"Cuando la muerte llegue por ti,conoceras tu verdad y no podras negarla."
Anónimo.Todo el pueblo se quedó estático ante la presencia de Bills. Ninguno se movia o hablaba,
pero sus respiraciones pesadas se oían como un murmullo de temor que el viento llevaba a los oidos de Whiss y Evangeline, como a los de Bills que no les quitaba los ojos de encima a esos dos,que miraban a la muchedumbre. El sol quemaba ese día,el aire era seco y arrastraba el polvo del desierto hacia el pueblo.-¿Por quienes vino?-preguntó alguien en un murmullo que el silencio permitió todos lo escucharan.
-Por los pecadores,por los desobedientes,por los hereticos,por los que rechazan las ley divina-respondieron otras voces tratando de no ser escuchadas.
Evangeline miró al gentío y sus sueños vinieron a su mente. Miro a Bills y lo reconoció como el sujeto que llevaba la corona fúnebre que subió a la carreta y como el de su sueño la noche anterior. Pero lo había visto antes cuando era niña y la noche en que cayo por el desfiladero al ser perseguida por los bandidos. Lo miró y se apartó de Whiss para ir hacia él.Se detuvo a unos pasos de Bills quién alzo su rostro para verla a la cara,sin abandonar su postura de gran señor.
-Hola Evangeline-le dijo Bills.
-Hola-le respondió ella e iba a decir algo más,pero él la interrumpir.
-Será lo que será-le dijo y miró al pueblo agrupado allí,como un montón de corderos asustados.
-No le teman-dijo Whiss en voz alta-¡No le teman!
Y les dio los motivos por los que que no se le debía de temer a Bills. Les dijo que él no iba a lastimarlos,que no les traía castigo ni dolor,que simplemente se llevaría a las personas cuyas vidas terminaron,pues eso hacia la muerte que era el fin natural de cada vida en el universo. Les habló con convicción y con intención real de evitar lo que podía suceder,lo que había entendido podía pasar al haber llegado Bills,pero no servio de nada. Las personas no oían y cuando Bills se puso de pie todos salieron corriendo despavoridos a sus casas.
No les importaba tirar a otros al suelo o pasar sobre ellos,solo quieran huir,no ver a Bills y esconderse.Cerraron las puertas y las ventanas. Clavaron sobre ellas otras puertas tomadas de las habitaciones y hasta las tablas de los pisos,las mesas todo servia para impedir el ingreso de la muerte a sus casas. La muerte prematura era el castigo a los pecadores,decía Daishinkan y ellos decían ser salvos,pero no lo eran y el alcalde era un buen ejemplo.
Su fachada de hombre honesto y decente escondía sus oscuras perversiones. Abuso de dos de sus tres hijas sólo porqué le gustaban,solo porqué podía y muchas veces casi mata a golpes a la que no podía tocar por ese mismo motivo, porqué deseaba profanarla,pero no podía y no podía porque que él se fijo en ella. El alcalde sabia que Daishinkan puso sus ojos en ella y que por tanto no podía tomar su pureza como tanto anhelaba,pues si Daishinkan la pedía por esposa descubriría la verdad,lo denunciaría y a él le creían. Odiaba a ese sujeto por quitarle el placer sucio que lo corroia y por tener sobre el pueblo más influencia que él,pero eso no importaba más, sin duda Bills iría por él que era el mayor de los pecadores.
¿Pecadores? El pueblo esta lleno de pecadores. Podían engañar a otros gritando: ¡Soy salvo! en la iglesia,pero no a ellos mismos y ninguno estaba libre de pecados. Por debajo de las faldas,dentro de los bolsillos,en las bocas cerradas,en las miradas de prejuicio,en las manos empuñadas, en las puertas cerradas como detrás de las cortinas;los habitantes de Terra Verde escondían sus pecados. Ninguno era salvo y por eso temían, por eso rezaban clamando piedad.
-Realmente nunca se alegran de verme -comento Bills y volvió a sentarse en la misma poción,
pero antes arrojo una moneda a las manos de Vegeta que se acercaba-Oye tabernero, traeme una pinta de cerveza...Yo invito una ronda a todos los que quieran.Vegeta atrapo dos moneda de oro y se quedó ahí parado viéndola con una extraña expresión.
-¿Qué esperas? ¡Muero de sed! Bueno,no literalmente,pero tú entiendes ¿No?
-Yo también quiero una cerveza-dijo Roshi que se había quedado parado a la sombra después de que la muchedumbre se fue.
-A mi dame algo más fuerte-exclamo Piccolo que se acercaba a ellos.
-Un Whisky en las rocas para mi-pidio Whiss.
-Un refresco-dijo Evangeline y miró a Whiss-Ire por Anis...
-No,yo iré por ella.Tú ve con ellos-le dijo.
Whiss fue hasta la casa de su padre para tomar a la niña y unas prendas que puso en una linyera para dejar la casa.Al salir se encontró con Daishinkan, parado delante de Bills. Se miraban en silencio. Dos solitarias figuras enfundadas de negro sobre las que el sol parecía estar lanzando lanzas de luz. Whiss paso por ahí mirando de reojo a ambos y ambos lo miraron de reojo a él.
-¿Qué paso,predicador? ¿Viste un fantasma?-le pregunto Bills con una sonrisa burlona-Esta vivo...Te lo garantizo,yo que soy la muerte.
-¿Por quienes has venido?-le dijo Daishinkan manteniendo su inmutable fachada e ignorando las palabras de Bills -Señalalos y te los daré...
Bills se sonrió con desprecio.
-No dudo de que me darías a quienes vine a buscar,pero yo no te necesito para hacer mi trabajo...Tú en cambio me has estado usando para tus fines y eso no me gusta-le dijo Bills-Dime,ministro de fé ¿No te has preguntado si eres tú a quien estoy esperando?
En el bar Whiss se reunió con los otros. Le dio la bebé a Evangeline y luego se sentó con ella en una de las mesas para abrazarla desde atrás y llevarla contra él.
-Ese último intento no estuvo tan mal-le dijo Piccolo a Whiss-Pero es demasiado tarde...
-Estoy de acuerdo,la suerte esta echada-les dijo Vegeta que limpiaba un vaso con un trapo detrás del mesón.
-He tenido ese sueño todas las noches, nunca antes uno de había repetido tantas veces.Esas escenas son infernales-dijo Evangeline en voz baja.
-No hace falta tener el don de la profecía para saber que sucedera-le dijo Whiss y le hizo una caricia en el cabello-La peor parte es que ya no podemos hacer algo para remediarlo. Lo que será..será-añadió poniéndose sus manos en el vientre de Evangeline.
-Sordos y ciegos en su temor.Lo he visto antes-murmuro Piccolo y se bebió el agua ardiente de una vez-Será una agonía muy larga...
Vegeta les acomodo un espacio en la bodega a Whiss y su esposa. La muchacha durmió con Anis en sus brazos,al amparo de su esposo quien sabia lo que sucedería allí con lujo de detalles gracias a Bills y aquello le quitaba el sueño. Se levantó y miró por la ventana hacia la calle. Allí estaba Bills,tan quieto que parecía una escultura. En silencio,aguardando el momento preciso para hacer lo que se suponía debía hacer,pero él sabia lo que estaba por venir y no era el único.
Piccolo salio a la calle para irse a su casa. Paso por donde estaba Bills como si nada,pero este le dio una sonrisa que le dijo todo de una sola vez. A paso firme y solemne el de tez verde siguió su camino.
-A sido una vida larga en verdad.Cuando quieras,Bills-le dijo en un murmullo.
-Él no tiene miedo-le dijo Champa a Bills sentándose del otro lado y de espaldas a su hermano.
-Eso no lo salvara...¿Qué haces aquí?
-Soy quien da los sueños,
hermano, pero también quien da los delirios, las profecías y las pesadillas. Mil son mis hijos y aqui tienen mucho que hacer con quienes visitan mi reino...-Diviértete entonces-le dijo Bills.
Miedo,desespero,angustia,
delirios, tormento,culpa,
vergüenza muchas eran las cosas que visitaron los sueños de los pobladores se Terra verde y el murmullo de sus voces al salir de ellos,Bills podía oírlo claramente.Oyenos...
Escuchanos...
Reclamanos...
¡ten piedad de nosotros!
Oyenos
Escuchanos
¡por piedad reclamanos!
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El evangelio de la destrucción
FanfictionLo llaman Bills y nunca sale de un pueblo sin llevarse a alguien en el ataúd,que carga en su espalda. Dicen que la muerte a salido a recolectar las infaustas almas,de los doce miserables pueblos que gobierna el Gran Sacerdote y sus acólitos.