-¿Casados? ¿Cómo que casados?-inquirio el alcalde e intento tomar a Evangeline,pero no se le permitieron.El documento que acreditaba el matrimonio civil fue prácticamente estampado en la cara de aquel hombre,que al principio estaba indignadisimo,
pero luego se calmo bastante.-¿Explícate Whiss?-le exigió Daishinkan.
-No hay nada que explicar,padre. Nos casamos y eso es todo ¿No eso lo que teníamos que a hacer?
-Si,en una ceremonia en la iglesia. No en una fuga como dos amantes furtivos-le señalo Daishinkan.
-Es que Korn no podría asistir a la ceremonia.Estaba muy enfermo y ya sabes lo unidos que somos. Por eso le pedí a Evangeline que nos casaramos aquí, para que él pudiera estar presente.
-Sí,yo estaba muy enfermo-dijo Korn que salia del edificio con las manos en la espalda.
-Disculpe,pero yo lo veo bastante saludable-señalo el alcalde.
-He dicho que estaba enfermo-le señalo Korn con una sonrisa burlona.
Qué mentira más descarada y sin embargo,ni Daishinkan o el alcalde podían hacerles o decirles algo al respecto. Además ellos no estaban en falta y la ceremonia religiosa se podía realizar sin vergüenza alguna. Como una revancha Daishinkan les dijo que si hubieran intentado escapar,no lo hubieran podido hacer porqué él había puesto en alerta a las autoridades de la región y los camino estaban cerrados. Incluso los buscaban desde el aire.
Evangeline lo miró y luego volteo el rostro hacia un costado. Ese sujeto le daba asco,de solo recordar esos "sueños" en los que él era protagonista le daban ganas de vomitar y de pensar que debía volver a ese lugar,las cosas empeoraban.
La marcha fue lenta y dejar el pueblo de Piedra Blanca fue una tarea pesada. A Evangeline le hubiera gustado quedarse ahí. Poco antes de abandonar el lugar,vio a Diecisiete tocando la guitarra en el corredor de la taberna,se miraron un instante, luego Evangeline miró al frente,a la espalda de Whiss."Se acabo",se dijo,ya no había escapatoria para ella. Su vida estaba unida a la de él.Tanto intento huir de ese destino y acabo entregándose a él voluntariamente. "Amenudo uno encuentra su destino tratando de huir de él" alguna vez leyó esa frase y cuanta verdad había en esas palabras. "Él te ama...te tratara bien" le dijo Jerez y ella se preguntaba si la trataría bien sólo la noche de bodas o el resto de su vida. No había respuesta,la suerte estaba echada y ella se sentía andando hacia el patíbulo.
Whiss la miraba a ratos de reojo,se veía tan cansada y triste. No se caso con él por afecto o gratitud,sino por ser el menor de los males. La mejor opción si no quería que sonara tan mal. Él lo aceptaba,tendría tiempo para cambiar las cosas y si lograba sacarla de ahí,las posibilidades seguramente serían mejores.
La memoria del pueblo en cuanto a cosas malas o molestas era fugaz. La de cada individuo también.Eran expertos en fingir que todo andaba bien y olvidar las cosas desagradables. Llegaron a Terra Verde alrededor de las diez de la noche y la boda religiosa seria en la tarde del siguiente día, porqué Whiss seria un ministro y debía cumplir con los canones y todo el discurso ese que él, podía recitar de memoria. Su padre iba a dejar a Evangeline en su habitación,pero él se opuso ya que era su esposa.
-Respetaré la tradición-le dijo a Daishinkan antes de cerrar la puerta y quedarse a solas con la muchacha-Habíamos hablado de esto...Descanse, no pasara nada.
Evangeline parecía un gato acorralado,pero Whiss no era un tipo ruin como para intentar algo contra su voluntad,aun así se quedo sentada en el sillón hasta que el cansancio la venció. Él en cambio paso la noche en vela pensando y recordando. El primer beso de esa mujer fue con él, cuando ella tenía unos diesiseis años. Sucedió después de la lectura del libro,en un juego que propuso Videl, pero que no la favoreció a ella sino a Evangeline. Él les daba esas pequeñas libertades de jugar,reír y hablar de lo que no se podía hablar en el pueblo. No les prestaba más atención de la pertinente,involucrándose ocasionalmente. En esa oportunidad la suerte lo favoreció y la arrogancia de Evangeline le permitió tomar ese primer beso,algo de lo que se jactaba cada vez que Gohan empezaba con su monólogo respecto a la muchacha. Pero ahora él estaba muerto y él vivo. Whiss tenía posibilidades,Gohan no.Sin embargo su conversación con ese sujeto de las flores,lo dejó algo dubitativo con respecto a las posibilidades y otras cosas.
-Bills...-murmuró y se sonrió.
Se levanto para cubrir a la muchacha con una manta y se fue hacia la ventana para mirar la calle donde los voluntarios preparaban todo para la fiesta tras sus nupcias.
Evangeline tuvo un sueño en que flotaba sobre las aguas de un océano, sobre ella estaba Gohan,pero lejos del alcance de sus manos. Le sonreía y le dijo:
-Déjame ir...No merezco tu memoria.
-Entonces...Es verdad y nunca me amaste...
Él se sonrió con tristeza y súbitamente su aspecto cambio. Estaba con la frente perforada por la bala que le quito la vida y con la soga al cuello.
-Él llegara al pueblo ¡No corras,no le temas!-le dijo con una voz de ultratumba.
Despertó abruptamente y lo primero que vio fue su vestido de novia. No quería bajar a comer para no ver la cara de Daishinkan,pero no comía bien en casi dos días y tenía hambre. Whiss le pidió a Shin que le llevara el desayuno y a pesar de su apetito no logró comer mucho. No vio a su esposo en todo el dia y se encerró en esa habitación hasta que a media tarde llegaron Videl y otras muchachas para ayudarla a cambiarse. Se dejó ayudar a bañar,peinar y perfumar para luego ser envestida con ese atuendo nupcial de blanco inmaculado. Un vestido que le calzo perfecto y que le llamó la atención.
-Tienes buen ojo Videl-le dijo Evangeline.
-No,no fui yo... El señor Daishinkan me dio tus medidas. Pensé que se las habías dado tú,pero veo que no. Seguramente fue Whiss. Eres una mujer afortunada,la envidia de todas las chicas del pueblo...Recuerda que debes llevar algo prestado,algo usado y algo azul...
Y siguió y siguió así por un rato.
Whiss estaba en una habitación del primer piso alistandose para todo ese asunto. Su mente estaba puesta en lo que vendría después y no sólo la noche de bodas representaba para él un problema,sino también los noventa días previos a su ceremonia para ser ministro de fé. Pero por otra parte,
finalmente la tenía con él.La esperaba satisfecho en el altar de la iglesia donde estaban todos presentes o al menos la mayoría,pues unos debieron quedarse atrás para seguir con los preparativos de la fiesta. Piccolo seguía en prisión,pero porqué el le pidió al alguacil que lo soltara después de la boda y que al menos le dieran algo de comer. No lo odiaba, pero ambos no congeniaban además no quería que intentara algo para sabotearlo. La marcha nupcial y la mujer que tanto esperó entraba a la iglesia vestida de blanco del brazo de su padre y no,no ignoraba lo incómodo que era para ella todo eso,en cierta forma no era para él tampoco lo idóneo,pero era lo que había,al menos con ella podía tener esa posibilidad tan esquiva en esas tierras.
-Lo único bueno de esto es que me voy a deshacer de ti padre-le dijo Evangeline a su padre justo antes de que este la entregara a Whiss.
Daishinkan oficio la boda y no podía evitar sentir que algo dentro de él se encogía y le causaba descosor al ver a Evangeline así delante de él,por otra parte había una ventaja en eso. La ceremonia y sus formalismos,la frase de "hasta que la muerte los separe" y ese beso que fue el preludio de lo que ambos debían enfrentar pronto. Un beso breve y seco,suficiente para la ocasión. El vals,la fiesta,los brindis y todo lo que lo demás pasaron inadvertidos para Evangeline que creía estaba en un sueño.
La primera noche la debían pasar en casa de los padres de sus esposos,era igual para todas las mujeres,pues al día siguiente se verificaba su pureza. Ella fue la primera en entrar en esa habitación como la tradición decía, para esperar a su marido y todo lo demás,ella en cambio sólo se quito el velo y mirando por la ventana comenzó a cantar en voz muy baja...
"Nunca fuiste buena para entender de amor...
Y la tristeza llega aquí,a tu corazón...
Él se marcho para no volver ya nunca más..."Y una lágrimas cayeron por sus mejillas mientras veía el horizonte a través de la ventana.
"Una hermosa flor cae con tus lágrimas...
Dulce aroma llevara ahora tu soledad...
Un triste suspiro,sin embargo,quedara...
No ya no llores...no ya no llores...Evangeline..."Cantaba Bills mientras caminaba rumbo a un pueblo aun en la distancia.
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El evangelio de la destrucción
FanfictionLo llaman Bills y nunca sale de un pueblo sin llevarse a alguien en el ataúd,que carga en su espalda. Dicen que la muerte a salido a recolectar las infaustas almas,de los doce miserables pueblos que gobierna el Gran Sacerdote y sus acólitos.