Prólogo.

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—¿No crees qué es hora de que tomes la iniciativa en tu relación?— Wendy tomaba su jugo de manzana jugando con la pajilla y la cajita.

—No hay relación.

—Entonces si encuentro a Sana, ¿Significa que puede entablar lazos con ella?— sonrió triunfante cuando escuchó un gruñido de EunHa.

—Siempre han sido amigas ustedes. No tendría problema, porque no hay relación.

—Tú dices algo y tu lobo dice lo contrario.

Wendy se puso de pie cuando su juguito terminó y cuando pasó al lado de su hermana sintió el agarre, suave pero demandante, inquietante y tenso.

—¿Sabes dónde está?— soltó la pregunta en un susurro.

—En Japón la cultura es hermosa, al igual que en varios países, pero sabes, en Japón hay un lugar donde el olor a chocolate y canela es intenso y agradable. Lo visito continuamente— quiso soltar un jadeo por la presión que su hermana mayor estaba colocando en su agarre pero se obligó a permanecer callada y con una sonrisa arrogante. Misma que EunHa miró.

EunHa se levantó dejando ir el brazo de la beta, y limpiando la inexistente suciedad de su vestido caminó hasta el segundo piso del reino. Se aventó sobre la cama y dejó que sus zapatos cayeran al piso, un suspiro salió de sus labios y un grito frustrado que fue retenido por la suave cama.

Fue difícil en un principio aceptar que ella ya no regresaría, no, sigue siendo difícil, pero ya no era tan detestable como al inicio, y no entendía la razón de Wendy para venir y nuevamente recordarle que Sana la había dejado con una promesa rota.

"Prometo que volveré a estar a tu lado, y cuando lo haga, nada nos separará".

Pero había mentido. Había mentido porque llevaba seis años sin saber de ella.  Y era doloroso pensar que ella hace seis años se miraba con su edad actual y un montón de niños corriendo a su alrededor.

Pero a diferencia de ello, tenía un castillo llenado con la gracia de su familia y las dos niñas que se volvieron la adoración de todos.

—¿Eun?— ChaeYoung asomó su cabecita por la puerta, su cabello rojo estaba sujetado en una coleta y su cuerpo aún portaba su pijama de conejitos.

—¿Qué pasa?— preguntó en un susurro, no quería ver a nadie, pero no podía ser grosera con su hermana menor.

ChaeYoung quedó en silencio unos segundos y se adentró, se acostó justo al lado de su hermana y preguntó en un susurro:— ¿Es Sana?

—Todo es Sana. ¿Por qué no puedo simplemente dejarla ir?

—¿Serías capaz?

—No. No puedo, es ella simplemente mi razón de existir, sé que mintió en su promesa, pero esa promesa es lo único que me permite no dejar todo.

—Sabes, como omegas no podemos dejarlo todo al alfa, tú misma lo has dicho, entonces, ¿Por qué no vas y la buscas?

—No lo sé, algo me dice que me quede aquí.

—Tú decides. Saldré en la noche con un par de amigos, y mañana temprano regresaré a mi reino.

—Creí que te quedarías hasta inicio de clases.

—Tengo que entregar algunas pinturas como proyecto.

—Creo que iré por Sana.

—¿Crees?

—Iré por ella.

Y con la mirada perdida en el techo y con una sonrisa en sus labios, imaginándose los diferentes escenarios que tendría con Sana y en absolutamente todos terminaba con un beso y sonriendo por al fin estar juntas.

【Mi hermosa princesa.】 「L E」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora