No es otro día más, sino es otra noche menos. Los momentos en los que más lo extraño son en las madrugadas, siento tristeza, siento dolor, y siento pena por mi, por mi soledad. La luz de la cocina están apagadas, el reloj da las 3:00am. Y el frío se intensifica. Alcanzo una botella de vodka, en la alacena, y una copa de la cristalería sin uso. Todo está oscuro. Alcanzo los cigarrillos en mi bolsillo, y enciendo uno. Paso seguido me sirvo un trago, de un solo sorbo hasta el fondo en su nombre.
Recuerdo, solo tengo recuerdos de él, de la fantasía. De como juraba que estaría con el, de como juraba que podría vencer la imposibilidad. El nudo en la garganta se hace presente y no puedo desahogarme por completo. ¿Por qué el amor de mi vida no está conmigo? Me duele lo que me sucede. Ésta noche solo quiero llorar, llorar sin parar; de la misma manera en la que lo he amado, con todas mis ganas y sobre todas las cosas, sobre mi, sobre lo que me rodea. Sólo quiero sumergirme en un eterno llanto y poder sentirlo, aunque sea sólo en los sueños ahogados de mi alma. Ahogados en alcohol, ahogados en dolor.
Ésta noche solo déjenme llorar, déjenme brindar, déjenme amarlo en la lejanía, déjenme gritar su nobre, déjenme alucinarlo junto a mi. Déjenme llorar, sé que se merece esto y todo lo que he pasado por él. Por que para mi es el universo personificado, en la luz de una estrella en mi habitación, en el espectáculo más asombroso ante mis ojos, ante mi desdichada y solitaria existencia.
¿Qué más? Se merece cada una de las lágrimas que derramo por él suplicando su amor. Se merece cada uno de los suspiros más intensos, se merece las notas del piano más bonitas que le he compuesto, que le he dedicado. Déjenme llorar está noche, déjenme desmonerarme por él. Quiero abrazarlo a mi pecho, quiero sentir como arde esa llama dentro de mi, quiero suspirar versos de amor que se unirán al viento y sin decir palabra lo abrazarán en la nada y le darán calma y calor. Déjenme llorar, extrañarlo en silencio, añorarlo sin receso.
Sentada en el suelo, con la botella en mis manos, ahogo esta pena tan ocurrente con lágrimas y alcohol, no lo tengo a él, no tengo paz, no tengo nada en medio de la nada.
Dejenme llorar, no quiero interrupción, necesito amarlo en silencio, no quiero diamantes, no quiero oro, no quiero la riqueza del mundo. Lo quiero a él, solo a él; y eso es lo peor de la vida, del mundo, del credo, sólo a el lo quiero, pero sólo a él se me hace imposible tener.
¿No ven cuanto lo necesito? ¿Cuánto lo necesita mi alma? Es él todo lo que siempre me quise encontrar, quiero mi oído ese pecho latir.
Lloro, lloro porque él no está aqui, y no sé si mañana estará. Mis lágrimas se secaran y ya no saldrán más a no poder, pero mi alma, mi alma mía, ella siempre te añora, te extraña siempre.
Quiero amarlo, quiero en sus brazos renacer. ¡Oh Cielo! Dame piedad de sus labios calientes en mis labios desconsolados y fríos. Dame piedad en esta noche y abrigame con su imagen plasmada en mi mente. Sus ojos, su nariz su boca. ¡Oh Cielo! ¡Escúchame! Siento morir, me estoy cayendo a pedazos por mi gran amor a él. Siento que la vida se me va, y a aunque sé que nunca vendrás; yo siempre te esperaré.
Noche, noche ten piedad de mi, mi alma tiene miedo, ¡Escucha mi corazón gritar! Ya no vivo, no puedo dormir.
Me quedo sin aliento en un sollozo, lo anhelo, pero no lo merezco. Son tan solo el polvo de alguna roca tirada en el pavimento: para mientras él es el universo entero.
Veo al aclarecer, mis lágrimas se detienen, mi tiempo no se ha perdido. La alborada empieza, solo suspiros a la mañana. Empecé en mi mesa, y no sé como ha llegado hasta el suelo. La madrugada se ha ido, la cocina empieza a iluminarse. Puedo ver, como nace el día, siento frío, mucho frío y no hay abrigo para mi. Déjenme llorar por él. Déjenme llorar una y mil noches en su nombre.
Lo he esperado hasta la mañana y hoy tampoco ha venido. Lo he esperado y seguiré esperando.
¡Christopher! ¿Dónde estarás? Amor de mis amores, mi único amado. La única que te amaré con esa intensidad que sostiene el sol, esa intensidad que resiste el mundo. ¡Te amo, Chris!
Siento los párpados pesados, inmóviles mis pupilas, mi ego por el suelo, mi piel fría. Afuera está claro, marcan los relojes a mi alrededor las 6:40 de la mañana. Poco a poco empiezo a levantarme, observo a mi alrededor unas tantas botellas, mi cabeza duele y da mil vueltas, estoy muriendo, estoy muriendo por él. Es cierto ya está aclarando, afuera; pero mis ojos sólo quieren reflejarse en esas estrellas plasmadas en sus ojos. ¿Qué debo de hacer con mi querer? ¿Qué debo de hacer? _Me pregunto y de nuevo caigo al suelo ahogada en llanto. No hay control, no hay voluntad para mi. Solo quiero ahogar ésta pena. Me quedo en el suelo, recostada boca abajo, pensando y a la vez con la mente en blanco.
Después de unos cuántos minutos, camino hacia la sala, y acaricio mi piano y siento su energía en mis dedos. Toco sus teclas, iluminan ésta sala con su sonido. Y de nuevo fijo la mirada en la pared en blanco frente al piano. No hay nada, y siento que debo llenarla con algo.
Pienso por unos segundos y me detengo en la nada.
Con urgencias me dirijo hacia el teléfono y marco enseguida. Dos sonidos y contestan.
-Aló! __Responden.
-Aló! LORE? _Pregunto impaciente.
-Amiga?_Me reconoce.
-Sí. ¿Cómo estás?
_Bien. ¿Y tú?
-Bien. Bien. _Respondo enseguida. -_Oye Lore. ¿Tienes el número o la dirección del pintor que dibujó el cuadro de la oficina del jefe?
-No, amiga. Me temo que eso no tengo._Apaga mis esperanzas.
-Es una lástima.
-Pero aguarda, amiga. Veré qué puedo hacer.
-Gracias. _Suspiero mientras acaricip mi frente. _-Esperaré tú respuesta.
-Cuídate amiga.
Finalmente cuelgo y dirijo mi mirada hacia la pared que pronto llenaré con un nuevo cuadro. Y sonrío de la emoción de lo hermoso que se verá.
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16/21Hola. Espero que les guste y gracias por leer.
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Nocturne. (Chris Evans) |Editando|
Short StoryMientras escucho éstas melodías, a mi mente vieje la imagen de aquel hombre cuyo corazón mío pertenece. Siempre tan presente; siempre tan suya. Las claras notas fijan sus ojos en mi mente, ojos azules, azules como el cielo, clarecientes como el mar...