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" Could you be the devil, could you be an angel. "

Gire la llave y entre con cautela a la mansión que se encontraba llena de soledad en la parte de abajo.

Era tarde, podría jurar que eran pasadas las cuatros, me sentía cansado pero eso jamás de interpondrá en mi trabajo.

Avance en el completo silencio del lugar desolado hasta subir las tortuosas escaleras que conducían a mi habitación.

Había tenido que salir temprano para poder arreglar un par de asuntos con la nueva mafia aliada y como líder no podía darme el lujo de mandar a alguno de mis empleados, esto era trabajo de la cabeza principal.

Abrí la puerta de la habitación con mucho cuidado de no hacer mucho ruido. Jimin debería estar durmiendo y es como un gato asustadizo ante los ruidos fuertes cuando se encuentra durmiendo solo, no lo quiero espantar.

Avance hasta la cama para observarlo mejor, su rostro estaba fruncido y quejidos salían de sus labios adormecidos.

Comenzó a negar frenéticamente mientras se revolvía entre las sábanas de seda roja, me acerqué a él con cuidado de no asustarlo más de lo que ya estaba.

-Mochi... -llamé.-Bebé despierta.

Comenzó a respirar pesado y a sudar frío mientras lágrimas salían de sus ojos y un chillido murió en su boca.

-Minie... -tomé su hombro y lo sacudí un poco para levantarlo.
-Ángel, estoy aqui. Abre los los ojos...

Comenzó a forcejear ante mí agarre y a removerse en su lugar.

-¡Despierta! ¡Vamos! -llamé más fuerte para hacerlo recaer en la realidad.

Esas palabras parecieron aturdirlo ya que a penas logro abrir los ojos se retiró de mi agarre como si mi tacto quemara.

Se cubrió con las sábanas mientras escuchaba sus sollozos hacerse presente.

-Mi amor... ¿Otra vez? -pregunté cansado.

Jimin me miró con notorio enojo y me empujó cuando me quise acercar.

-¡No quiero tus pastillas! ¡No quiero drogarme para dormir! -dijo al borde de lágrimas.
-¡Cada vez que sueño veo cosas que parece que he perdido! -su pecho subía y bajaba por la presión.

-Tómalas, ahora. -entregué las pastillas y él solo negó.
-¡Es una maldita orden! -gruñí, aunque la verdad estaba demasiado asustado por los últimos sueños que ha tenido, no sabría que hacer si todo esto se desata.

-¡No quiero! -gritó con lágrimas. -¡No me obligues! ¡No!

Lo tomé de las mejillas con fuerza obligándolo a abrir la boca.
Jimin se retorcía entre mis brazos pero yo era mucho más fuerte.

-¡Traga, maldición! -le grité al ver lo terco que era.

Jimin sólo atinó a escupir la pastilla lejos de mi alcance.

-¡Jimin!

-¡No! ¡Jungkook! -seguía forcejeando ante mí agarre.

꧁CRUEL INTENCIÓN꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora