Me encuentro en una habitación, no es la mía, eso es seguro. Ésta habitación es pequeña, la cama está junto a la ventana, y por la posición de sol; seguramente es de mañana. Hay tanta paz, tanta felicidad. Me encuentro recostada en su pecho, siento su piel, su piel pegada a la mía. Lo reconozco; es él. Su pecho un poco velludo, y sus conocidos tatuajes, no hay duda, es él.
Lo acaricio, y beso un par de veces. No intento moverme, solo quiero quedarme en éste instante para siempre.
-No sabes cuánto esperé por esto. _Suspiro. No intento por verle el rostro, me hace bien solo sentirlo.
Él nl responde; se limita a escuchar lo que digo, mientras siento su mano acariciar mi hombro desnudo.-Fueron tantos días en los que te extrañé, ¿Sabes? _Sigo acariciando su pecho, más no escucho respuesta suya. _-No logro comprender cómo pude vivir sin ti todo éste tiempo.
Aguardo unos segundos, guardo su aroma y beso su pecho de nuevo. Y desvio la mirada a él. Me topo con sus ojos hermosos, la luz de la mañana hacen resaltar sus ojos azules, sus pupilas son tan hermosas, abismo de alucinante pasión. Me pierdo en sus pestañas gruesas y grandes. Un nudo en la garganta se anida en mi garganta. Disfruto verlo, ver sus labios rojos e inchados, por los besos que le porcionado. El despeja un mechón de cabello de mi rostro.
-¿Podríamos ir por unas donas, ahora mismo?_Sonríe él. Y puedo jurar que en esa sonrisa puedo vivir para siempre. Puedo jurar que a esa sonrisa permanecí toda mi vida. Me acerco a sus labios e intento besarlo, pero cruzo las dimensiones tan delgadas que despierto... en mi cama, en mi oscura y fría habitación. Despierto de golpe, bañada en sudor y agitada, con el corazón palpitando a mil por hora. Y con un ataque de ansiedad infernal. Saco del cajón unas pastillas para dormir, y tomo unas cuantas para volver a dormir, pero es inútil, paso despierta hasta el amanecer con una profunda y ansiosa pena, recordando mil veces ese sueño, lo puedo sentir aún, puedo sientir su calor, pero su aroma se ha deboronado en la imposibilidad.
Han pasado más de una semana esperando el cuadro que pondré en mi pared. La única pared vacía dentro de la casa. He pasado pensando en lo hermoso que se verá ahí, colgado. Pagaré Q800.°° quetzales por ese cuando. Y pagaría mucho más , si así me lo pidieran.
El teléfono suena. Pero a mi no me interesa el teléfono. A mi lo único que me interesa es el cuadro que llenará mi pared.
El teléfono insiste, insiste ruidoso que opto por contestar.
-Aló. _Respondo Un poco enfadada.
-Alo. Amiga!_Se escucha la voz de Molly.
-Hola, Molly._Cambia mi actitud y pinto mi rostro alegre.
-Hay algo ésta noche?_Pregunta curiosa. _-Ángela a estado preguntando por ti todo el tiempo.
-Hoy?
-Sí. Hace semanas que no nos vemos. _Convence.
-Me encanta la idea. _Rio. _-¿A qué hora las espero?
-5 de la tarde, ¿Ésta bien? _Se escucha entusiasmada.
-Me parece perfecto. _Acepto.
-Será inolvidable. _Promete.
Cuelgo enseguida. Suspiro con la mirada hacia la pared y me dirijo hacia la cocina. Durante el día, me mantengo frente a la computadora, el periódico ha aceptado muy bien los artículos, ya hasta me han dando otra media página para los argumentos que tengo que decir.
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Nocturne. (Chris Evans) |Editando|
Short StoryMientras escucho éstas melodías, a mi mente vieje la imagen de aquel hombre cuyo corazón mío pertenece. Siempre tan presente; siempre tan suya. Las claras notas fijan sus ojos en mi mente, ojos azules, azules como el cielo, clarecientes como el mar...