Canciones tristes

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Desde cualquier ángulo era hermosa. Así de tranquila, bañada en la luz de la tarde que se colaba por la ventana parecía una estatua, una figura religiosa que debía estar en un templo para ser, no admirada sino adorada. Para encontrar consuelo en sus ojos violetas piadosamente entrecerrados, con los labios contraídos por la concentración que le daba esa sombra de ira que todo santo manifiesta, esa fiereza que requiere cualquier creencia a la cual aferrarse para no hacerle ver débil. Ella no era débil, si lo sabía él, y aunque no era el ser más benévolo de la tierra, tenía un lado protector que le sobrecogía. Shinobu era preciosa en cada una de sus facetas y a Giyuu le gustaba mirarla. Sabía que ella lo sentía, sobre todo porque él ni siquiera tenía intenciones de ocultarse. Ella hacía su vida a sus ojos, quizá esperando a que fuera él mismo quien tomara el valor para invitarse a tomar un paso dentro de su rutina.

Pero esta vez , Shinobu parecía menos paciente, levantando la mirada del pergamino que estaba escribiendo, sonriéndole. 


-Buenas tardes, Tomioka, es una sorpresa que estés aquí tan temprano- le quitó la oportunidad de escapar, aunque realmente nada le obligaba a tener un poco de cortesía, últimamente estaba intentando poner de su parte para encajar con los demás. Sobre todo con ella, aunque no admitiera.

-Hace tanto que no te veo que vine a comprobar que no habías huído- se recargó contra la silla, estirando su espalda, atendiendo la mirada falsamente ofendida- Con tanto ruido aquí, no te hubiera culpado-

- Es cierto, gracias a este ritmo alocado de entreno y la cantidad de nuevos reclutas, es lógico que estemos a tope de trabajo- rió suavemente- he estado tan ocupada creando diversos venenos y antídotos simultáneamente que temo confundirme algún día con algún infortunado novato- 

-Confundirte- repitió el hombre con una risa sarcástica, detectando en el brillo algo sádico en los ojos violetas que , efectivamente, su paciencia estaba comenzando a evaporarse día con día. No sólo era el trato con los vigorosos pero torpes jóvenes, cada día la notaba más...Cansada, pálida. No triste sino enojada. Desesperada. Los ánimos se estaban caldeando entre todos, todos sentían en el aire la misma amenaza, el mismo apremiante deseo de acabar con Muzan y parar por fin tantas muertes dolorosamente innecesarias, ganarle el juego al alejarlo de Nezuko y su bendito secreto de haber vencido al sol, de mostrarle que nunca podría superar a tantas almas destrozadas pero valerosas, que él estaba muy lejos de ser imbatible como se imaginaba. Acercó sus dedos al vaso de té al lado de Shinobu, quien se apresuró a beberlo de un golpe.

-Ya estaba frío, ibas a odiar el sabor. deja que llame a Aoi por un poco más de té caliente- ofreció, asomándose al pasillo antes que pudiera responder. Se asomó entonces a la fila de papeles que tenía regados  en el escritorio. La mujer volvió con una taza para él.

-Nunca te pedí una explicación del por qué me hiciste tener esa clase de conversación con Tokitou- aceptó la bebida, ojeando un apartado que tenía el nombre mencionado- no parece el tipo de persona que se interesa por esa clase de cosas y tampoco creo que esté teniendo inquietudes tan temprano-

-Supe que fue Uzui quien le habló al respecto, pobre chiquillo, vino aterrado conmigo, pidiendo que no le dejara a solas jamás con ese hombre- se rió tras su mano, viendo a Giyuu intentando ocultar su propia risa- Tokitou tiene una composición muy particular. Puede señalar las partes de su cuerpo que han sido lastimadas para llevar nutrientes y frenar el flujo de sangre para evitar una hemorragia. Le expliqué que es un mecanismo parecido a las plantas. Cuando arrancas una hoja de un estolón, esta segrega una especie de jugo para sanarse. Si la siembras en un ambiente seguro, mientras esté unida a su planta, puede volver a crecer incontables veces. Tokitou puede hacer algo así consigo mismo. No cicatriza como los demás, él se regenera por completo. Es bastante llamativo y sobre todo útil, mientras se mantenga aunque sea un hilo nervioso atado, puede regenerar cualquier tejido por sí mismo. Es un chico asombroso-

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