˖ ˚ ｡ ♥︎ 𝗣𝗢𝗦𝗧-𝗜𝗧 ꔛ 𝖲𝖠𝖳𝖹𝖴 ଓ

✧ SEVENTEEN

La fiesta estaba muy tranquila. Había alcohol, música, parejas besándose como si no hubiera un mañana, un ambiente agradable.

Tzuyu buscaba con su mirada a Chan pero no lo encontraba por ningún rincón de la enorme casa.

―Hola Che... Tzuyu ―se corrigió Seungmin―. Si buscas a Chan todavía no ha venido.

―Me lo esperaba ―dijo frustrada―. Pero bueno, me podré entretener hablando contigo ―sonrió.

―Oye al parecer se está formando una tormenta ―dijo mirando el cielo nublado sin ninguna estrella a la vista―. Son horribles y les tengo mucho miedo.

―No son tan malas, son bellas de contemplar.

―¿Te gustan las ardillas?

―¿Qué?

Tzuyu sentía que últimamente sus amigos actuaban extraño, digamos que hacían preguntas extrañas.

Mejor dicho, desde que comenzó esta aventura de los post-its todo está extraño.

―Pues sí, son bonitas ―respondió

Los dos siguieron hablando animadamente mientras Tzuyu esperaba ansiosamente a Chan, pero este ni se aparecía.

―Oh, tengo un mensaje ―dijo Seungmin viendo la notificación―. Es Chan, dice que no va a poder venir por un inconveniente en su casa.

Ella solo asintió sonriéndole forzosamente.

Tzuyu quería irse de la fiesta pero a la vez quería quedarse por sus amigos.

Seungmin se fue con sus amigos dejando a la taiwanesa sola, rodeada de gente que no conocía. Sus amigas estaban en distintos rincones de la gran casa, haciéndole imposible encontrarlas a todas.

―Ho-hola ―saludó tímidamente Ryunjin―. Vi que estabas sola y quise hacerte compañía.

―Hola, creo que me acuerdo de ti.

―Sí, estudio junto a Sana.

Sana, Sana, Sana. Ahora que la nombra Tzuyu se preguntaba ¿Acaso vino a la fiesta?

Por favor Tzuyu, ¿Qué estás pensando? Olvídate de ella.

No puedo evitar pensar en ella.

―¿Vino? ―preguntó de repente.

―Sí, está en la planta de arriba, no se en qué habitación, pero en alguna debe de estar ―contó tomando de su bebida.

―Nos vemos ―se despidió Tzuyu meneando su mano, dejando a la de cabello rosa sola y algo triste.

Subió rápidamente las escaleras, viendo las miles de puertas que había alrededor de ella, ¿En cuál estaría Sana?

Tzuyu ni entendía su desesperación por hablarle.

Tocó varias puertas pero nadie respondía. Tal vez habían parejas en medio de su acto de pasión pero ella ni se quería arriesgar a ver esas escenas que podrían perturbar a sus ojos.

Hasta que en una se dio la valentía de abrir, encontrándose con una Sana escuchando música de sus audífonos y con los ojos cerrados, ignorando por completo a todo lo que estaba a su alrededor.

Tzuyu se le quedó viendo por varios segundos. Analizaba cada una de sus facciones como solía hacer aquellas veces.

Le encantaba su rostro de ángel, sus  ojos pequeños, su nariz respingada, sus labios finos y mejillas levemente rojizas, era perfecta.

Últimamente ha tenido ese impulso de conocerla aún más, saber sus intereses.

Pero Tzuyu no sabe porqué.

Todo esos pensamientos desaparecieron cuando la japonesa abrió sus ojos que se posaron en Tzuyu, tomándola por sorpresa.

―¿Tzuyu?