En una cita.
Habían pasado ya unos cuantos meses desde la resurrección de Aioros y todo parecía ir bien para el pequeño Centauro y sus compañeros, el joven adolescente empezaba a adaptarse cada día más a sus días de escuela, hablaba con todos sus compañeros a excepción de Saga, no se sentía listo para hablar con el todavía y sus demás compañeros entendían el porque y no le obligaban a nada.
Aioros pasaba todo el día en clases y llegaba con de clases en compañía de Shura y este lo llevaba hasta Leo, algunos días pasaban algo de tiempo solos hablando, recuperando el tiempo perdido y otros días estudiaba en compañía de otros caballeros de Athena, cada uno le ayudaba en algo al joven centauro, pero con quien más tiempo pasaba era con Shura y obviamente su hermano Aioria.
Fue una tarde en la que Marín en casa de Leo, le pregunto a Shura y Aioros si ya habían tenido una cita; Aioria le dijo que no que su pequeño hermano era muy joven para eso, la amazona le respondió diciendo que el a esa edad ya era todo un casanova y que a esa edad el le coqueteaba a todo mundo; Aioria se sonrojo y bajo la cabeza ante su novia Marín, esta ultima solo reía.
Por otro lado Shura estaba totalmente helado y Aioros estaba bastante confundido, por lo que con la digna ignorancia y imprudencia de un adolescente, que era una cita y que fuera lo que fuera el quería salir en una cita con Shura, dejando helados a los tres que eran mayores que el. La única que se digno a hablar fue Marín, explicándole todo a Aioros, que cada minuto que pasaba ponía nerviosa a la joven por el interrogatorio tan profundo que le hizo, acerca de su relación con Aioria, teniendo como resultado que lo digiera absolutamente todo.
El joven caballero de Sagitario escucho eso y automáticamente le propuso salir en una cita a Shura, que no pudo resistirse a esa mirada tan decidida, confiada y fuerte que Aioros le dedicaba, además si fuera por el mayor el aceptaría ir a millones de citas con Aioros, solo que no podía por la extraña circunstancia en la que claramente se encontraban.
Al final de la semana Aioros y Shura estaban preparándose para su cita, el español era preparado por Aphrodite y Death Mask; por mientras el centauro discutía con el león, ninguno de los dos quería ceder, Aioria no quería que su hermano saliera con su asesino, el debía buscar a mejores personas, el debía cobrar venganza, no hacer más fácil una futura tracción.
Aioros le bramó diciendo que fue el, quien se quería vengar no el, Shura, Dite y Mascara de muerte era buenas personas, todos merecían una segunda oportunidad y el nunca les guardo rencor, todo lo contrario los cree fuertes por vivir todos esos años con la culpa de su muerte sobre sus hombros.
Aioros, hizo reaccionar a Aioria y este aceptó a dejarlo ir en una cita con Shura, el león dorado veía en su hermano lo que el una vez se fue con Marín, el no tuvo nadie que le digiera esas cosas pero estaría seguro que si Aioros estuviera en ese momento, lo dejaría ir porque en el corazón de su hermano solo había nobleza y el no podía mandar en la vida de su hermano.
Ya con un problema menos de parte de Aioros, espero a las fueras de Capricornio a Shura, estaba listo para su cita con el español; este ultimo no tardo mucho en llegar y cuando estuvieron uno frente al otro se llevaron la sorpresa de estar vestidos casi igual y no era casualidad esa noche era especialmente fría y los dos iban abrigados por esa razón.
La cita de estos dos era diferente a las citas de otras parejas, ellos iban charlando, conociéndose un poco más, recordaron cosas del pasado y se dijeron muchas otras por parte de Shura, quien le conto a Aioros todo lo que sucedió después de su muerte, escapándosele algunos detalles que Shura guardaba con recelo sobre sus sentimientos, dándole esperanzas al joven Aioros.
La cita de ambos iba muy bien; estaban conociéndose cada minuto que pasaban caminando juntos por las calles de Rodorio, los dos estaban cómodos y felices al lado del otro, definitivamente estos dos iban a tener más citas, se estaban abriendo al otro y cada vez que hacían eso, más unidos al otro se sentían; sus sentimientos por el otro aun no tenían nombre pero estaba seguro que esos sentimientos eran auténticos y muy fuertes.
Tan fuertes eran esos sentimientos que en esa fría noche que contempló la primera cita de muchas compartieron bufanda, una linda y larga bufanda roja que ambos compartieron con toda la naturalidad del mundo.
Aioros reía de vez en cuando contagiando a Shura de su emoción, quien cada vez que eso pasaba le miraba enamorado con un ligero rubor esos labios; definitivamente iban a tener más citas juntos y algún día le darían nombre a esos sentimientos, que probablemente sea más pronto de lo que ellos dos y el resto del mundo cree.