Capitulo 13

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A la mañana siguiente, cuando Julian se despertó, aún estaban en la misma posición. Sonrió cuando sintió la caricia de su cabello en el brazo que rodeaba sus hombros, cuando sintió la suave respiración que golpeaba su pecho y el cálido contacto de su mejilla.

Había escuchado que Leo se levantaba, su hermano no era para nada silencioso, así que decidió hacer lo propio. Dejó a Oriana en la cama y acarició su mejilla. Quería besarla en los labios, pero no quiso despertarla, así que deposito un suave beso en su frente.

Oriana se había despertado también con los ruidos, pero estaba tan a gusto que no había querido moverse. Se entristeció cuando Julián la dejo en la cama, pensando que iba a irse sin más, como si se sacara un peso de encima, pero cuando puso la mano en su mejilla y luego besó su frente, sintió un agradable calorcito en el pecho.

Cuando escuchó que entraba en su habitación, se levantó, como todas las mañanas, a preparar el desayuno.

Estaba sacando unas galletas del horno, cuando Julian entró a la cocina.

-Pero... QUÉ DEMONIOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!-gritó. Oriana se puso nerviosa, no le gustaba la violencia, ni los gritos.

-El...El desa-yuno

-Veo. Lo que no entiendo es porque estás levantada. Tienes que guardar reposo hasta que estés totalmente recuperada.-dijo bajando el tono al ver lo aterrada que estaba.

-Ya me siento mejor.- se odió por ser tan débil. Ese hombre le había demostrado más de una vez que jamás le haría daño. Entonces, por qué estaba tan asustada? Empujó al miedo bien hasta el fondo y se paró derecha. Se sentía mejor, y se iba quedar levantada.

-NO ME IMPORTA QUE TE SIENTAS MEJOR! MEJOR NO ES BIEN! VUELVE A LA CAMA!

-No.

-Vuelve a la cama, Oriana.

-USTED NO ES NADIE PARA OBLIGARME A PASAR TODO EL MALDITO DÍA POSTRADA EN UNA MALDITA CAMA!- Leo, que en ese momento entraba en la cocina, se sorprendió al escucharla hablar así. Parece que la dulce muchacha tenía su carácter después de todo.

-SOY TU JEFE!

-PERO NO MI DUEÑO!

-Oriana,- dijo en un tono bajo, pero amenazador- no me obligues a cargarte sobre mi hombro, llevarte arriba y atarte a la cama.- Una vez pasada la adrenalina del momento, Oriana se convirtió en un flan y empezó a llorar desconsoladamente.

-Lo siento!- dijo entre hipos

-No pasa nada.- dijo Julian abrazándola- El doctor dijo que te quedaras en la cama hasta que estés totalmente recuperada.

-De acuerdo.-se separó de él y fue a salir.

-Espera- dijo cuando la vió rengueando a la puerta de la cocina. Oriana se había levantado, aún con dolor en la pierna para hacerle el desayuno, y él sólo le había gritado.- lo siento, Ori- dijo abrazándola nuevamente. Ella automáticamente le rodeó la cintura con los brazos y volvió a llorar- lo siento mucho, cariño. No quiero que te hagas mal

Puso un dedo debajo de su barbilla y tiro para arriba, para que lo mirara. Secó sus lágrimas con el pulgar, con la otra mano aún en su espalda y luego la bajó a la nuca. Lentamente bajó la cabeza y la beso, despacio, dándole tiempo a ella de alejarse. Como no lo hizo, intensificó el beso, invadiendo su boca y apretándola contra su cuerpo y acariciando su espalda a través de la fina tela de algodón. Oriana gimió de satisfacción y suspiró. Julián se separó de ella y la miró a los ojos sin soltarla. Cuando ella sonrió, él también lo hizo, le dio un casto beso, se separo del todo y la agarró de la mano.

Y que le guste el Rancho (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora