Tanjirou sabía que la sonrisa de Dios era hermosa. Había vuelto su rostro hacia él, después de tantos años con los ojos cerrados para recompensarlo. No había alcanzado a comprender la parte médica de la condición de Muichirou en esa vaga explicación. Lo único que resonó hasta la última fibra de su ser fue que era muy probable que estuvieran por ser padres. Su mente borró la posibilidad y la convirtió en una certeza incuestionable. Aquella noche, Muichirou lo escuchó rezar entre sollozos, abrazándolo mucho más fuerte que otras veces. El día siguiente, sin embargo fue un campo de batalla. Tanjirou insistía en que no debía seguir trabajando, en su estado era peligroso que cargara y caminara tanto, pero su pareja insistía en que su embarazo no lo volvía un inútil y más le valía no tratarlo así. Al final acordaron que Muichirou se tomaría un descanso de sus labores hasta el momento que sus ropas no ocultaran su vientre y eso sólo porque sería algo complicado explicarlo en el pueblo. A pesar de eso, Tanjirou no pudo evitar preguntarle a cada paso si estaba bien, si quería que cargara su cesta, si tenía náuseas.
Muichirou quería ofenderse, pero sólo podía sentirse protegido. Los temores del primer día se disolvieron y ahora se sentía tonto por haber pensado que las cosas podían ser diferentes. Estaba en buenas manos. Estaban en buenas manos.
-¿Seguro que no quieres un poco más? Cociné todo el saco sólo para ti ¿Tienes ganas de algo más dulce? Compré yokan -
-¿Yokan? - miró el postre que Tanjirou enseguida le ofreció, sirviéndolo en su plato- no creo que sea oportuno que gastemos tanto en comida-
-Estás muy delgado, Mui- cortó el postre para ofrecerle un bocado- necesitas ganar al menos cinco kilos ¿Con qué vas a alimentar a nuestros hijos si no tienes nutrientes?-
-No me quiero volver una bola- masticó, abriendo la boca para que Tanjirou volviera a darle de comer- además, según el doctor apenas estoy en la sexta semana-
-No debiste ocultarme que te sentías mal- acarició su mejilla después de limpiarla del dulce-pero supongo que por algo ocurren las cosas de la forma en que ocurren, quizá otro doctor ni siquiera hubiera considerado atenderte- suspiró, rodando los ojos- supongo que deberé agradecerle a Shinazugawa cuando lo vea-
-Sé que desde el principio ustedes no se llevaron bien, pero es un buen hombre-
- Si lo crees así, yo también- se inclinó para besar su frente, sonriendo-¿Has pensado si quieres que el resto sepa? Por mi parte me muero por hacérselo saber a todo el mundo, estoy tan agradecido por este milagro que sólo quiero hablar de ello, sin embargo respetaré lo que decidas-
-Me gustaría que lo supieran- aseguró, bostezando, mientras se acurrucaba contra el pecho del otro, asueñado por la abundante cena- pero no justo ahora, sé que parece una tontería pero he escuchado que es de mala suerte decirlo antes del tercer mes y no quisiera tentar nuestra fortuna- le sonrió a Nezuko, quien apenas estaba despertando de su siesta. le hizo un gesto para que se acercara y la chica se acomodó en su vientre, pegando su oreja- parece que le hace ilusión ser tía-
-Vamos a cuidar muy bien de Mui ¿Verdad, Nezuko?- estiró la mano para tomar la de su hermana, quien asintió con vehemencia. El chico sonrió, sintiendo de nueva ese oleaje de emociones que le daban ganas de llorar.
Los días no iban a detenerse y lo sabían, aunque su rutina apenas hubiera cambiado, el cuerpo de Muichirou no tardó en dar las primeras señales de que algo estaba ocurriendo. Las náuseas se habían detenido gracias al té que Tanjirou cada mañana le preparaba y aunque no tenía nada parecido a extraños apetitos, sí le costaba mucho más trabajo levantarse y constantemente cabeceaba. Además que el área de los pectorales le había comenzado a incomodar, como si por la noche le hubieran apretado con mucha fuerza. Todavía no ganaba peso, pero una curva ya se asomaba por su abdomen, apenas como un constipado, como un exceso de comida pero fue suficiente para que Tanjirou comenzara cada noche a dormirse abrazado a su cintura, susurrándole cuánto les amaba y lo profundamente ansioso que estaba por tenerlos entre sus brazos, todas las cosas que les enseñaría, los lugares que les mostraría. Nezuko también, aunque siempre había sido bastante cariñosa, últimamente buscaba cualquier momento para acurrucarse contra él, había comenzado a levantarse con los primeros rayos del día para ayudarle específicamente a él a juntar la leña y siempre al volver encontraba un ramo de flores en la mesa y un puñado de bayas silvestres en su sitio. Se sentía tan amado, tan procurado que a veces no podía él tampoco evitar llorar de pura gratitud, aunque Tanjirou se asustase. Habían pasado ya tres semanas. Estaban terminando de cenar cuando vieron a Nezuko correr hacia la entrada, totalmente erizada como un gato y a la defensiva como hacía mucho no la veían. Los muchachos se alarmaron, corriendo también.
-Parece que todavía te acuerdas de mí- Sanemi ladeó la sonrisa, burlón y desafiante, mientras se paraba a unos metros de la casa, lo suficiente para salir de las penumbras. Tanjirou sintió las mejillas arder, pero se guardó lo que pensaba responder al ver a Muichirou abrazar con tantas ganas a su amigo- y parece que tú ya te estabas olvidando de mí, niño-
-Lo siento, hemos estado muy ocupados con el trabajo- sonrió cuando Sanemi le revolvió el cabello, tomándolo de la mano- está bien, Nezuko- pero la chica seguía mirándolo con un profundo odio y desconfianza así que Muichirou soltó su mano y ella entonces suavizó un poco su ira- quizá alguna vez deberías disculparte con mi cuñada- dijo con un retintín mientras el chico chasqueaba la lengua. Tenía miles de motivos, su orgullo.
-Lo lamento por lo de antes- dijo muy bajo y con los dientes apretados, pero lo suficiente audible para que la chica escuchara. Tanjirou abrió con sorpresa la boca-¿Puedo entrar a su casa?-
-Sí, adelante- su voz tembló todavía de la impresión, mientras Muichirou volvía a tomar la mano de Sanemi para llevarlo a la mesa. Nezuko y él se miraron contrariados-¿Deberíamos dejarlos solos?- ella resopló- está bien, quizá no me agrade, pero si es capaz de disculparse contigo por él, no creo que vaya a lastimarlo- suspiró, mirando de soslayo a Muichirou ofreciéndole una taza de té y algo de yokan. Sanemi le sonreía-Sí, creo que será mejor que tú y yo vayamos a dar un paseo-

ESTÁS LEYENDO
Fresas
FanfictionEra extrañamente familiar. Desde el primer momento que lo vio, fue lo único que pudo sentir al respecto. Kimetsu no yaiba , Omegaverse. Tokitou Muichirou x Tanjirou Kamado como pareja principal.