La carretera estaba tan vacía como el desierto que atravesaba.Junto a la señal que indicaba un pueblo hacia el oeste la pareja,que recogió al sujeto del ataúd,se detuvo para que este bajara. Se despidieron de él y luego retomaron el camino,pero al poco andar el motor del vehículo estalló. La camioneta pronto se vio envuelta en llamas y el sujeto se quedó parado ahi, hasta que el fuego se extinguió. Una vez eso ocurrió,camino hacia el vehículo,puso dos ataúdes en el suelo y abrió la puerta de la camioneta para sacar los cuerpos calcinados. Unos minutos después estaba en la orilla del camino cavando y tarareando una canción.Esa mañana Whiss,despertó temprano.Era domingo y eso significaba que debía asistir a su padre en la misa. Vestirse con esa túnica le era como ponerse el atuendo de un prisionero. Se peino el cabello con ese peinado que lo hacia ver más alto de lo que ya era y salió de la casa rumbo al solitario edificio,en la pequeña colina. Debía llegar antes que los feligreses por lo que apresuro el paso. Su padre ya debía estar allá,
no lo vio en la casa.Saliendo del pueblo diviso,al final del cementerio,una figura alta envuelta en una capa blanca sentada en una piedra. Lo reconoció de inmediato.No había otro sujeto tan alto en el pueblo ademas de él.Era Piccolo.
-Buen día-le dijo el sujeto de tez verde.
Whiss sólo le sonrió gentil y distante. Ese sujeto era un hereje. No asistía a la iglesia y vivía como un salvaje,en una cueva,en las afueras del pueblo. Mas cada domingo se sentaba ahí a ver la "marcha de los miserables" como él,la llamaba. Se refería a lo que estaba pronto a ocurrir.
Daishinkan se paro en la puerta para ver a su hijo subir la empinada cuesta y dar la señal al joven shin-jin,que lo asistía,para que tocara la campana. A su sonido se abrían todas las puertas del pueblo y salían de sus casas,cual sombras penitentes,todos los habitantes del lugar y se unían a una marcha penosa,bajo el sol de la mañana,hacia ese edificio gobernante de la colina. Callados,con las cabezas gachas y el animo decaído,aferrados a ese libro con el animo de un náufrago. Pasaban junto a Piccolo y lo veian con desprecio.
-¡Hereje,únete a nuestra fé! ¡Arrepientete de tus faltas!-le dijo Daishinkan.
-¡Jodete sabandija!-le respondió Piccolo-¡Jodanse todos! Estúpidos miserables.Que lastima dan caminando a ese lugar ¿Para qué? Para oír que son salvos y limpios de pecado ¡Ilusos!-añadió y se quedó allí.
Daishinkan lo miró con furia. Como odiaba a ese sujeto. Pero su ceño fruncido desapareció al ver al alcalde y a su hija Evangeline,subir hacia la iglesia.
-Buen día-le dijo la muchacha a Piccolo.
-Buen día-le respondió él,ganándose una mirada furiosa del padre de la joven.
-¿Por qué lo saludas? Ese es un hererico que vive fuera de las leyes divinas-le reclamó su padre.
-Porque las leyes divinas dicen que hay que ser gentil con nuestros semejantes-le respondió Evangeline.
Su padre refunfuñó y la sujeto por el brazo con más fuerza. La llevaba obligada a la iglesia.Como era la futura esposa del próximo ministro y todo el asunto, no podía no ir a misa.
Al pasar junto a Daishinkan se saludaron secamente y luego fue llevada hasta la primera banca,frente al altar porque allí se sentaba la gente importante.Porque todos tenían su lugar asignado.Desde esa banca Evangeline veía a Whiss que la miraba demasiado para su gusto.Pero prefería la mirada del hijo que la del padre. Oía,como todos, ese discurso de moral y de conducta que les reclamaba cosas como ser amables con los herejes,como disfrutar de cualquier cosa que corrompiera las mentes,en especial la de los más jóvenes,como la televisión, el Internet o los periódicos; medios por los que circulaban noticias falsas,medios que ensalsaban los pecados del hombre,medios que contaminarian su vida simple,difícil, Medios rechazados en ese pueblo. En toda la región.
-¿Quieren ser salvos hermanos? ¡Mantenganse puros! ¡Mantenganse inocentes! ¡Rechacen aquello que viene de las ciudades que son nidos de pecado! ¡El pecado que los llevara al infierno tras la muerte! ¡El pecado que es un eslabón de la cadena de su condena! ¡Rechacen al hereje! Porque una manzana podrida pudre a las demás hermanos-les decía Daishinkan y todos lo oían.
Así era siempre Cada domingo,por la mañana,subían a oír como todos se irían al infierno,en silencio.Sin protestar. Dos horas de eso y por fin a la luz del día otra vez.
Whiss le recordó a su prometida que estaba invitada a almorzar y recibió una escueta respuesta. Después de eso el muchacho,se fue a casa para quitarse ese atuendo y dirigirse al bar. Su padre hablaba en contra de todo, menos del bar porque el alcohol hacia a los hombres más miserables o eso suponía Whiss.A más miserables más, salvación anheleban. Tampoco nunca recriminó al tabernero y su mujer por no asistir a misa tras la muerte de su hijo. El bar era el único lugar agradable de ese pueblo y ahí podía relajarse con un poco de Whisky.
-¿Seco o en las rocas?-le preguntó Vegeta,con ese tono autoritario y cortante que tenia.
-Seco-respondio Whis sentándose a la barra.
Un vaso con lo que le pidió llego rápido a sus manos.
-Supe que te vas a casar-comento Vegeta,limpiando el mesón.
-Asi es...
-Con una de las hijas del alcalde. Felicidades-le dijo de tal forma que no quedaba claro la intención del comentario. Asi era Vegeta.
-El cuerpo de Gohan aun no se enfria y tú,ya le hechaste las garras encima a la que era su novia-dijo alguien desde una mesa no lejana-Imagino que estas ansioso por volverte ministro ¿No,Whiss?
-Como no se lo imagina,Piccolo-le respondio y luego se bebió el contenido del vaso,para pedir que se lo volvieran a llenar.
-Oye tú-le hablo un viejo calvo con gafas oscuras a Piccolo-¿Sabes algo de lo que esta pasando por los caminos?
-¿De que hablas,Rochi?
-Dicen que Bills apareció por estas tierras-señalo el viejo.
-¿Qué Bills?-exclamó un hombre en la barra.
-¡Eso no es posible!-exclamó otro,en una mesa,más allá.
-¡Que dios se apiade de nosotros!-suplico un tercero.
Comentarios asi se levantaron en todo el lugar.Whiss no entendía quien era Bills y menos porque tanto temor apareció en los presentes. Asi que preguntó.No era raro que no supiera, pues su padre lo educó en la capital de la región que era otro pueblo,pero más grande y lejos de ahí.
-Es un sujeto extraño,que va vestido de negro y carga un ataud en la espalda. Lo llaman Bills,pero tiene nombres menos bonitos. Cuando llega a un pueblo,sólo lo deja una vez que metió a alguien en su ataúd-le dijo Piccolo y luego se bebió un gran trago de cerveza.
-Suena como un asesino-comento Whiss sin interes.
-Sin duda lo es,pero no uno cualquiera.Es la mismísima muerte-le dijo Piccolo, con una sonrisa en los labios.
-No estaría mal que se paseará por aquí-comento Whiss.
-Depende de a quien meta en al actúd-le dijo Vegeta y volvió a llenar el vaso de Whiss.
-¿Yienes alguien en mente,Vegeta?-le pregunto Piccolo-Yo si...
Los ojos de Piccolo,se fijaron en Whiss y este miro su vaso con una sonrisa astuta,discreta.
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El evangelio de la destrucción
FanfictionLo llaman Bills y nunca sale de un pueblo sin llevarse a alguien en el ataúd,que carga en su espalda. Dicen que la muerte a salido a recolectar las infaustas almas,de los doce miserables pueblos que gobierna el Gran Sacerdote y sus acólitos.