Día 2

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Abrazarse, acurrucarse o darse mimos.

Aioros un joven de dieciséis años, que en realidad tiene como más de veinte, estaba siendo cuidado por cuatro caballeros dorados y no parecía nada fácil.

Aioros al parecer era un niño dulce y sin rencores, pero para tres adultos de edades similares, que habían sido los asesinos del joven, les era difícil entablar una conversación con el joven sin sentirse nerviosos y con un sin fin de emociones.

Pero al parecer Aioros tenía un plan para ellos, su ahora hermano mayor, Aoiria le había planteado la idea de torturar un poco a esos tres, el joven caballero aceptó esa idea con una condición; si Aioros se enamoraba de alguien mayor a el, Aioria no le pondría problema alguno.

El felino del santuario terminó aceptando, por dos razones; uno quería la felicidad de su hermano y dos, para completar su venganza lo necesitaba a el más que nadie.

Volviendo a los tres responsables de Aioros, lo esperaban asustados a las afueras del templo de Sagitario, de no ser porque Aioria y Aiorios salieron por esa puerta no los hubieran visto en todo el día.

-Que hacen parados de esa forma, Aioros y yo no mordemos. Mi hermano empieza clases mañana y uno de ustedes debe llevarlo, obviamente seré yo; pero hoy tengo una cita con Marín así que enseñenle lo básico para que mañana no le vaya tan mal.

-Eso me ofendió Aioria...

-Es la verdad hermano, ahora, si me entero que uno de ustedes le hizo algo o se aprovechó de su debilidad lo devuelvo al más allá en menos de un segundo.

-Aioria matar no es correcto y no quiero que los dioses te castiguen por desafiarlos de nuevo...

-Esta bien hermano, pero cualquier cosa este gato tiene garras ....

En la mente de los tres asesinos de Aioros, se decían así mismos que hay cosas que nunca cambian y hoy más que nunca se darían cuenta de eso.

—Bien, Aphrodite y nuestra diosa me dijeron que lo más importante era tener bases el lenguaje y en matemáticas, así que ese será su trabajo...

—Sigues igual de mandon que antes Aioros...

—Y tu igual que bocon Death Mask; me iré a estudiar solo, de ustedes no quiero nada ustedes me deben algo a mí... Aunque si los necesito...

—¡Aioros! Espera, Shura y yo perdimos una disculpa por las palabras de Death Mask, el no las decía enserio...

—Si es así, vengan conmigo, no quiero que Aioria venga después y me regañe por no estudiar.

Los cuatro caballeros entraron al templo de Sagitario y en una mesita llena de hojas, libros y cuadernos dieron inicio a sus clases.

Las clases para Aioros continuaron con tranquilidad; Máscara de muerte le enseñaba matemáticas en compañía de Aphrodite, para cuando la tarde llegó Aioros ya conocía y entendía a grandes rasgos once años de matemáticas perdidos.

El alto joven, estaba convencido que lo suyo no era la matemáticas, nunca pensó que Death Mask fuera bueno con eso, Dite y Shura lo acompañaron en su pensamiento las ciencias exactas no eran para ninguno de ellos tres.

Llegada la tarde, Death Mask y Dite se fueron del templo de Sagitario, su trabajo ya estaba hecho, ahora a Aioros le tocaba aprender y reforzar todo lo aprendido para avanzar.

Shura se quedó con el joven Sagitario, de lejos se notaba sus nervios, Aioria le había dicho que desde su muerte Shura no era el que solía ser y ahora que lo tenía con el, su deber era hacerlo sufrir un poco y los dos hermanos tenían un plan para eso.

Mientras el caballero de Capricornio le escribía a Aioros algunas cosas básicas sobre lenguaje, el joven caballero planeaba un plan algo arriesgado pero que de seguro será divertido.

Con un cuaderno en una mano y con la otra que quedaba libre, atrajo a Shura a su pecho, tomando desprevenido, sonrojado,  sorprendido y nervioso al español que se temía lo peor.

—Hay cosas que nunca cambian y tú eres una de ellas, recuerdo como todos los días después de entrenar nos acurrucabamos juntos y entre abrazos o mimos relajabamos el cuerpo.

—Tomar a las personas de esa forma y obligarlas a hacer cosas que esa persona no quiere.

—Me retracto de lo que dije, te volviste un amargado, yo solo quería recordar los viejos tiempos, que para mi más de uno es como si fuera ayer, pero entiendo que no quieres relajarte conmigo. Después leeré lo que me enseñaste hoy, iré con Aioria seguramente el si me ayude en algo.

—No soy amargado y no le habléis así a tus mayores y claro que extraño esos días pero este no es el momento para eso; más adelante todas las tardes podemos acurrucarnos, darnos mimos y abrazarnos, pero ahora no.

Shura no fue consciente de lo que dijo, hasta que termino de hablar, se sintió tan imprudente, la sonrisa y el abrazó de Aioros le dio esperanza de que este algún día le perdonará y por fin pudieran estar juntos a Shura no le importaba si Aioros nunca lo viera como una pareja, con el estar a su lado y no perderlo de nuevo todo estaría bien.

Por otro lado Aioros con ese abrazó sintió cosas que creyó muertas; en los tiempos en donde el y Saga eran los mayores, el caballero de Sagitario estaba seguro que gustaba de Saga. Pero ahora Saga lo asustaba y no le daba un sentimiento agradable, en cambio estaba sintiendo cosas por Shura.

Que curioso enamorarse de uno de los cómplices de tu asesinato; Aioros no odiaba a nadie, ellos tendrían sus razones y el no podía juzgarlos; lo que si iba a hacer era arreglar las cosas con sus compañeros y iba a aclarar lo que sentía con Shura.

Ambos iban a aclarar lo que sentían por el otro, porque la calidez que sintieron al abrazar al otro era algo fuera de lo común que para ellos se sentía como si lo hubieran hecho todo lo que llevaban de vida.

30 días con Shura y Aioros. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora