Tenía la respiración agitada. Estaba escondida debajo de su cama, había escuchado los gritos de su madre y su pequeña hermana Sara, solo dos años menor que ella, había durado poco, habían sido muy fuertes, y de la nada la casa se había sumido en un silencio sepulcral. Entonces escuchó que la puerta de su habitación se abría despacio, tenía las manos en su boca para tratar de disminuir el sonido de su respiración. Las botas negras se acercaron al armario despacio, dejando detrás unas huellas que más tarde descubriría era sangre. Cerró los ojos con fuerza. Siguió escuchando los pasos, estaban cada vez más cerca. Entonces escuchó su risa, podría haber venido del mismísimo Diablo y sintió como la agarraban de los tobillos y la arrastraban por el piso.
Se despertó sobresaltada, estaba sudada, su corazón latía acelerado y su respiración estaba agitada. Tenía la misma pesadilla hacía diez años. Aquella noche habían matado a su madre y a su hermana, y había intentado violarla, suponia que despues la hubiese matado, y luego de cada pesadilla pensaba que hubiera preferido que así fuera, antes de revivir cada noche, esa noche. La policía había llegado antes de que aquel hombre pudiera hacerle daño. A falta de un familiar que se hiciera cargo de ella, terminó en un orfanato hasta que cumplio los 18 años, y es que nadie adoptaba a una chica de 14 años, y menos con un trauma como el suyo.
Miro el reloj en su mesita de luz, las 4am, intentó volver a dormir, pero no lo logró, finalmente, a las 5:30 am se levantó para prepararse para ir al trabajo. La habían contratado por un par de semanas, pero llevaba allí tres meses, aquello le había permitido juntar algo mas de dinero para poder mudarse a otra ciudad, una en la que no tuviese tantos recuerdo en familia. Había pensado en un lugar apartado, tranquilo, donde poder empezar una nueva vida. Quizá de esa manera pudiera perder el terror a tener a un hombre tan cerca y pudiera enamorarse, casarse y formar una familia. Enamorarse, extrañamente, cuando esa palabra sonaba en su mente, venía acompañada de unos ojos color miel, unos rasgos bien definidos y un pelo castaño claro que la dejaban sin aliento. Su jefe, Julian Serrano, había sido muy amable con ella desde el principio, y nunca había intentado propasarse. Aquello había hecho crecer una sensación de confianza y seguridad hacia el apuesto ranchero. Nunca se había enamorado, pero cuando lo hiciera, deseaba que el hombre fuera tan amable con ella como él.
A las 7:40 ya estaba detrás de su escritorio, su horario de entrada era a las 8, pero prefería llegar un rato antes porque le hacía sentir incomoda que su jefe estuviera allí cuando ella llegaba, cuando descubrió que llegaba entre las 7:45 y las 7:55, cambió su horario de llegada, después de todo siempre se despertaba muy temprano con las pesadillas.
-Buenos días Ori!- Julian llego mas feliz de lo acostumbrado esa mañana y eso le saco una sonrisa a la joven. Le encantaba verlo llegar, siempre de buen humor y con una sonrisa para todos.
-Buenos días señor Serrano- su mirada siempre la hacía sonrojar, pero como todo un caballero, nunca se burlaba o hacía algún comentario al respecto.
-Bien, muy bien, gracias. Y usted?
-Como estas hoy?
-Quisiera que me tutearas- dijo él con un suspiro, se lo había pedido desde que entró a trabajar, pero ella se había negado. Oriana no pudo evitar sonrojarse, se sentia atraida hacia él, se sentía cómoda a su lado, pero su temor era más grande.-lo siento, no quise incomodarte- ella solo sonrió- puedes venir un momento a mi oficina? necesito hablar de un asunto contigo.
-Claro señor.
Entraron a la oficina y él le sostuvo un asiento frente a su escritorio para que se sentara, ella agradeció con una sonrisa que a él lo desarmó. Una vez que Ori estuvo sentada se fue del otro lado a ocupar su asiento. Estaba nervioso, hasta ese momento había estado convencido de que ella le diria que si, que querría irse al rancho con él, pero en ese momento todas las dudas lo asaltaron. Y si le decía que no? Y si odiaba el rancho incluso sin conocerlo? Y si tenía en la ciudad familia, o una pareja? En ese momento se dio cuenta de que no sabía nada de su vida, tal vez estuviera en pareja y no quisiera dejarlo para ir a un mugroso rancho. Oriana vio la inseguridad en su mirada.
-Sucede algo malo?
-Estas casada?- pregunto ignorando su pregunta. Iba a sacarse todas las dudas en ese mismo momento, y luego le haría la propuesta. Ori se sonrojó.
-No... A qué viene esa pregunta, señor?
-Tienes novio?- volvió a ignorarla.
-No.
-Familia?
-Perdi a mi madre y mi hermana hace mucho tiempo señor.- no le gustaba hablar de aquello.
-Lo siento... Y tu padre?
-Murio cuando tenia 6... cáncer.- sus ojos se llenaron de lágrimas, intentaba todo el tiempo olvidar que estaba sola en el mundo, su carácter retraído hacia que las personas no se acercaran demasiado, asique no tenia amigos tampoco.
-Lo siento... en verdad lo lamento, Ori. No quería ponerte mal.- se levantó de su asiento y dio la vuelta para sentarse a su lado y tomarle la mano. Ella sintió el calor de su mano fuerte y se tenso, pero no la apartó, y él tampoco lo noto.
-No importa, señor. Usted no podía saberlo.
-Aun así...
-Solo era eso?- lo cortó ella, quería cambiar de tema. No le gustaba nada recordar.
-No... yo... quería hacerte una propuesta- Ella abrió los ojos como platos y asustada retiró la mano que él aún sostenía entre las suyas.-No!- dijo él riendo nervioso, aunque no iba a negar que le dolió que le espantara tanto la idea de una propuesta de matrimonio, eso no aseguraba nada bueno.- No es lo que piensas, se trata de trabajo.
Oriana soltó el aire que tenía retenido y se relajo nuevamente.
-Si?
-Es... voy a volver al rancho pronto, y me preguntaba... si... tu, tal vez.... no hay problema si no quieres!... pero es que yo pensé... quería preguntarte...
-Que es, señor Serrano?
El respiro profundamente para tratar de calmar los latidos de su corazón que se habían disparado, cerró los ojos tratando de serenarse y cuando estuvo más calmado los volvió a abrir y decidió soltarlo de una sola vez.
-Te gustaria venir conmigo?
Silencio.
-Por trabajo, claro. La verdad es que necesito a alguien que me ayude con el papeleo alli. A veces termino muy tarde en la noche, y me levanto muy temprano, está empezando a afectar mi trabajo.
-Sería su secretaria, pero alli?
-Si... La casa es grande, podrias quedarte alli un tiempo, para probar, y luego, si te gusta puedes quedarte, o alquilar algo en el pueblo- Aunque esperaba que decidiera quedarse como su esposa, tenia que decirselo para no asustarla.
Oriana bajó la mirada a sus manos, aun sentia el calor de él en su mano. Estaba asustada, pensaba en las pesadillas. Y si se despertaba gritando a mitad de la noche? Pero tal y como él le habia hecho ver, no habia nadie que la retuviera allí, y esa podría ser la oportunidad que estaba esperando para empezar de nuevo. Julian vio la duda en su mirada y contuvo el aliento. Hasta que por fin ella respondió.
-De acuerdo... lo haré. Me iré con usted al rancho.
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Y que le guste el Rancho (Adaptada)
RomanceJulian Serrano, un apuesto ranchero, lleva años buscando a la mujer ideal. Ésta debe ser hermosa, carismática, humilde, amable, y por supuesto, debe gustarle vivir en el rancho. Oriana Sabatini es, efectivamente, hermosa, amable, humilde y tal vez...