Haciendo algo caliente.
Shura y Aioros llevaban mucho tiempo juntos, el caballero de sagitario ya era todo un adulto, con sus diecinueve casi veinte años, era toda una sensación en santuario, a sus quince años llegó al santuario, pasaron cuatro años, se graduó de la escuela, empezó a estudiar diseño grafico y le empezó a enseñar a los niños de Rodorio arquería y al propio Seiya, que ya estaba en el santuario como caballero de sagitario.
Shura, Aioros, Saga y Kanon, eran los únicos caballeros del siglo veinte que seguían en el santuario, Saga y Kanon porque al final ambos se habían convertido en algo así como patriarcas, además, era el único lugar en donde se sentían únicos y aceptados.
Aioros y Shura, viven juntos desde hace un buen tiempo en una pequeña casita en Rodorio, en donde eran felices, pasaban sus días juntos, las horas en donde Aioros no tenia clases, los pasaban juntos, riendo, hablando, dibujando o incluso haciendo cosas de novios; todo para ellos era maravilloso.
Desde un tiempo atrás ambos habían explorado juntos su sexualidad, cuando Aioros era apenas un niño, pero desde aquel entonces, nada de esa índole volvió a suceder; ninguno de los dos lo considero importante, pero como seres humanos tenían necesidades y ahora que las facciones de el caballero de sagitario estaban madurando, el español no podía no pensar el actividades de cama.
El griego tampoco, estaba fuera de ese pensamiento, es solo que le daba algo de vergüenza reconocer dichos deseos, a penas estaba creciendo y ya estaba pensando en esas cosas.
Aioros había llegado de sus clases universitarias y Shura lo recibió con los brazos abiertos, el caballero de sagitario mencionó algo que el de capricornio no se esperó.
-Shura hagamos algo caliente...
-Porque dices esas cosas, Aioros...
-Bueno es que en mi universidad algunas chicas hablaban de hacer algo caliente con sus novios y pues yo también quiero cocinar algo caliente contigo.
-Aioros, ellos no se referían a eso.
-Entonces a que era, Shura...
-Ven, mejor vamos a bañarnos, acabas de llegar de clases y estas sucio igual que yo.
-Si, vamos, te espero en la ducha.
Shura se sentía sucio, pensando esas cosas y enseñándole otras cosas inapropiadas a Aioros.
Ninguno de los dos sabia como terminaron en esa situación, los dos juntos en una bañera totalmente desnudos, con el agua y el jabón entrando en su cuerpo, le estaban dando la espalda al otro, en mente tenían muchas cosas, pero pocas podían hacer, no fue hasta que Aioros hablo que todo comenzó.
-Shura, sabes... yo, quiero... bueno... que tu y yo demos ese paso y tengamos eso que hacen las parejas.
-Yo también quiero Aioros, pero no quiero obligarte a nada.
-No me obligas a nadie, creo que principalmente soy yo el que te obliga
-Ambos estamos bien con esto; nos sentimos seguros los dos en este, vamos a intentarlo, vamos a amarnos de otra forma.
El griego se acercó al español, para darle un beso y lamió suavemente el labio de capricornio y le acarició la cara con las manos.
Shura tomó esto como una oportunidad y abrió la boca. Aioros tomó esto como una invitación y comenzó a explorar el interior de la boca de capricornio con su lengua. Las lenguas de ambos se arremolinaron juntas cuando el griego profundizó el beso.
Ambos se retiraron para recuperar el aliento, Shura un poco sonrojado y nervioso le dio la espalda a Aioros, este ultimo aprovecho para limpiar seductoramente la espalda de Shura con un poco de jabón hecha espuma, causando unos leves gemidos en ambos hombres.
Aprovechando que ambos estaban desnudos y la posición en la que Shura había quedado, el menor se acerco al mayor, chocando así su espalda y su pecho respectivamente, sintiendo de esa forma una corriente por el cuerpo de ambos que le sacaron un pequeño gemido a los dos.
El castaño, aveces rubio uso sus dos manos, para recorrer el cuerpo entero de Shura, disfrutando del cuerpo del mismo, decidiendo después, ir dejando besos en cada centímetro de piel que podía alcanzar. Mientras hacía esto, sus manos se movían arriba y abajo por la espalda de su novio. Deteniéndose de vez en cuando para apretar su pecho.
El más emocionado con esto era Aioros, le encantaba poder tocar, besar y sentir entre sus dígitos el cuerpo de Shura; este ultimo también estaba encantado, pero el también quería tocar, en un momento bastante rápido, se volteo quedando frente a Aioros y enseguida ataco el cuerpo del otro, desbordando un poco de agua de la bañera.
El español, con sus hábiles manos y piernas toco todo lo que pudo de Aioros, causando que este mismo se deshiciera en gemidos, el mayor enseguida notó como algo empezaba a despertar en sus partes intimas y enseguida con algo de fuerza propia de un caballero, se levantó de la bañera con Aioros en brazos y con una toalla que encontró por allí seco a su novio y a si mismo.
Enseguida, ambos quedaron secos, el español llevo al griego a la cama que ambos compartían para seguir con lo que habían empezado; Shura y Aioros tuvieron la misma idea y comenzaron a hacer una fricción entre sus masculinidades, causando en ambos un montón de gemidos que salían sin permiso de sus bocas.
Ninguno de los dos se detuvo a quedarse solo en realizar fricciones, usaban sus manos y bocas para seguir estimulando al otro de muchas otras maneras, causando de ese modo que sus masculinidades fueran despertando más y más.
Llegó un punto en el que sus partes intimas, empezaban a doler y el liquido pre-seminal no dejaba de salir, fue en ese momento en donde los dos tomaron una decisión, cada uno usó los dedos de contrario para adentrarlos a su interior; los dígitos de Aioros estaban dentro de Shura y los de este ultimo dentro de Aioros.
De esa forma ambos estaban disfrutando, en ellos no existía el que daba o recibía, solo eran ellos disfrutando de su sexualidad, con sus dedos golpeaban el punto dulce del otro y usaban su otra mano libre para darle placer a su intimidad.
Ambos estaban disfrutando mucho lo que estaba sucediendo, era su forma de conocer las partes más intimas del otro y disfrutar de su sexualidad juntos, un nuevo sentimiento para ambos, que sin duda seguirían repitiendo, sin importar el orden de quien diera y quien recibía, eso se daría de forma natural.
Después de algunos largos minutos, ambos llegaron al clímax y se vinieron entre su torso y manos, terminando con suspiros pesado y la respiración entre cortada; ambos sacaron sus dedos de la intimidad del otro, causando un gemido de la boca de ambos.
Los dos por fin habían hecho algo caliente o sexual entre ambos, habían avanzado en su relación y eso los había hecho más unidos, de una manera u otra habían aclarado sus dudas y habían avanzado como pareja y como personas.
Al final de día Aioros termino preguntando de nuevo cual era la connotación de hacer algo caliente juntos y el español le termino diciendo que ambas formas de verlo, pensarlo y hacerlo estaban bien, pero como ellos se dejaron llevar terminaron yéndose por la segunda acción y ninguno de los dos se arrepentía de esa decisión.