I.

457 44 12
                                    

Caminando por las calles desiertas pudo observar su reino, a su vista era precioso, realmente lo era, con edificios, y casas bonitas, plantas y algunos gatos sentados en las murallas más altas de las casas.
Un suspiro salió de sus labios, estaba nerviosa, y la maleta que cargaba le hacía recordar años atrás, cuando su padre no aceptaba su relación de Sana y ambas tuvieron que escapar, realmente no le importó. Estaba con su alfa, pero después de una temperada feliz tal cuento de hadas, Sana recibió una llamada y días después todo cambio.

Los besos, los celos, la indiferencia...

Ya no era lo mismo y EunHa no lo quería aceptar, de cierta forma quiso creer que todo estaba bien. Y que Sana solo tenía malos días.

Fue justo por el lado contrario en el que ella transcurría que se podía ver con los ojos llorosos mientras era jalada por Sana hacía el reino, una suave lágrima bajó por su mejilla y con optimismo la secó: Sana regresaría.

Fue solo dos meses después que Sana le confesó que tenía una hija por teléfono y que por ello había regresado a Japón. Y en esa misma llamada prometió regresar.

Paro un taxi y subió en él, miró a la mujer que conducía, está solo la miraba con una sonrisa, cómo se debía tratar a todos.

—Al aeropuerto por favor...

—Claro, en diez minutos estaremos ahí.

Miró el trayecto por la ventana, observó varias paredes con diferentes grafitis, sonrió, ella misma había hecho uno hace varios años. Caminó al aeropuerto le parecía estúpido lo que estaba haciendo, ya no tenía 18 años, ella ya era princesa de una provincia de Corea y la estaba dejando en busca de un amor que ya no tenía futuro.

—¿A dónde irá?

—Tokio, Japón.

—¿Japón? ¿Qué hará nuestra princesa por aquellos lugares?

—¿Sabe quién soy? Trate de vestirme lo más discreta que pude.

—Tuve que observarte mucho, tenía la duda, pero ese collar confirma todo— su mano derecha se instaló en su pecho donde el collar de su madre reposaba—, ¿Te incomodé?

—No, para nada, yo, contestando su pregunta, iré en busca de respuestas.

—En ese caso espero todo salga genial.

—¿Usted tiene pareja?

—Claro que la tengo, mi esposo y yo tenemos dos décadas juntos, recordar esos días me da risa. Tuve que ir hasta Busan en busca de él.

—¿Fue por él?

—No podemos dejarlo todo en las manos de los alfas, claro que fuí por él y le confecé todo.

—¿Se confesó?

—Querida princesa, cuando llegue con su alfa dígale todo lo que quiere decirle, sea positivo o negativo. Y si tiene que ir por él hasta Tailandia, vaya— miró el aeropuerto a unos metros de distancia—. Y otra cosa, no debemos aferrarnos al pasado, lo que pasó; pasó, debemos dejar ir todo para que algo nuevo llegue.

—¿Y sí esperando algo nuevo pierdo lo que más me ama?

—Si realmente te amara, no debería obligarla a alejarse.

—Pero...

—Por último— el auto se estacionó frente a las grandes puertas dónde mucha gente entraba y salía— A veces los destinados se equivocan, a veces, el amor llega en las peores circunstancias pero con la persona correcta.

Y con una sonrisa en los labios la señora agitó su mano en despedida, ella tomó su maleta y bolso saliendo del auto.
Con paso seguro entró al aeropuerto y miró los vuelos en la pantalla.

Japón... Solo necesitaba ser una omega más que gusta de viajar. No una princesa, una sencilla omega.

【...】

Japón es un país grande, con demasiada población, y EunHa ahora en el avión no sabe cómo encontrará a Sana.

—¿EunHa?

—¿Lisa? ¿Tú no ibas a Tailandia?

Okey, EunHa ya no entendía, y mucho menos porque la azafata hablaba tailandés y coreano.

—Éste avión es a Tailandia.

—Es a Japón, no sé quién tiene mi boleto pero me dijeron que era éste avión.

Lisa se sentó a su lado, y la miró:— Bien, si es Tailandia puedes tomar otro avión y si es Japón yo puedo tomar otro.

—¿No quieres apostar?— EunHa sintió como su lado juguetón salía a flote con la alfa a su lado, extraño pero lo dijo y miró como la sonrisa de Lisa también se agrandaba.

—Bien, si es a Tailandia me llevarás a cenar y si es Japón yo te llevaré.

—Claro, solo que no he traído demasiado dinero.

—¿Qué harás en Japón?

—Buscar a mi alfa.

—¿Sana?

—Sí.

—Vaya, creí que la habías superado.

—Quiero una explicación sobre todo, la razón. ¿Y tú? ¿A qué vas a Tailandia?

Mantuvo silencio unos cuantos segundos:— Chaeyoung es feliz, JungKook es el doble de feliz, yo también quiero ser feliz. Buscaré a alguien a quien poder amar.

—Vaya, que intensa.

—¿Y sabes dónde está Sana, exactamente?

—Será una búsqueda en toda la extensión de la palabra.

—Park EunHa, la princesa de Corea de Sur se lanza a una aventura para encontrar a su alfa— EunHa negó con una pequeña sonrisa, sintiendo su estómago revolverse por los nervios—. ¿Te puedo acompañar?

—¿Cómo?

—Si estamos yendo a Japón quiero acompañarte, ya sabes una aventura.

—¿Y si vamos a Tailandia?

—Pues me ayudas a encontrar a la persona indicada para mí y después vamos a Japón, porque te ayudaré.

—Será divertido.

—Claro que sí.

Y juntando sus manos, sonrieron.

El avión despegó sin decir lugar de destino y la emoción se intensificó en ambos cuerpos.

«Soy tu chica ideal»

【Mi hermosa princesa.】 「L E」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora