*Capítulo 34: Desapego*

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(Gwen)

Sinceramente, me duele la cabeza un poco, me da risa recordar ésta enorme travesía. Últimamente, a pesar de los dramas que terceros provocan a mis amiguis, -es que o sea, me molesta demasiado que el tal Carlos nos esté amenazando, si yo quisiera le daba una dosis de 'estate quieto, bitch', se lo tiene híper ganado, pero ya, me siento bien, es el punto, quizás sea porque doy clases de aerobics y aparte de alimentar mi cuerpo sanamente con cantidades preciosas de amor y dedicación física- no dejo que los problemas me afecten de manera híper terrible, nada que ver conmigo... yo prefiero darle cara a la persona y decirle:

—¡Algún problema conmigo! ¡De una vez aquí nos la pelamos!

Es algo que admiro mucho de mí, después de haber salido de mi depresión por la muerte de mi hermana, me he puesto a dedicarme más en música, ejercicio, meditación y a salir con mis amigos, preferiblemente con Fedra y Golen, ¡no hombre! Somos un peligro estando solos en el Mall... no salimos de la zona Vietnam Food Street, un lugar que recrea de manera profesional el cómo son los puestos de la calle en dicho país, la comida es genial y sobre todo las vietnamitas se han comportado a todo dar con nosotres, me chulean demasiado el cabello, por lo ondulado quizás.

Realmente siempre solemos dirigirnos al puerco... cuando la grasa escurre por la salsa picante hace que mi boca se vuelva todo un mar, juro eso con mi vida.

Verid, cuando salimos siempre va a por la pierna de cerdo, puesto que ha visto muchos videos de chinos comiendo cosas raras, la verdad es que para mí son asquerosas, pero noto que Fedra y él de ahí no salen, qué risa por Dios... cuando sirven en platos hondos, puedo ver como todavía la grasa corporal ya cocida se mueve como gelatina, eso es un orgasmo visual para esos locos, pero solo es apariencia, porque aunque me duela, sabe rico.

Mi papá y mamá están haciendo el desayuno típico de un lunes por la mañana, mi aliento es terrible, veré si aún me queda algo de pasta dental que he hecho. En realidad la preparé hace dos semanas, pero normalmente me dura 1 semana, ésta vez he economizado un poco al parecer, estoy turbo-evolucionando, señorita gastos.

Me dirijo al baño, que está justamente debajo de las escaleras, saludo a mi mamá que mueve algo en la cocina, y a papá que está condimentando con gran pasión una carne que será el platillo fuerte de la cena.

—¡Ay, mi vidah! No sabes lo difícil que es ser padre y madre a la vez. ¡Ay, mi camisa! ¡Finítsima de París! ¡Le cayó paprika!Suelta mi padre en un tono amanerado, a decir verdad es una sátira, amo a éste hombre con todo mi corazón.

—¡Ay cállataaa! Mi ciela, me haces sentir más lesbiana. —Suelta mi madre con un cucharón en manos.

—¿Más? Ay cariña, anoche estuviste con una zorra, pero yo me meto con un chico y ya soy una completa zorra, pero ésta zorra tuvo a tus bebés. —Amo a éste hombre.

—¡A ver, a ver, a ver! Las dos, mi amor, tenemos micropene, solo que el mío está más grande. —Dice mientras le da un apretón de bulto a mi padre. Ellos dos supieron superarse después de todo lo que hemos vivido.

—¡Calla, vieja! ¡Andá a barrer! —Digo con sarcasmo a mi padre, que automáticamente me observó con ojos saltones y un puchero en sus labios.

—Ay mi amorts, para barrer los machirulos están, yo soy una perra empoderada e independiente. —Gesticula bastante bien al decir sus diálogos de siempre, no entiendo por qué no vuelve a hacer Drag, le salía genial.

—Sí, sí, todo lo que quieras, pásame el ajo que ésta madre se quema. —Dice mamá, son los indicados en sátira definitivamente.

—Me voy a lavar los dientes.

delicado; reflejos © [LIBRO 1# Saga DELICADO] (DISPONIBLE EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora