Pequeños West. [West#2]

26- Dolorosos recuerdos.

Bastián

Me tomé la tercera taza de café de la mañana, ya había salido de la primera reunión del día, me sentía muy cansado, el cambio de horario si que me estaba dando duro. Saqué el celular de mi bolsillo, tenía un mensaje de April.

Amor, necesitamos hablar, por favor llámame. Te extraño mucho.

Me preguntaba de que necesitábamos hablar, si era algo urgente o simplemente era porque me extrañaba, yo también la extrañaba, a ella y a los niños, pero con lo corto que se hacía el día, entrando y saliendo de congresos, sólo me da tiempo de comer, pero el lado bueno es que había conocido posibles inversionistas para algunos proyectos que teníamos en mente papá y yo.

—Señor West —un mesero se me acercó—, lo esperan en la sala de conferencias —señaló a dónde estaban dos hombres que había conocido. Lo inversionistas.

—Gracias —le dije. Me terminé el café y le escribí un mensaje a mí esposa.

En cuanto pueda te llamo, los extraño mucho y los amo.

Me puse de pie, fui a dónde estaban los socios y juntos entramos a la sala de congresos. Deseaba que papá hubiera ido conmigo, quizás así podría descansar un poco. Desde que había llegado no había podido descansar, durante la mayor parte del viaje había estado organizando documentos y preparándome para conseguir socios, cuando llegué ya estaba anocheciendo y en lugar de ir a descansar fui a una cena que terminó muy tarde, sólo pude dormir un par de horas porque al día siguiente muy temprano era el primer congreso. Así que estaba muy desvelado.

El cambio de hora ya se estaba volviendo un poco más llevadero, después de dos días ya me había organizado bastante bien con mis horas de sueño. Revisé mi celular, tenía mensajes de April, aún no habíamos podido hablar por teléfono.

Bastián, me urge que hablemos, pasó algo y necesito contártelo.

Bastián por favor responde, tenemos que hablar.

Bastián, es urgente, necesito tu ayuda.

De inmediato imaginé que era algo de la empresa, en el peor de los casos, había pasado algo con los niños, pero sí aquí era día, allá era noche, tendría que quedarme despierto para poder hablar con ella.

—¿Bastián? —levanté la mirada.

—Catie —sonreí al verla parada frente a mí—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Vacaciones, ¿y tú? —resople.

—Trabajo y más trabajo.

—Me da gusto verte —me abrazó y respondí a su abrazo—. ¿Qué tal la vida de casado?

—El matrimonio es divertido, bueno, dicen que sólo al principio, pero yo lo voy a disfrutar de igual forma —empezó a reír y yo con ella—. Oye, tengo tiempo libre ahora, ¿quieres ir a tomar algo?