II.

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—¡Bienvenido a Japón!— Lisa leyó en voz alta el gran cartel que sostenía una joven, sonrió y miró a EunHa que leía el mismo cartel— Creo que ganaste.

—Sí, primero buscaremos donde dormir y luego cenaremos— tomando su maleta inició el recorrido a la salida, Lisa detrás de ella mandaba un mensaje el cual no le interesó preguntar.

—¿Dónde iniciamos nuestra búsqueda?

—Mañana sabremos— respondió con un bostezo. Pararon un taxi y pidieron ser llevadas a un buen hotel.

EunHa miró el gran edificio que tenía frente a ella, en recepción una beta sonreía dando una reverencia como bienvenida a quienes entraba.

—Buenas noches, estamos buscando dos habitaciones, por favor— la beta asintió tecleando en la computadora.

—Disculpe, solo tenemos una habitación con dos camas...— susurró tan bajo que EunHa tuvo que empinarse para oír.

—Ouh, ¿Sana te molesta?— preguntó a la alfa que leía un tríptico a su lado.

—No, está bien por mí.

—¡Claro! Deme esa habitación por favor.

—Es la habitación 97, piso 10.

EunHa tomó ambas tarjetas y el papel que les extendía, mientras que Lisa daba el dinero pedido.

Subieron al elevador junto que tenía a más personas dentro, entre ellas una pequeña que mantenía el olor a canela junto a un suave toque de frutillas.

En el piso seis la niña bajó aferrada al brazo de una beta con olor a frutillas, era su madre, y ella una cachorra que aún no tenía un olor y mantenía la fragancia de sus padres.

En el piso siete salieron dos personas más y en el piso ocho, la gente restante salió dejándolas completamente solas.

—Mañana iremos a desayunar, yo te invito.

—Gracias— ambas salieron y fue EunHa quien abrió la puerta mirando la habitación, espaciosa, limpia y con un bonito olor a rosas—. Huele como tú.

—Sí, un poco fastidioso la verdad.

—¿No te gusta tu aroma?

—No, es muy dulce, y debería ser más fuerte.

EunHa se acercó a la alfa y colocándose de pinturas hundió su nariz en el cuello ajeno, inhalando el suave y adictivo olor, Lisa por el contrario sintió sus mejillas calientes y sostuvo a la omega por la cintura para evitar que se cayera a falta de equilibrio o algo parecido.

Con curiosidad la alfa también olfateó cerca de la princesa sin abusar del espacio, cerró sus ojos cuando logró captar el aroma, y sin estar consciente también hundió su nariz, sintiendo su lobo estar extasiado con él, un aroma dulce, suave, agradable, un aroma que te volvía adicto a él, un aroma que te protegía, te tranquilizaba y te pide saborear de él y su portador.

—Vayamos a dormir— habló cuando su lobo empezaba a contestar al olor que lo embriagaba.

—Eh, sí, ya es tarde— la omega se separó de ella solo unos centímetros mirando las manos de la alfa que aún se mantenían en su cintura.

Lisa captó la mirada y sin mucho ánimo retiró sus manos, EunHa fue quien se dió la vuelta y con su maleta nuevamente en mano se adentró en el baño.

Cuarenta minutos después, EunHa salía con su maleta aún en mano, su cabello húmedo y su ropa había cambiado a una suave pijama de color rosa pálido.

Lisa pasó por su lado con una caja donde sus artículos personales se encontraban y arriba de ésta su pijama negra.

Le tomó treinta minutos estar lista y veinte prepararse para salir y enfrentar el olor a frutillas de la princesa. Salió del baño apagando las luces detrás de ella, y se dió el tiempo de analizar la habitación mientras cepillaba su cabello, las camas eran separadas de extremo a extremo, al lado de la de EunHa y separándolas un tocador y una silla, y al lado de la suya un enorme ventanal que dejaba ver la belleza de Japón, un muy pequeño balcón.

Se acercó a él y manteniendo el cepillo en su boca trenzó su largo cabello.

—¿Puedo hacerlo yo?— EunHa estaba en su cama cuando lanzó la pregunta.

—¿Qué cosa?— respondió ella con otra pregunta.

—Trenzar tu cabello.

—Oh, claro, no veo problema.

Se sentó en la silla frente al tocador y mientras la omega con cuidado y paciencia trenzaba, ella observó por el espejo la televisión que parmenecía apagada y montada a la pared, justo detrás de ella y al lado del baño, abajo de ella una mesa de centro y aún más al lado un ropero.

—¿Te gustó la habitación?

—No mucho, los colores son muy oscuros y las cosas no creo que estén muy bien acomodadas. Me gusta tu cabello, es lindo y largo.

—Gracias, y estoy pensando en cortarlo.

—¿Enserio?

—Sí, ya sabes cambiar un poco.

—Me gusta como te miras con el cabello largo, aunque creo que te mirarías genial con el cabello corto también.

—Gracias princesa.

—No me llames así, quiero olvidarme un rato de mis responsabilidades.

—Ooh, claro— aceptó, aún sabiendo que al referirse a ella como princesa no era exactamente por lo que era.

—Listo, ya es tarde, mañana debemos iniciar la búsqueda.

—Sí, buenas noches EunHa.

—Buenas noches Lisa.

Y dándose la espalda ambas durmieron, no queriendo terminar con la plática, no queriendo cerrar los ojos, porque eso significaría no verse más durante varias horas.








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Las invito atentamente a qué reproduzcan Nostalgic night les juro que no se van a arrepentir. Eso chau.

【Mi hermosa princesa.】 「L E」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora