Cuando terminó de desayunar, Leo se cambió el lujoso traje por unos vaqueros y una camisa, y se fue a trabajar hombro a hombro con su hermano mayor.
Después de hacer su trabajo, Oriana fue a ayudar a Jovita en la cocina, y cuando entró se la encontró charlando con su esposo, Bill. Había empezado a perder el miedo a los hombres del lugar, todos habían sido muy amables con ella. Hasta sentía aprecio por ellos.
-Buenos días, señor Turner.
-Buenos días, señorita Oriana.
-Necesitas ayuda con el almuerzo, Jovita?
-No, querida, ya tengo todo listo. Justo estaba por ir a juntar los huevos cuando Bill apareció.
-Por qué no los busca usted, niña?- dijo el vaquero.
-Yo puedo hacerlo... si quieres... no quiero estorbar en tu trabajo.- dijo Oriana aceptando.
-Oh! no, querida. No estorbas para nada, al contrario, te agradecería que lo hagas por mi. Esta mañana me levanté un poco dolorida de la columna.
-De acuerdo. Entro, junto y salgo, verdad? no hay nada más?- la mujer asintió sonriendo- Es sencillo! Puedo hacerlo!- y salió feliz por la puerta.
Cuando Jovita detectó la mirada de diversión de su marido, lo miró con expresión reprobadora.
-Que hiciste, Bill?- él puso cara de no haber matado una mosca en su vida.
-Nada, mujer!- pero sus ojos jocosos no decían lo mismo.
Preocupada, se asomo a la ventana y logró ver como apenas Oriana ponía un pie en el gallinero, las aves empezaban a atacarla, saltando y aleteando. La joven intentaba cubrir su cabeza con sus brazos con la canasta aún en su mano. Daba pasos vacilantes hacia atrás, hasta que se enganchó con un alambre oxidado que le abrió una considerable herida en la pierna. Desesperada como estaba por salir, no se percató. Y tampoco lo hicieron la mujer que se había enojado con su marido, segura de que algo tenía que ver con aquello y el hombre que a duras penas aguantaba la risa. Cuando logro salir, corrió hasta la casa.
-Lo siento- dijo con los ojos llenos de lágrimas- no pude hacerlo- cuando terminó de decirlo, dejó la canasta vacía sobre la mesa y subió a su habitación, no salió en todo el día.
-Deberías estar avergonzado! que le hiciste a la pobre niña?
-Sólo fue una pequeña broma, Jovi.
-Pequeña broma? no viste la tristeza de esa muchacha?- Bill se dió cuenta entonces de que su mujer tenía razón, la joven no había corrido insultando a todos, había llorado, realmente le había afectado, y se sintió realmente avergonzado. La muchacha se había portado realmente bien con el, con todos. Cada dia les llevaba agua fresca y alguna cosa para comer. Siempre los trataba con amabilidad, nunca con superioridad ni desprecio. Debía disculparse con ella.
Oriana pasó todo el dia en su habitación. Por la tarde Jovita había ido a verla, para ver si se sentía bien y ella argumentó sentirse demasiado cansada. Le pidió que la disculpara con el señor Serrano, porque no iba a bajar a cenar. La amable mujer así lo hizo, y Julián cenó a solas con su hermano.
-E Oriana?- pregunto curioso Leo.
-No va a bajar, le dijo a Jovita que estaba cansada. Aunque tal vez sea porque tu estas aqui.
-Y que culpa tengo yo?
-Es muy vergonzosa. Asi que tal vez se sintiera incómoda con tu presencia.
-Que sucedio?
-Con que?
-Entre ustedes...
-Por que preguntas?
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Y que le guste el Rancho (Adaptada)
RomanceJulian Serrano, un apuesto ranchero, lleva años buscando a la mujer ideal. Ésta debe ser hermosa, carismática, humilde, amable, y por supuesto, debe gustarle vivir en el rancho. Oriana Sabatini es, efectivamente, hermosa, amable, humilde y tal vez...