Fresas

Nana para las lunas ( extra)

Ese día habían terminado mucho antes de lo que creyó. Todavía ni siquiera anochecía y Tanjirou estaba ansioso por volver a casa, jalando a Nezuko por la empinada montaña hasta llegar a su pequeña casa. Se puso un dedo en los labios, juguetón y su hermana entendió, dejando ambas cestas en el patio y entrando ambos de puntas, sin hacer ruido.  La casa estaba excepcionalmente limpia , en la cocina había algo de arroz hervido y otro tanto de comida todavía caliente al igual que el agua para té. Siguieron en sigilo hasta la habitación de ambos y con toda la calma del mundo, abrió la puerta corrediza.

-Sé un buen niño, Genya, no te duermas, a papá le va a doler el pecho si no terminas- suspiró Muichirou, sentado en la cama, con los brazos cruzados para sujetar a ambos niños contra su pecho. Apretaban los puños en las orillas de su ropa, pegados a su pecho aunque uno comenzaba a cabecear, con los bordes de los labios derramando leche, balbuceando- oh, vamos, cariño, no te duermas- lo sacudió ligeramente, estirando su manta para limpiarle los labios- ¡Auch! Yui, no me muerdas. Que Buda se apiade de mí el día que te salgan los dientes- resopló, meciendo a los niños suavemente, mirando lo lejos que había dejado la jarra con agua fresca, sintiendo la garganta mucho más seca. Resopló. Él también estaba cansado, cuidar de los bebés era un trabajo a tiempo completo, sumado a encargarse de mantener limpia la casa y los demás quehaceres cotidianos, a esas horas terminaba rendido. Cerró los ojos para suspiras más hondamente.

-¿Tienes sed?- escuchó a Tanjirou acercarse tras haber desistido de su pequeña travesura al verlo tan abrumado. Le acercó la jarra a los labios, dejando que Muichirou bebiera con avidez. Genya por fin se había quedado dormido- hacen unas caritas tan adorables cuando se quedan dormidos así, parecen ebrios- se rió muy bajo, tomando a Genya entre sus brazos, acomodando su cabeza en su hombro para mecerlo por la habitación, palmeándole la espalda. Muichirou sujetó la jarra, terminando su contenido, pasando a Yuichirou a su otro pecho para que terminara de amamantar, aliviado. Tanjirou se tomó el tiempo de ver al bebé en sus brazos, acomodándolo contra su pecho. Muichirou se había equivocado. Si bien tenían su cabello y la forma de sus labios, el color de sus ojos era de un precioso menta. Escuchó al bebé hipar y volvió a acomodarlo en su hombro, palmeando de nuevo su espalda- ¿Tuviste tiempo de comer ya?-

-Apenas pude darle un par de mordiscos a la carne, Yui empezó a tener cólicos y Genya se comió un insecto otra vez mientras atendía a Yui. Me dio mucha culpa obligarlo a vomitar así que empecé a llorar y luego él también se puso a llorar. Yuichirou también, por supuesto, me siento ridículo- bufó, limpiando los labios del bebé cuando se separó de su pezón, acomodándose en sus brazos, cerrando los ojos en el mismo segundo- casi extraño ser Pilar, era más fácil- se rió, negando con la cabeza, subiéndose la ropa por los hombros para cubrirse- debo parecerte ridíciulo, estarme quejando por estar todo el día en casa, sólo cuidando de nuestros hijos y viéndolos crecer mientras ustedes dos se pasan todo el día en la calle trabajando, lo lamento-

-Estás haciendo un muy buen trabajo cuidando de nuestros niños, Mui. Pero no es algo fácil, no lo demerites de esa manera- se sentó junto a él en la cama, inclinando su brazo doblado para que le diera también a Yui- yo salgo y me distraigo, tú debes estar todo el tiempo aquí, atendiendo a los niños, creo que es normal que estés tan abrumado- se acercó a besar su frente- ¿Por qué no vas a comer mientras yo los acuesto? Nezuko tiene muchas ganas de enseñarte la nueva palabra que aprendió- 

-Eres un sol- le besó los labios, estirándose con las manos en la cintura, caminando hacia la muchacha en la puerta. Tanjirou les sonrió, acomodándose en el futón con ambos niños en brazos, la espalda contra la almohada. Besó alternadamente sus mejillas. Genya solía quedarse dormido enseguida pero Yuichirou lloraba casi siempre cuando Mui dejaba de cargarlo. Lo vio comenzar a hipar- deja descansar a papá, no se va a ir a ningún lado- le susurró, besando su frente. El niño volvió a hipar, así que Tanjirou estiró la mano, buscando en el futón y encontrando la pequeña manta con la que les cubría Mui y que por supuesto olía a él para cubrirlo. El niño enseguida bostezó, cerrando de nuevo los ojos- algo me dice que cuando crezcas tú me vas a dar más dolores de cabeza que tu hermano- se rió bajito, bostezando también. Se acomodó de nuevo a los bebés en brazos- sólo voy a descansar un poco los ojos- se mintió.

Muichirou se despidió de Nezuko, agradeciéndole que se ocupara de la limpieza mientras él se daba un baño antes de irse a dormir. Los niños iban a cumplir cuatro meses y estaban creciendo como la hierba. Recordaba con claridad cuando al día siguiente del parto todos sus amigos entraron sin querer dejar a ninguno fuera de ese momento. La habitación de la clínica era muy pequeña y apenas cabían, todos amontonados para mirar a los dos bultitos que eran entonces, con sus caritas todavía arrugadas. Insistieron en hacer una fiesta en cuanto Muichirou pudiera salir e incluso Tanjirou aceptó. Desde el primer momento asumió su papel de padre sin dilaciones, sin preocuparse por distribuir los deberes. Se preocupaba por los niños, claro, eran su prioridad pero también porque Mui descansara. Cada tanto alguien iba a visitarlos, aligerándole un poco la tarea al distraer a los niños para que él pudiera hacer la comida o simplemente dormir un rato. Sanemi como era de esperarse, era quien más seguido iba a visitarles. Si recordaba la forma en que rompió el llanto al escuchar los nombres de sus hijos algo dulce y trágico le picaba. Pero ahora no quería pensar en cosas trágicas, sólo quería disfrutar del agua caliente, de su cabello flotando en el agua.

Salió del baño cuando sintió sus dedos arrugarse y el sol ya había desaparecido por completo. Se ocupó de su ropa en el baño, se secó ahí también el cabello y finalmente volvió a la habitación. Los bebés estaban agazapados en el pecho de Tanjirou. La manera en que los sujetaba contra sí, aún dormido los protegía. Se llevó la mano a los labios, a los ojos. Últimamente se estaba sintiendo excesivamente sensible y pensaba que era por estar amamantando. Sonrió, tomando a los niños para acomodarlos en la cuna junto a su futón, besando sus frentes antes de irse a recostar junto a Tanjirou. El muchacho palpó , sintiendo enseguida la falta y despertándose enseguida, buscando. Muichirou se rió con suavidad, besando su nariz.

-Los acabo de recostar, me estaba poniendo celoso de que fueran los únicos que reciben mimos- Tanjirou también se rió, besando su frente, acunándolo en su pecho- ¿No quieres ir a cenar? -

-No tengo mucha hambre, un cliente nos invitó a comer y debí comer por Nezuko también, sólo quería llegar a casa y dormir- besó su cabello, aspirando su aroma- me encanta el aroma que tienes. Creo que nunca te lo he dicho pero hueles a fresas. Por eso son mis frutas favoritas- 

-¿Fresas?- resopló, bostezando- pensé que tendría un aroma más interesante-

-También hueles a leche. Creo que es el mejor olor del mundo- olisqueó en la curva de su cuello, besándole después- me encanta verte amamantar a nuestros hijos- Muichirou lo miró con una ceja levantada- lo sé, vino de ningún lado ese comentario pero es algo que quería decirte. Estás haciendo un excelente trabajo cuidando de ellos. Me muero porque empiecen a dar sus primeros pasos y llevarlos a visitar a nuestros amigos. Quizá podríamos llevarlos con Urokodaki. Le he enviado muchos cuervos y está ansioso por conocerlos pero no puede viajar tan lejos-

- Suena genial, cielo- volvió a bostezar, acomodándose en su pecho. Tanjirou le besó el cabello antes de quedarse dormido de nuevo.

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La única excusa que tengo para esto es que estoy destrozada por el nuevo capítulo y necesitaba algo de fluff, no tiene sentido, aaahh, perdón :'( necesitaba ocupar mi cabeza con algo dulce.