llevando las manos a mi boca al sentir las lágrimas brotar y mi voz cortarse—, sabía que podía causar dolor... pero yo soy esta persona... no más...

Amber bajó su instrumento, dejándolo en su base. Vi sus zapatos dar vueltas antes de palmar mi espalda y decirle a Mirt que volvía en un momento. Aylin dijo que iba al tocador antes de abandonar también la sala de música. Por último, el bartender que siempre reía no se rió, solo pronunció:

—Los dejaré solos.

—No quiero hablar ahora con Arlene... —Mascullé, presionando mis uñas contra la mezclilla de mi pantalón.

—Yo no quiero hablar con nadie. —Escuché el suspiro de Nath.

Sentí que me paralizaba. La sombra que se ocultaba detrás de mí y me miraba con desprecio ahora se colgaba de mi cuello. Tuve la visión por unos segundos, yo acostada en el único sillón junto a la ventana de mi habitación, siendo ahorcada por mí misma. Yo era esa sombra, no tenía sentido culpar a los demás. Me estaba asfixiando porque me odiaba y no sabía como detenerme.

Porque el perdón no es suficiente, aunque lo sienta demasiado.

—Dime que lo que escuché era una broma. ¿Están planeando una obra de teatro o algo así? ¿Un reality? —Las risas de Nath detuvieron mi llanto—, ¿o me vas a decir que mi novio no eres tú?

Cantaste "boys will be bugs" para mí, queriendo transmitir el hecho de que has sido un chico moldeado a esta sociedad. Me dijiste que me querías porque yo rompía ese molde. En realidad no sé cómo lo hice, pero me asusta estar fuera de él. Sé que te duele de igual forma.

—¡Soy yo! ¡Todo lo que escuchaste, me arrepiento de eso! —Le grité, dando un paso hacia el frente aunque él retrocedió dos.

—No sé ni quién eres. ¿Tienes un nombre como "Alice" o...? ¿Dónde carajo está "Mi Aike"? —Cubrió su rostro para evitar que no lo viera llorar, Nath odiaba mostrarse débil pues sus prejuicios no sabían abandonarlo por completo—. ¡¿Estabas jugando conmigo?! ¿Y el "niño bonito"? ¿Manzanita? Me enamoré de ti porque me probaste que no tienes porqué pertenecer a un género para tener el derecho de llorar. Que ser un chico sensible no te hace alguien débil.

—¡Mi nombre es Aike! ¡Soy Aike Ibars! Tengo 20 años, ¡¿sí?! ¡Soy quien soy, no quería mentirte, pero solo soy! —Estiré mis manos desesperada, tratando de tomarlo por la fuerza de los brazos—. Por favor, hablemos. Escúchame un segundo.

—¡Necesitabas ese dinero, lo sé! —Me empujó, soltándose de mi agarre—. ¡PERO POR UN CARAJO! ¡Estabas saliendo conmigo! ¡Somos una pareja, ¿no?! ¡Pero ni quiera sé con quién estoy saliendo ya! ¡¿Crees que fue fácil aceptar que amaba a un chico?! ¡¿Crees que porque te sonrío significa que estoy bien?!

—¡¿No es lo mismo que hacen conmigo?! ¡¿Les parece que estoy bien?! ¡No quería herirte, no quiero hacerlo! ¿Cuál es el problema si no soy un chico? ¡Soy yo!

Cállate, Aike. CÁLLATE HIPÓCRITA.

—Quiero entenderlo pero no puedo. Creía que salía con un chico. Ni siquiera sé qué razones tienes para sentirte mal si claramente me haces sentir como si fuera irrelevante que no lo supiera. —Su voz quebró en llanto, obligándolo a presionar su garganta para poder respirar.

Faded Song. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora