Después de cenar el delicioso pollo al horno con verduras que Oriana estaba preparando, fueron directamente a la habitación. Hicieron el amor hasta entradas horas de la madrugada. En ese momento Oriana dormía, y Julian abrazaba su cuerpo desnudo contra el suyo. No recordaba que fuera tan perfecta, su memoria no le había hecho justicia. Pensó en todo el tiempo que les quedaba por delante juntos, como esposos, como una famila. Entonces recordó que no le había propuesto matrimonio, había dejado el anillo en el saco que estaba en el sillón.
-Carajo!- susurró cuando sintió sus pechos en su costado, Oriana estaba dormida y a él lo seguía excitando. La levantó con cuidado y la dejó en la cama.
-Te vas?
-Mierda! Amor, me asustaste! Pensé que dormías...
-Lo hacía, pero me dió frío cuando me dejaste...
-Sólo iba a...
-Baño?
-Si! eso! el baño.
-Es allí- dijo señalando una puerta en la habitación, Julián la miró con el ceño fruncido, no esperaba que tuviera un baño en suite.
-Ya vengo- dijo simplemente y salió desnudo de la habitación hacia la sala.
Oriana estaba demasiado sensible con el embarazo, y no había podido evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Cuando Julian volvió a entrar en la habitación lloró más fuerte por ser tan estúpida. Esa noche no se había cansado de decirle cuanto la amaba, y ella aún creía que él podía abandonarla!
-Que pasa, amor!? Por qué lloras?
-Lo siento! estoy muy sensible! todo lo que pasó... es que aún no me lo creo. Y te amo tanto!
-Yo también te amo mucho, princesa! Pero con el ajetreo de anoche, olvidé hacerte una pregunta.
-Qué?- Julian abrió la cajita y la puso en sus manos. Vió como sus ojos volvían a llenarse de lágrimas, aunque sabía que esa vez eran de felicidad.
-Tú, Oriana Sabatini, eres la mujer más maravillosa que conozco, eres hermosa, dulce, sexy... Dios, vida mía! No puedo concentrarme si dejas que la sábana baje hasta tu cintura, por favor tápate. No puedo ni siquiera pensar en una vida sin tí. Estas últimas semanas fueron un verdadero infierno, mi casa se siente vacía, la cocina y el comedor a la hora del desayuno, hasta mi cama, aunque no la hayamos compartido tanto. Dormí en tu habitación cuando te fuiste, cada día, creía que podría sentirte más cerca. Pero sólo podía extrañarte más. Así que te pido que termines con mi sufrimiento. Me harías el honor de convertirte en mi esposa?
Oriana lloraba libremente con una enorme sonrisa en el rostro. No podía hablar, así que sólo asintió con la cabeza y soltó nuevamente la sábana para abrazarlo y besarlo. Julian la tiró en la cama y le hizo el amor con tanta pasión que ambos sintieron que estaban en el cielo. Luego, Julián estaba sobre su cuerpo acariciando el cabello que rodeaba su cara.
-Auch!- se quejó Oriana
-Te hice daño?- se asustó Julian. Ella metió una mano por debajo de su espalda y sacó sonriente el anillo de compromiso que ambos habían olvidado.
-Mira lo que encontré clavado en mi espalda!
-Soy un pésimo novio! Te propongo matrimonio y olvido ponerte el anillo!
-Pero me pusiste otra cosa que disfruté más!
-Eres terrible, cariño!- la besó sonriendo y luego la miró con felicidad.- Dame ese dedo! Espero que los hombres se den cuenta ahora de que no pueden mirarte.
ESTÁS LEYENDO
Y que le guste el Rancho (Adaptada)
RomanceJulian Serrano, un apuesto ranchero, lleva años buscando a la mujer ideal. Ésta debe ser hermosa, carismática, humilde, amable, y por supuesto, debe gustarle vivir en el rancho. Oriana Sabatini es, efectivamente, hermosa, amable, humilde y tal vez...