Fresas

Oleaje

Sanemi había ido a dejarle los medicamentos que el doctor le había enviado y recordarle que debía ir por otro chequeo y un diagnóstico. El doctor se había documentado hasta volverse loco, se había burlado Sanemi y Muichirou torció los labios, seguro que él había tenido mucho qué ver. Tanjirou le aseguró que él lo llevaría a su cita y que no era necesario que se preocupara. Aunque odiara admitirlo, Sanemi lo sabía. Se despidió, negándose a pasar la noche, dándole un envoltorio de tela a Muichirou , marchándose antes que alguno notara lo rojo que estaba. Cuando lo desanudó, notó que eran al menos cinco conjuntos infantiles y una docena de pañales de tela. Tanjirou sonrió, besando el cabello de Muichirou quien había comenzado a llorar por lo pequeña que era esa ropa. 

A la mañana siguiente se estaban preparando para ir a la cita con el médico. Nezuko se quedó cuidando la casa y ellos hicieron el camino entre risas y esa extraña adrenalina que da la incertidumbre. Aunque estaban haciendo su vida como si aquello ya estuviera confirmado, podía ser que incluso recibieran malas noticias. ¿Y si el ataque de la Primera Luna había tenido un remanente que lo iba debilitando poco a poco? Tanjirou intentaba no pensar en ninguna fatalidad, sólo siguiendo las pisadas de Muichirou por la nieve mientras iban descendiendo la montaña.  Sus hijos nacerían en primavera y eso era un buen augurio, no debía preocuparse.  Se encargó de acomodar el abrigo de Muichirou antes de entrar al consultorio, preguntándole si deseaba pasar antes por algún caramelo o a mirar alguna cosa en la siempre concurrida ciudad. Muichirou le sonrió, besando su mano, asegurándole que sería mejor que se apuraran. Tomaron su lugar en la salita, esperando que el hombre terminara con su paciente y reconociera a Muichirou, ligeramente contrariado por ver a Tanjirou en lugar de Sanemi. Aún así no dijo nada y les hizo pasar. No se detuvo demasiado en los términos médicos y más bien se apresuró a pedirle a Tanjirou que saliera para que pudiera examinar correctamente a Muichirou. Aunque no muy convencido, lo hizo, intentando relajarse. Debieron pasar más de veinte minutos y él ya se estaba impacientando, hasta que le hizo una seña para que entrara de nuevo. Le pidió que se sentara y Muichirou muy disimuladamente buscó su mano mientras el doctor acomodaba los papeles para leerlos.

-A juzgar por el tamaño del vientre y las pulsaciones , ya puedo establecer que está en la novena semana y que efectivamente son gemelos. Aún es muy pronto para determinar otras características, pero sí debo recomendarte que a partir de ahora reduzcas tus esfuerzos hasta lo posible, tu situación es muy delicada, no sólo porque es un embarazo múltiple, sino porque tu cuerpo no está diseñado para albergarlo y aunque tus órganos presentan un reacomodo muy específico, no puedo asegurar que mientras se desarrollen, los fetos no aprieten alguno de tus órganos y eso puede generarte un problema muy severo de salud, incluso poner en riesgo la vida de los tres. No has ganado el peso suficiente y me preocupa un poco la presión tan baja que tienes, sin embargo con un par de suplementos no creo que haya mayor problema. Eso es lo que me preocupa ahora, pero más adelante, y ya que no tienes ningún conducto para un parto normal, deberemos programar una cesárea. Sanemi me ha dicho que viven en las montañas y desafortunadamente yo necesito un equipo muy específico para controlar cualquier eventualidad durante la operación, así que les recomiendo altamente que si tienen algún lugar cercano donde puedas pasar al menos los últimos dos meses de gestación, lo vayan contemplando- terminó de leer, mirando a los dos jóvenes con una sonrisa calmada- ¿Tienen alguna duda?-

-Gracias por sus atenciones- Tanjirou le hizo una reverencia y Muichirou lo imitó-¿Puede ser que el trabajo le haya impedido ganar peso? Le he dicho que no se esfuerce tanto, caminamos mucho y con tanto peso...-

-Por ahora lo mejor será que te tomes un descanso, Tokitou, apenas estás comenzando pero cuando entres al tercer mes, es muy probable que tu resistencia física disminuya bruscamente y no queremos que nada les ocurra. Te mandaré una dieta muy rica en hierro y baja en sodio, procura cuidar de ti - sonrió mientras escribía-¿Alguna otra pregunta?-

-¿Podemos seguir durmiendo juntos? Ya sabe, como pareja- 

-¡Muichirou!- Tanjirou lo volteó a ver totalmente sonrojado y el aludido sólo se encogió de hombros, sin darle importancia. El doctor se echó a reír.

-Es normal, no debes sentirte avergonzado. En realidad lo recomiendo altamente, eso estimula la secreción de hormonas y relaja los nervios, continúen su vida normal hasta donde te sientas cómodo- terminó de escribir, extendiéndole la hoja- si eso es todo, pueden retirarse, me gustaría que vinieras de nuevo en dos semanas para comprobar que todo esté en orden, sin embargo siéntete libre de volver si tienes alguna molestia o alguna duda- volvieron a agradecerle y salieron del consultorio. Llegaron a la esquina sin una palabra hasta que Tanjirou sujetó a Muichirou de los hombros para que lo mirara. No le dijo una palabra, sólo mirándolo con los ojos totalmente cristalinos, al borde del llanto, con los labios apretados en una sonrisa sincera, cálida que venía desde lo más profundo de su alma. Acarició sus mejillas y besó su frente, después sus labios, abrazándolo, besando su cabello mientras lo retenía contra su pecho. Muichirou podía escuchar en su latido todas las palabras que también estaban floreciendo en sus adentros, cada te quiero que le quemaba, cada promesa y cada gota de gratitud. Ya no había ninguna duda, era tan tangible como ellos mismos.  La sangre de Tanjirou era una mensajera, susurrándole al oído.

"Gracias por estar aquí, gracias por amarme, gracias por estar sano, gracias por el futuro que estás abrazando en tu cuerpo, gracias. Te amo. Los amo."

-Debí preguntarle al doctor si es normal que esté tan sensible- se limpió disimuladamente el rostro contra el abrigo de Tanjirou y éste lo abrazó más fuerte, haciéndole notar que él también estaba llorando.

-¿Quieres pasar a comprar algo? Debemos ir todavía por las medicinas-

-No debemos gastar mucho. Ahora que yo no podré trabajar por unos meses, debemos economizar hasta en lo más mínimo, necesitamos comprar más ropa para los bebés, un lugar para que duerman- resopló, tomando la mano de Tanjirou para reanudar su marcha.

-He pensado que Nezuko puede acompañarme a vender. Es fácil cubrir su rostro para que no se vena sus colmillos y ahora que hace frío cubrir sus manos con guantes, ella es fuerte y siempre parece muy triste por no poder ayudarnos más-

-Sólo hasta que los niños puedan alimentarse por sí solos- sentenció, abrazando el brazo de Tanjirou, suspirando- ahora que lo pienso, no sé ni siquiera si voy a producir leche para ellos, debí preguntar otras cosas-

-Tienes unas prioridades muy interesantes, Mui- se rió, besándolo brevemente- todavía tenemos un poco de tiempo para ir planeando todo, ni siquiera hemos pensado en los nombres-

-Yo he pensado algunos. Podemos discutirlos, claro, ni siquiera sabemos qué serán-

-Serán amados, eso es seguro- guardó silencio un par de minutos, pensativo- respecto a los nombres, creo que lo justo sería que tú elijas el de los dos primeros y yo el de los dos siguientes ¿Qué te parece?-

Muichirou se paró en seco, volteando a ver al sonriente chico que lo miraba con duda por su repentino freno.

-Tanjirou...Todavía ni siquiera nacen nuestros hijos ¿Y tú ya estás pensando en embarazarme de nuevo?-

-¿Qué tiene? Soy un hombre de familia grande- se echó a reír, besando el rostro de Muichirou hasta que él también comenzó a reírse- mínimo espero que tengamos otros cuatro-

-Primero ocupémonos de estos y después veremos, amor- Tanjirou no quiso decir lo cálido que aquél sobrenombre le resultó, sobre todo por la naturalidad con que salió- ¿Sabes? Quizá deberíamos aprovechar que estamos cerca para ir a hablar con nuestros amigos-

-Lo que tú quieras- tomó su mentón para besarlo, sonriendo.