Despertar

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El sol había comenzado un idilio con él. No tenía otra explicación a su exceso de sueño. Nunca había sido precisamente la epítome de vivacidad, pero estaba acostumbrado al trabajo duro y a las largas jornadas sin descanso. Sin embargo cada día apenas podía abrir los ojos dos segundos cuando Tanjirou besaba su frente para despedirse y cuando volvían, lo encontraban todavía durmiendo. El muchacho por supuesto que no lo reprendía y por el contrario se ocupaba con mucha diligencia de tenerle comida lista en la mesa, de llevarle hasta el futón su té o algo de leche para que al menos bebiera sus medicinas. Insistía mucho en que volvieran al médico pero Muichirou aseguraba que no se sentía enfermo, sólo muy cansado. Estaba pasando ya el sexto mes, después de todo. El embarazo ya se había hecho visible en lo redondo y sano de su rostro, en la luna de su vientre que ya sobresalía de su perfil y que era el lugar favorito de los mimos de los Kamado. Regularmente alguno de sus amigos les iba a visitar , llevando siempre ropa o algún regalo. La familia Ubuyashiki incluso les mandó una cuna con un enorme blasón doble de glicinas, junto a sus mejores bendiciones. Sin embargo, cerca del quinto mes dejaron de ir a verlo por pedido de Tanjirou, notando lo cansado que comenzaba a verse y su insistencia por no ser un mal anfitrión al quedarse dormido. Había ganado muy poco peso y a medida que el cansancio le ganaba, tampoco se estaba alimentando de la mejor manera aunque le insistiera continuamente que al menos despertara ocasionalmente para comer algo. Comenzaba a preocuparse, aunque en verdad Muichirou no lucía enfermo en lo absoluto. Incluso podía decir que se veía sano, con ese bonito color perlado en la piel. Aún así, esa noche Tanjirou se decidió a despertarlo, a pesar del picor de culpa en su estómago al verlo abrir los ojos con pesar, bostezando.

-Lo lamento, bienvenido a casa- se inclinó para besarlo, tallándose los ojos. Tanjirou enseguida le extendió la taza de leche y los medicamentos, aparte de su tazón de comida. 

-¿Cómo te sientes?- se acomodó a su espalda , acariciando su vientre mientras reposaba sus labios en su cabello.

-Cansado, pero bien- sonrió, dándole un largo trago a su taza después de pasar los medicamentos- aunque me duele mucho el pecho-

-El doctor dijo que debía masajearte regularmente, que era normal por la leche ¿Recuerdas?- suspiró, abriendo su bata para comenzar a acariciar suavemente su pecho. No sobresalía más que el suyo propio, pero al tacto se había vuelto mucho más turgente-¿Quieres que traiga un poco de agua caliente?-

-Así está muy bien- suspiró, recargándose contra él, masticando con pereza el arroz- lamento que debas cuidar tanto de mí-

-Lo dices como si fuera una carga- sonrió, besando su cabello-¿Sabes, Mui? He estado pensando muy seriamente que ya va siendo hora de que vayas a la Mansión, he hablado con Kanao y Tomioka y están de acuerdo en recibirte, nosotros no podemos permitirnos dejar de trabajar tanto tiempo-

-No- se aferró a la mano sobre su pecho, apretándole con fuerza-De ninguna manera, Tanjirou, no-

-Escucha, cielo- suspiró, besando su mano- es por el bien de ustedes tres, aquí yo no tengo manera de atenderte como necesitas y el parto cada vez se aproxima más ¿Qué vamos a hacer si a media noche comienzas a tener contracciones o algo así? Por muy rápido que sea el médico queda bastante lejos-

-No voy  a aceptar eso, Tanjirou, decidimos que estarías conmigo cuando diera a luz, no me puedes dejar pasar eso solo-

-No lo haré, te lo prometo- volvió a besar su cabello, continuando con las caricias en su pecho- te prometo que estaré una semana antes de la fecha que nos dio el doctor ¿Está bien?-

-Más te vale- suspiró, acomodándose en su pecho antes de quedarse dormido. Tanjirou se recostó en el futón, mirando la cuna que ya habían instalado justo al lado. 

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