IX

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A EunHa siempre le enseñaron a pensar las cosas primero antes de hablar, siempre le dijeron que si tenía dudas, las pensara y después diera una respuesta, después de todo era una princesa.

Pero no podía quedarse quieta y pensar las cosas cuando tenía a la supuesta Sana de viaje frente a ella, tomada de la mano de una omega y en brazos una niña. Lisa a su lado había quedado estática.

Mientras aún sujetaba los boletos para poder ver la torre de Tokio.

—EunHa...— Ignoró el llamado y tomó a Lisa de la mano, dirigiéndose al restaurante, se sentaron junto a la gran ventana y "disfrutó" de la mirada aún con lágrimas en las mejillas.

—Lo siento— Lisa cortó en silencio sin mirarla, no entendía el porqué se disculpaba, el beso tal vez.

—¿Quieres ir al mirador? No tengo mucha hambre y me imagino que Sana se fue.

—Claro.

Tenía sentimientos encontrados, de todos los distintas ilusiones que se había imaginado jamás pensó que la encontrara así, no creyó que encontraría a su destinada con una niña y una omega. Miró su anillo. Falsas promesas. Pero no se lo quitó.

—Yo, Eun, sabes yo--

—Lis, ¿Es normal no sentir dolor?

—¿Cómo?

—Acabo de encontrar a mi destinada con su hija y su actual pareja, pero mi lobo no siente dolor, soy yo la que se siente traicionada, pero no herida.

—Pero la sigues amando.

—No lo sé, a decir verdad, no sé si sigo amando a Sana.

—Eun... Yo--

—¿Puedes besarme?— No sabe cómo salió la valentía de pedirle aquello, pero ahora deseaba tener los labios de Lisa sobre los suyos, saborearlos como horas antes y no soltarla.

Lisa asintió, capturando su cintura y acercándola a ella, y con cuidado juntó ambos labios, EunHa pasó sus brazos abrazando el cuello de la menor, no detuvo el beso, lo siguió, no pensó en Sana, pensó en Lisa, pensó en el aroma a rosas, y mientras seguía besando a la menor el anillo de su dedo anular derecho fue quitado por ella misma, guardándolo en su bolso.

[..]

—Regresaré a Corea.

—¿Estás segura?

—Sí, deberías regresar a Tailandia tú— EunHa miró a la alfa y deseó que ésta se negara, que dijera que prefería ir con ella.

—Creo que tienes razón—. Pero Lisa no cumplió sus deseos.

—Me iré mañana temprano.

—Eun, ¿Podemos dormir juntas?

—Claro, creo que estoy acostumbrada a dormir contigo.

—¿Por tres veces que hemos dormido juntas?— bromeó.

—Te metiste a mi cama más de tres veces, alfa.

EunHa entró al baño con su pijama, mirándose al espejo, jadeó, ¿Qué se supone que estaba haciendo? ¿Coqueteando con la ex de su primo? Era estúpido.

¿Por qué estaba deseando que Lisa regresara con ella? Simplemente no se estaba entendiendo. Quitó su ropa lentamente aún mirándose al espejo, su cuerpo estaba tibio.
Tomó su blusón y lo colocó cubriendo su pechos y buscó el shorts sin encontrarlo.

—¿Lis?

—¿Pasó algo?

—¿No está tirado una parte de mi pijama?

—Sí, abre— EunHa obedeció, abriendo lo suficiente para pasar el shorts y cerró rápidamente.

—Gracias.

Cuando salió del baño, Lisa estaba con su pijama acostada en la su cama, corrió hasta ella acostándose encima de ella.

Cerró sus ojos y Lisa durmió aferrándose a ella.

[..]


Cuando EunHa despertó, Lisa se estaba aferrando a ella, mientras lágrimas secas marcaban su rostro, delineó con suavidad sus rasgos y varias incógnitas pararon en su cabeza. Cerro los ojos y acercó sus labios al cuello de la alfa, deseaba.

Deseaba lamerla, deseaba ser devorada, deseaba que fuera la alfa de aroma a rosas quien la devorara. Sus instintos la nublaron y quedó arriba de la alfa con sus labios en el cuello de ella y con el aroma a rosas invitándola, no se hizo del rogar y atrapó un pedazo de carne besándolo. Lisa despertó rodando ambos cuerpos y quedando arriba de la omega.

—¿Qué crees que haces?— preguntó a escasos centímetros de sus labios, y con una de las manos en su muslo, EunHa solo quería volver a poseer los labios ajenos y lo hizo.

Juntó sus labios, cerró sus ojos, y encaminó la mano de Lisa a su trasero, quién apretó y masajeó. Si hoy sería su último día con Lisa quería saciar todo deseo, quería que la aventura que su lobo deseaba se cumpliera para poder irse sin resentimientos por parte de su omega.

—Eun, detente— la blusa de EunHa desapareció y sus pechos estaban expuestos, firmes y duros. Lisa sintió un hambre y un deseo de probarlos que cuando recordó las palabras que había dicho segundos antes le parecieron una bobada, lamió y mordió de la carne expuesta escuchando los jadeos de la princesa.

Lisa marcó su cuerpo y maltrató a su antojo escuchando cada suspiro y gemido más fuerte que el anterior que se escapaban de sus labios, coló su diestra entre el shorts de la pijama y acarició su vagina, aún con el calzón protegiéndola, pasó con fuerza dos de sus dedos y un grito escapó de sus labios con las lágrimas siendo presentes en sus cachetes rosas.

—Hazlo— demandó.

—Juguemos un poco— respondió Lisa.

Aún con los labios en sus pechos, Lisa adentró abajo del calzón dos de sus dedos y hundiendolos en su entrada, mojando los dos y regresó acariciando su clímax, sus piernas temblaron y se abrieron, pero no paró, la alfa se encargó de masturbarla hasta que gritó su nombre. Con la respiración entre cortada y las mejillas rosas, creyó erróneamente que todo acabaría, pero eso fue el comienzo de Lisa, cuando hundió su cabeza en su entrepierna y lamió. Trató de cerrar sus piernas pero las manos de la alfa las detuvieron y abrieron aún más.

【Mi hermosa princesa.】 「L E」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora