Flores

395 54 2
                                    

El tiempo parecía mucho más lento cuando Tokitou se acercaba. No era aburrido, era extremadamente calmo, su compañía se asemejaba a un estado de duermevela. Algo onírico pero aún así vívido, con la candidez que sólo le permitía mirar a cierta gente afortunada era fácil dejarse arrastrar a su quietud. Como en ese momento, que llevaban cerca de dos horas caminando por las orillas de aquella extraña montaña porque Tokitou decidió que era primordial encontrar algo ahí. Tanjirou fue mirado, simplemente, por esos enormes ojos menta y supo que había sido elegido como su acompañante sin lugar a alegatos. Suspiró y se aseguró de dejar a Nezuko bajo el cuidado de una siempre diligente Mitsuri. Tokitou era demasiado impetuoso para seguir convaleciente y al menos quería asegurarse que no se desmayara o perdiera a medio camino. Porque era por demás intentar detenerlo. Se sentó un momento, agotado de estar caminando en círculos. La tarde ya estaba comenzando a caer pero debido al clima apenas sentía la brisa. El pasto se volvería azulado pronto y entonces deberían o correr o prender un fuego para pasar la noche, porque sería imposible regresar a la Mansión de las mariposas. Abrazó sus rodillas, enajenado ante el gesto concentrado pero pacífico del otro, todavía buscando entre las matas y los árboles como un pequeño halcón. Hasta que lo vio echarse a correr hacia un punto lejos de su vista. Estaba muy cansado para levantarse, así que sólo se guió de su olfato para saber que estaba rebuscando algo entre las hojas con un complacido júbilo. 

-¡Las encontré!- su voz apenas se colaba entre el ruido de las flores ser arrancadas y la hierba meciéndose contra él, pero le hizo sonreír la alegría con la que lo dijo. Mucho más al verlo acercarse con las manos repletas de unas pequeñas florecillas azul oscuro como si tuviera el secreto de la vida ahí. Se sentó a su lado, extendiendo sus manos para mostrarle-¡Sabía que las encontraría aquí!-

-Son muy bonitas, pero no comprendo- alternaba su mirada entre los pequeños brotes azules y la cara entusiasmada sin lograr adivinarlo- en la Mansión estamos rodeados de flores ¿No hubiera sido más fácil cortar algunas de allí?-

-Oh ¿Realmente no sabes qué son estas?- lo miró engreído, alzando el mentón y entrecerrando los ojos-son guisantes de mariposa. Son flores aromáticas para preparar té-

-Eres muy inteligente, Muichirou- sonrió, sinceramente impresionado-pero, también tenemos té allá-

-Este té es especial- suspiró, acomodando las flores en la pequeña canasta que le hizo cargar y apenas revelaba su propósito- Shinobu me habló de ella hace poco. Se utiliza como un relajante en varios lugares de Asia, pero no es su único uso. Al parecer, en algunas culturas también es utilizado como un protector de memoria- acarició distraído su pequeño tesoro floral, apretándolo contra su pecho, recargando su cabeza en el hombro de un expectante Tanjirou- pasé mucho tiempo sin recordar nada, vacío, sin saber quién era o por qué estaba tan enojado y triste. Los recuerdos de lo perdido pueden llegar a ser desgarradores, pero una existencia sin ellos es incluso peor. Es tan hueca. Justo ahora, mi mayor temor es llegar a perderlos. Sobre todo- apoyó sus rodillas contra su pecho, queriendo calmar el repentino cambio en sus pulsaciones- sobre todo desde que tú estás entre mis recuerdos- 

Tanjirou boqueó, desistiendo de buscar alguna palabra que no fuera tan torpe como para arruinar el íntimo despliegue del chico. Optó por rodear sus hombros, apoyando su mejilla en su cabello. 

Sería ideal que comenzaran a caminar si no querían que la noche les retuviera.Sólo en caso, por supuesto, que realmente no quisieran.

FresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora