Era difícil contar el paso de los días cuando el sol no se asomaba por esa parte de la casa. Todo el tiempo se sentía frío y aunque comprendía que Tokitou necesitaba un tipo de cuidado diferente debido a sus heridas, no podía evitar pensar que era algo triste estar tan oscuro. Tanjirou había comenzado a recuperarse poco a poco. Ahora podía salir de la cama sin que Aoi lo reprendiera. Pasaba sus días entonces comprobando el estado de sus amigos. Zenitsu e Inosuke parecían haber sanado totalmente físicamente, pero ambos habían sido infectados con una tristeza eterna, una de esas heridas que terminan apagando una luz en el alma que ya es después imposible recuperar. Kanao no había recuperado la visión de uno de sus ojos y aún así se esmeraba por ayudar a los heridos, tratando de mantener el recuerdo de Shinobu y su bondad con los enfermos. Nezuko intentaba ayudar , lavando las sábanas, la ropa, metida en la cocina todo el tiempo y yendo de un lugar para el otro como la recordaba siempre cuando era humana. La medicina de Tamayo había fallado y ahora no sabía qué más hacer, pero ponderaba recuperar un poco de la calma, reorganizarse y sanarse antes de continuar, de nuevo. Todos tenían al menos un muerto por llorar, la moral general estaba devastada aunque pudiera asumirse lo contrario. Habían derrotado a Muzan, habían acabado con el mayor problema que los aquejaba y sin embargo, parecía que todos pensaban exactamente lo mismo.
El costo había sido demasiado.
Sin embargo había forjado uniones también inesperadas. Como esa que no quiso presenciar pero fue azar, cuando Kanao intentó detener a Giyuu de marcharse hacia las montañas, recriminándole porque estaba bastante malherido pero él no dejaba de alegar que si moría sería lo justo, que él no merecía seguir sobreviviendo a costa de los demás. Kanao lo soltó, comenzando a llorar, a buscar su propio y único soporte mientras se desgarraba gritándole que no era justo que fuera tan egoísta. Shinobu se había sacrificado por ellos, por regalarles un poco más de tiempo, de alegrías. No podía despreciarlo, no tenía opción. Estaba vivo y era su deber soportarlo, aferrarse a la vida como el último regalo que les dieron todos aquellos que ya no estaban.
La escena era desgarradora y no hizo sino volverse más triste cuando el adulto se dejó caer de rodillas, abrazando a la niña, llorando también. Fue su comunión. Después de eso ambos comenzaron a pasar cada vez más tiempo juntos. Eran los únicos sobrevivientes de su familia y más valía que fueran así de unidos. Tenían tiempo para adaptarse el uno al otro.
Algo así como Inosuke con él y su hermana. Parecía haber comprendido de improvisto algo en ellos que los unía y no alcanzaba a explicarle. Pero había empezado también a preguntarle mucho si recordaba a su madre y cómo era con ellos. Tanjirou decidió que no lo presionaría para hablar. Ni siquiera cuando le escuchaba acercarse a su hermana, con el rostro lleno de lágrimas, pidiéndole que le cantara para dormirse. Esas noches le era imposible dormir por el dolor en el pecho y prefería escurrirse a la cama de Muichirou, sin importarle si al día siguiente lo reprendían por estar molestándolo, él también necesitaba sentirse a salvo a veces.
El chico hacía muy poco que había recuperado la conciencia, casi dos meses después. Fue a medio día quizá, de nuevo la falta de sol no le permitió saberlo. Pero lo escuchó claramente estornudar. Fue algo suave, como un gatito. Abrió los ojos hasta sus límites, viendo el bultito que hacía en la cama moverse, intentar ponerse de lado. Abrió los ojos con más sorpresa al notar un detalle que no había reparado hasta ese momento. Muichirou, de alguna manera, tenía sus dos brazos y la pierna faltante. Creyó que estaba alucinando, hasta que lo vio abrir los ojos, nublados por los retazos del coma y esa casi borrosa sonrisa mientras tomaba su rostro con ambas manos.
"Gracias a Dios"
Fueron sus primeras palabras, antes de volver a cerrar los ojos y continuar durmiendo. Tanjirou no podía con los miles de fuegos artificiales en su estómago, acunándolo contra él con la mayor delicadeza a pesar de estar deshaciéndose en llanto. Apenas se apartaba de él desde ese momento, insistiendo en ocuparse de alimentarlo, de ayudarle a masajear sus extremidades, de absolutamente todo en una celosa devoción que comprendían.
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Fresas
FanfictionEra extrañamente familiar. Desde el primer momento que lo vio, fue lo único que pudo sentir al respecto. Kimetsu no yaiba , Omegaverse. Tokitou Muichirou x Tanjirou Kamado como pareja principal.