Madeline
—Esta desaparecida, se la llevaron, Madeline — decía Arthur con preocupación mientras caminaba por la cocina, el único lugar que no estaba infestado de personas bailando, tomando, besándose y/o manoseándose.
Desde que vimos por última vez a Lizzy con aquel chico disfrazado de espantapájaros no la habíamos vuelto a ver, cada quien estaba en su burbuja, bailando, bebiendo o vomitando en el baño que creímos que estaba bien, debí saberlo pero me pareció más interesante observar a Patrick. Aún recuerdo que me preguntó si todo estaba bien y le dije que sí, Arthur y ella, todos nosotros necesitábamos divertirnos y despejar un momento nuestras preocupaciones pero debí decirle que no, nada andaba bien, tenía ese mal presentimiento desde que pisamos la casa sobre que algo pasaría no como la primer fiesta que asistí en este pueblo pero alguien moriría.
Patrick y los demás llegaron a nuestro encuentro y por sus miradas no habían ni una sola buena noticia. Me sentía responsable de lo que estaba pasando, si tan solo la hubiera seguido.
—Sabes a mí tampoco me dio buena espina el chico con el que se fue — dijo Patrick dirigiéndome la palabra por primera vez desde lo que pasó en la morgue —, se que sientes responsabilidad pero no deberías, también debí cuidarla como la amiga que es…
—No sabes nada, tú solo eres un cazador — le interrumpí y le mire —, tú no sientes esa percepción de que algo malo pasará, de que alguien moriría pero no estás segura y no quieres equivocarte y por eso no abres la boca.
Dicho eso iba a decir algo más pero termino cerrando la boca y asentí para ir a lado de Arthur y tomar su mano obteniendo su atención.
—Ya perdimos tiempo aquí y estamos seguros que no está por ningún lado y nunca se iría a casa sin nosotros — suspiré —, tenemos que salir a buscarla — mire mi reloj y este marcaba las 3:00 de la mañana —. Hace tres horas no la vemos a ella ni al chico disfrazado de espantapájaros, no está segura, alguien debió saber que no es normal.
—Bien… Arthur vuelve a casa, nosotros nos encargaremos — comentó Alaska mirando seriamente a su hermano, ni siquiera le pregunto, era una orden.
Y por supuesto él se negó, Allek me dio una mirada cansada y movió sus labios diciéndome en silencio: aquí viene de nuevo, pelea de hermanos. Y tenía razón porque Arthur no se movió de mi lado en ningún momento.
—No soy un niño Alaska, no me iré a ningún lado sin haberla encontrado — dijo con un tono seguro, pocas veces veía a Arthur decidido y enfrentando a su hermana —, ella me necesita, lo siento en mis huesos.
Otra cosa rara de Arthur, cada que tenía ese presentimiento de que alguien necesitaba ayuda o algo andaba mal usaba esa frase “lo siento en mis huesos”, su hermana resoplo.
—No te pondré en peligro — alzó un poco la voz —, la encontraremos pero no te involucraras, Madeline, dile que es peligroso.
Oh mierda, odiaba cuando me ponían de intermedio, no podría darle la razón a uno de los hermanos sin que el otro se enojara y estuviera en desacuerdo. Mire a Allek pidiendo ayuda y el traidor alzó sus manos en forma de rendición pero para mí significaba cobardía.
—Es peligroso y tienes razón en no involucrar a tu hermano, Alaska, pero en estos momentos necesitamos estar unidos y entre más mejor — para mí sorpresa el que habló fue Patrick obteniendo la atención de todos —, la encontraremos más rápido si nos separamos, Arthur no es un niño sabe defenderse.
—No pienso llevarlo y tener la posibilidad de perderlo — comprendía su miedo de Alaska —, puede ir a casa y traer ayuda con Evans y los demás.
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La Banshee | EN EDICIÓN
FantasyGritos, dolor, desesperación, desasosiego, tristeza. Y sobre todo muerte, es de lo que se trata mi vida. Ya no puedo escapar porque el problema siempre ha estado en mi. Si te dijera que soy peligrosa, ¿Te asustarías? Crecí oyendo comentarios sobre...