Haciendo repostería / cocinando.
Aioros, había escuchado de todos que la comida de Shura era deliciosa y eso no lo negaba, el mismo lo había comprobado, pero no se esperaba que en una de sus tutorías con Dite y Death Mask, este ultimo le mencionara que el español y él solían hacer postres deliciosos y Aprhodite los probaba, para Aioros esa fue una gran relevación, quería cocinar y hacer postres con Shura, el también quería ser parte de eso.
El joven caballero de Sagitario, siguió prestando atención a las enseñanzas del pez y cangrejo dorado, que enseguida con lo mencionado por el italiano, se puso más que feliz, deseaba con toda su alma ponerle el empeño necesario a sus labores escolares, para después dedicarle todo el resto de su tiempo a la cocina y a su novio.
Esa actitud lo notaron Piscis y Cáncer, tan felices estaban que ninguno de los dos pudo, evitar sentir tristeza, nadie imaginaba que ese niño aventurero, valiente y libre, se había enamorar de alguien tan frio y insensible como Shura, era toda una proeza su relación y como un niño de dieciséis años podía despertar un montón de cosas en todos en el santuario.
Volviendo con Shura y Aioros, este ultimo termino su tutoría con Dite y Angelo, por lo que enseguida, haciendo uso de sus habilidades de caballero dorado, bajo a Aries para continuar con sus tutorías, esta vez de Mu, quien al ser experto en alquimia le enseñaba Ciencias naturales o biología.
Aprovechando que Shaka, estaba en ese lugar, mató dos pájaros de un solo tiro y también estuvo en tutorías con Shaka, sobre Ética y Filosofía, definitivamente ese niño, nunca los dejaba de sorprender.
Cuando el griego, termino todos sus deberes por esa semana, fue corriendo a su templo dejo sus cosas de la escuela y se le puso en frente a Shura, con una gran sonrisa, causándole un susto al español, que cuando le paso el susto no tardo en corresponderle la sonrisa.
-Aioros, que sucede, que aventura quiere que te acompañe hoy.
-Quiero cocinar contigo, ahora mismo, quiero hacer muchas cosas de sal y muchas dulces, quiero recuperar todo el tiempo perdido que no lo usamos cocinando.
-Parece ser que llegaste justo a tiempo, preciso iba a cocinar mi almuerzo; ven acompáñame a la cocina, empecemos nuestra aventura de hoy.
-¡Sí! Vamos, hagamos arte culinario. -Eso ultimo hizo reír al español y ambos se dirigieron a la cocina.
La cabra y el centauro dorado empezaron su aventura en la cocina, con comida española, un orgulloso Shura le enseñó a hacer Tortillas de patata, paella y croquetas, platos que Aioros amó conocer y que se moría por probar al lado de su novio español.
Mientras esperaban que todos esos platos, en los millones de ollas utilizadas estuvieran listas para servir y emplatar, se deleitaban con un paquetito de dulces o chuches que Shura tenia guardados por algún lugar de su cocina; el español muy concentrado observando las ollas y comiendo, no se fijo en que momento Aioros tomó una de sus manos con una de las propias y se llevó uno de esos dulces a su boca.
El español, enseguida se sonrojo y sorprendió no se esperaba para nada, ese acto del griego, intento ponerse molesto con este ultimo, pero simplemente el mayor no pudo, no supo en que momento pero se le hizo tierno esa acción y su orgullo no se iba a quedar así el también quería jugar y con un dulce en sus labios, beso al menor, quien no dudo en corresponderle, un gran momento entre los dos, que claramente disfrutaron mucho.
Su beso acabo con el olor a quemada de las ollas, ambos se encargaron de apagar estas mismas y juntos emplataron la comida que habían preparado tres platos, totalmente diferentes solo para ellos dos, mientras que Shura, hacia una cosa Aioros hacia otra, una clara forma de que se complementaban sin importar la situación.
Ambos se sentaron a comer juntos y disfrutar de esos platos de origen español, mientras se robaban besos, charlaban y de vez en cuando le daban de comer al otro; no quedó nada en esas ollas, todo se lo habían comido. Y juntos después limpiaron y lavaron los platos, mientras uno lavaba el otro secaba y organizaba, se complementaban tan bien hasta en lo más mínimo.
Aioros, le comentó a Shura, mientras descansaban en el sofá que otra día iban a hacer postre juntos y el español le dio la razón, ambos amaron y les encanto cocinar con el otro definitivamente o volverían a hacer.
Hasta cocinando, ambos se complementaban y amaban cada día más, Sagitario y Capricornio, no eran tan diferentes y distantes después de todo, ellos eran la prueba de que eso sin duda iba a funcionar y estaba funcionando, se complementaban y así sería para siempre.