Corriente

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Llegó un poco después del mediodía, siendo rápidamente rodeado por Inosuke y Zenitsu, quienes se atropellaban entre sus preguntas y le hicieron reír sinceramente, intentando hilar una a una las respuestas mientras entraban a la Mansión, el punto de reunión establecido mientras el menor de los Ubuyashikis se establecía totalmente y volvía a abrir su casa a las reuniones. Le dio las flores que había juntado a las niñas quienes le sonrieron entusiastas, alegres de verlo. Ahí nada parecía haber cambiado mucho. Las misiones se volvieron mucho más espaciadas y la dificuktad era mucho menor, lo que les permitía descansar más tranquilamente. Muchas personas se habían enterado de su valiente labor y recibían donaciones y regalos siempre que volvían de cualquier lugar y eso había ayudado a que se reconstruyeran más rápido. Zenitsu no tardó en preguntar por Nezuko y, con una suavidad que lo descolocó, le preguntó si él y Tanjirou estaban disfrutando su vida juntos. La forma en que lo dijo y las palabras que usó le dejaron en claro que él sabía lo que ocurría y no los estaba ni juzgando ni cuestionando. Le dijo con el corazón en una mano que ambos estaban muy bien. Inosuke los veía con duda, sin quitar el dedo del renglón que ambos eran unos desertores y eso no les debía enorgullecer.

-Tú qué vas a entender si eres un bruto- Zenitsu le golpeó la cabeza, justo en la nuca de la máscara y el otro no tardó en golpearlo también. Muichirou se echó a reír, apartándose un palmo de ellos para seguir caminando.

En el comedor, Obanai y Kanroji terminaban de comer. La chica no dudó en abrazarlo y llenarlo de mimos, diciendo lo sano que lucía ahora. La boca se le aguó ante los restos de fideos y preguntó si podía comer con ellos. Obanai lo miró con suspicacia, pero el chico sólo podía mirar al plato. No era que comiera poco, al contrario, incluso comía un poco más que Tanjirou y jamás se quedaba con hambre. Sin embargo un ardor en el estómago le hacía sentir mucho más hambriento de lo que acostumbraba desde hacía unas semanas atrás. Estaba por cumplir los dieciséis, todavía le faltaba crecer y quizá el frío de las montañas ayudaba a su apetito. Un par de minutos después se les unió Himejima y después Sanemi. Se sentía como los viejos tiempos, cuando era un chiquillo perdido y desinteresado. Las cosas para él sí que habían cambiado de la manera más maravillosa imaginable. Volvió a sentir un nudo en la garganta, un apretón en el estómago y aunque todavía no se sentía satisfecho, dejó el plato de comida a la mitad, temiendo que si seguía, comenzaría a vomitar. Trató de modular su respiración y el pequeño temor de haber enfermado. Llevaba un par de semanas también sintiéndose mareado sobre todo por las mañanas, pero supuso que era porque apenas dormía, más ocupado en el cuerpo de Tanjirou.Intentó seguir la conversación, pero la presión en su estómago fue tal que no pudo reprimirlo más y se levantó corriendo al patio, vomitando todo lo que acababa de comer. Se sujetó el vientre y la cabeza, otra vez el mareo que amenazaba con tirarlo. Alguien lo sujetó de los hombros.

-¿Estás bien?- alcanzó a escuchar la voz de Sanemi y girando la cabeza de vuelta al interior de la casa, vio a sus compañeros asomados con preocupación y un sonrojo avergonzado le hizo agachar de vuelta la cabeza. No solía mostrarse vulnerable nunca y ahora apenas podía apoyar su cuerpo contra Sanemi, temiendo caer.

-No es nada, debí comer algo malo- intentó incorporarse, pero trastabilló y Sanemi debió sujetar con fuerza su brazo- debe ser el cambio de altura-

-Una mierda, niño- le limpió la comisura de los labios con un pañuelo, sin soltarlo del brazo- Vamos con Kanao. No es tan buena en medicina como lo era Shinobu, pero puede ayudarnos-

No tuvo caso negarse, tratando de ocultar que prácticamente sólo podía caminar porque Sanemi le ayudaba, comenzaba a cuestionarse si no le ocurría algo realmente grave. Entraron a lo que solía ser el consultorio de Shinobu y una ola de tristeza le hizo amainar el dolor, viendo a Kanao leyendo, con un parche en su ojo y una sonrisa entusiasmada, buscando a alguien a su lado.

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